Capítulo 17

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Me despierto lentamente con mis ojos acostumbrándose a la claridad, miro el reloj que se encuentra en la sala y son las seis menos veinte; me levanto y voy hacia la ducha, mis ojos arden, de seguro tengo unas enormes ojeras, me desvisto y me meto a la ducha, siento como el agua fría golpea fuertemente mi cuerpo y por un momento me relajo ahí, al terminar salgo del baño y me dirijo a mi habitación, me cambio e intento disfrazar mis ojeras con demasiado maquillaje, aunque ahora ya no ayuda, ni siquiera los cosméticos pueden ocultar lo mal que he estado, aunque dudo que a alguien le importe si estoy mal o no.

Bajo a la cocina para ver que puedo desayunar, creo que me haré un té de manzanilla, luego en el recreo veré si mi estómago puede digerir algo sin expulsarlo. Cojo el móvil, la mochila y salgo de la casa para dirigirme al colegio Calatrava; y de repente pienso en él, y el corazón se me acelera, el estómago se me contrae, por un momento las piernas me tiemblan y las manos se me ponen sudorosas, entonces por un segundo siento lo que es el verdadero temor y es tan solo por la única explicación que hallé al porqué de estos síntomas...

Llego al colegio pensando en qué hacer cuando lo vea, si contestarle o no cuando me dirija la palabra, voy tan sumida en esos pensamientos que de pronto choco con alguien y boto sus cosas, me agacho rápidamente para recogerlas.

-De verdad que lo siento mucho –digo levando la mirada y encontrándome a una chica de pelo ondulado negro y ojos café oscuro, me levanto dándole los libros que le he tirado.

-No pasa nada, ha sido un accidente –dice obsequiándome una sonrisa.

-Venía sin fijarme, no fue mi intención –le aclaro.

-No te preocupes, a cualquiera le pasa –me dice tranquilamente.

-Tienes razón –afirmo.

-Bueno, me llamo Anaí –dice extendiendo su mano.

-Un gusto, yo soy Cristina –le digo estrechado su mano con la mía.

-Te he visto un par de veces, que raro que hoy no cargues sudadero –dice dándome una segunda mirada.

-¿Me has visto? –Pregunto confundida- ¿estás en mi clase?

-No, yo estoy en la sección "D" –me responde –solo te he visto por los pasillos, además eres la que pone en su lugar a Zoila.

-Lástima que no le puedo dar todo su merecido –digo soltando una pequeña risa y ella se une.

De pronto suena el timbre indicando que las clases darán inicio.

-Bueno nos vemos para el receso, tal vez –le dije despidiéndome.

-O quizá antes –me dijo, con eso se fue a su clase y yo a la mía, empiezo a prepararme para verlo, buscando mi mejor cara de póker para hacerme lucir impenetrable.

Entro al salón y mi mirada se dirige hacia el pupitre que se encuentra a la par del mío, por un momento me siento débil al ver su expresión tan fría pero no titubeo, con paso firme me dirijo a mi escritorio, dejo las cosas encima y me siento; no debo temerle, debo luchar contra mis demonios ya que solo así lo mantendré a salvo de todo peligro.

-Oye Cristina, ¿podemos hablar? –dice Carlos acercándose un poco a mí para que nuestros compañeros no oigan, me quedo un minuto analizando mis opciones pero todas aplican salir corriendo del pánico y no puedo hacer eso, decido abrir el libro que Sonia me regaló y ponerme a leer para distraer a la mente.

-Es en serio, quiero hablar contigo –siento una punzada de dolor por el no dirigirle una palabra; pero es lo que debo hacer.

-Vamos, tienes que hablarme –su voz ya no es tanta de súplica, ahora es más autoritaria.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora