Capítulo 23

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Me despierto debido a que mi teléfono empieza vibrar, veo que se trata de Anaí así que contesto.

-Hola Anaí, ¿qué pasa? —pregunto empezando a estirar mi cuerpo.

-¿Qué te pasa a ti? —pregunta preocupada.

-¿De qué hablas? Yo estoy... —empiezo a decir pero su bufido de exasperación me interrumpe.

-¡Tú estás atrasada! —Grita por el otro lado de la línea- ya se acabó el período del profesor Smith y tú no estás aquí.

-Pero, ¿cómo? —alejo mi celular y veo la hora, en efecto ya es súper tarde, ¿cómo carajo es que no me desperté?

-¿Te quedaste dormida? —Pregunta y puedo escuchar su enojo- bueno eso no importa, vente para la próxima clase yo te cubro.

-Pero no quiero ir —me quejo.

—Debes venir, por favor —dice rogando.

-Vale, llegaré para la tercera clase y no te preocupes en cubrirme, yo me encargo —digo empezando a levantarme del sofá, aún no puedo creer que me haya quedado dormida a tal punto de no sentir.

-Te veo entonces, ahora arréglate —dice y luego de eso cuelga.

Vale, ahora a vestirme. Subo a mi habitación elijo un pantalón azul de mezclilla con una blusa lisa negra y unos botines negros; me dirijo al baño para tomar una rápida ducha y luego de eso ir a cambiarme. El clima se ve un poco frío así que me pongo mi chaqueta de cuero color negra.

Agarro mi móvil, los auriculares y mi mochila. Salgo de mi casa y me pongo mis audífonos y dejo que la voz de Piter-G inunde mis oídos, en el camino hacia el colegio decido parar por la cafetería para ver cómo van las cosas, al entrar el que me ve de primero es Thomas, por lo cual decido acercarme hasta él.

-Creí que estabas estudiando —dijo cuando estuve cerca de él.

-Quise pasar a ver como estaban las cosas —contesto para evitar explicar lo que me pasó- oye, me preparas un licuado de frutas por favor.

-A la orden, ¿para llevar? —pregunta servicial.

-Sí, por favor —le respondo.

-Vale, iré a prepararlo —dice para luego irse a la cocina.

Me quedo esperando en silencio y con la mente en blanco hasta que Thomas vuelve con mi pedido y yo le extiendo el dinero.

-Oye, no tienes que pagar —dice negándose a recibir el dinero.

-No te estoy pagando el licuado, te estoy dando una propina —le explico.

-No debería aceptarla —dijo rascándose la nuca.

-La debes aceptar, es una propina así que no aceptaré un no por respuesta —contesto y volviendo a ofrecerle el dinero.

-Vale —contesta resignado y agarrando el dinero.

-Ahora, me debo ir —digo regalándole una pequeña sonrisa- por cierto, dile a Ramón hoy solo podré de la una y media para las dos y media.

-Se lo diré, ahora ve a estudiar —dice a lo cual respondo con un saludo militar y él ríe.

Salgo del local y empiezo a beber mi licuado mientras termino mi recorrido para llegar al colegio Calatrava, entro y arrojo el vaso en el contenedor más cercano. Veo la hora en mi celular, faltan cinco minutos para el cambio así que me dirijo al salón donde recibimos lengua, me recargo sobre la pared y espero.

El timbre del cambio suena y los alumnos que estaban dentro del salón empiezan a salir para dirigirse a su siguiente clase, ahora a esperar a mi grupo para entrar.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora