Capítulo 20

31 6 2
                                    

Maldición Cristina, di algo de una buena vez o todos van a sospechar.

Estoy en blanco no sé ni que decir, pero debo decir algo pronto o si no le arruinaré el día a Sofí y su abuelo se preocupará.

-Hola, Carlos –digo viéndolo y luego señalando sutilmente a Sofí.

-¿Ya se conocen? –pregunta Edgar algo sorprendido.

-Estudiamos juntos –responde Carlos viéndome fijamente.

-Que genial, Carlos –dice Sofía sonriente- ella es muy buena y prepara un delicioso pastel de chocolate, debes probarlo.

-Quizá algún día, linda –le contesta viéndola.

-Oye y si lo haces para mi cumple, por favor –dijo viéndome suplicante- verdad que sí abuelito.

-Es buena idea y si ella está dispuesta a hacerlo no veo por qué no –le dice el abuelo frotándole la cabeza suavemente a Sofí, ahora que veo Carlos no se parece para nada con su abuelo cuando Sofía si se parece un montón; ni tampoco tienen rasgos parecidos ellos dos, Carlos no parece familia de ellos aunque hay algunos que no se parecen a sus familiares y si a sus padres así que no tiene tanta importancia.

-Con gusto –les contesto intentando sonreír- bueno debo ir a resolver un asunto muy importante, adiós Sofí espero verte pronto, adiós señor Edgar y adiós Carlos.

-Adiós Cristi –dijeron Edgar y Sofí, ella vino a mí y me dio un fuerte abrazo. Yo estaba dándome la media vuelta para alejarme de ellos cuando siento una mano encima de mi hombro, volteo la cabeza y era Carlos.

-Oye tenemos que hablar, no me importa si no quieres y no necesariamente debemos hablarnos en la escuela pero frente a Sofí nosotros somos amigos y eso no puede cambiar, y créeme que si ella llega a sufrir por tu culpa ahí si no te lo perdonaré –me explica, al parecer no se piensa disculpar por lo que ha pasado hoy en la escuela.

-Así que no importa si ambos no nos preocupamos el uno por el otro pero frente a Sofí si debemos estar como amigos, ¿así es? –le preguntó alzando una ceja.

-Así es, en el colegio no hay necesidad que me hables, ya no importa, pero Sofí si –me contesta, en el fondo esperaba oír que si le importaba y que si importaba que volviéramos a hablar.

-Vale, y a mí también me importa Sofí –le digo viéndolo fijamente.

-No hace falta que mientas Aguilar, a ti no te importa nadie –dice viendo por el rabillo del ojo a Sofí, estamos lo suficientemente lejos para que no nos oigan.

-Cree lo que quieras Vargas, al fin y al cabo eso hiciste cuando Zoila te habló de mí –le contesto escupiendo el nombre de esa maldita- debo irme, tengo cosas importantes que hacer.

-¡Gracias, me has salvado con lo de matemática! –exclama cuando ya estoy algo lejos de ellos, que cómico mencionando la clase de matemática, yo solo levanto mi mano con el pulgar hacia arriba y me voy a mi oficina.

Pongo seguro a la puerta y el dolor en el pecho me empieza a consumir, me golpeo un par de veces en las piernas y empiezo a llorar en silencio, pero limpió rápidamente mis lágrimas; en unos minutos vendrá la diseñadora y no puedo llorar por eso. Al fin y al cabo debe parecer que Carlos no me importa aunque de seguro ahora Benjamín ya está enterado de Sofí así que si no es Sofí es Carlos y a ella sí que no le puedo decir que se aleje, o a Anaí... bueno, si decide seguir a mi lado luego de que sepa toda la verdad.

Esto es lo que yo no quería, que hubiera personas que me importaran porque tarde o temprano se irían o ahora para ser exactos, sus vidas estaban en mis acciones; definitivamente ahora no puedo dejar de jugar, me convertiré en una marioneta de mi padre de ahora en más.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora