Capítulo 11

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Luego de saber que tendré que trabajar para una de las personas que puede coger demasiadas deudas gigantes en tan solo un día, me fui a dar una ducha y a cambiar, luego puse una canción de Xenon, llamada "Nada cambiará" para convencerme -se podría decir- de que lograré ganar en las apuestas y juegos de azar.

Tan solo aprendo la lección que el tiempo enseña, deberás y ya verás que el amor premia, a quien se juega el corazón en esta vida, lo tachan de ser débil, mala tontería.

El amor es como el póker, yo no sé de más victorias, pero sí de relaciones, el truco de los buenos jugadores no es quien tiene mejor cartas es quién gana con peores.

Nada como escuchar a Xenon en estos momentos, al igual que me gusta escuchar a Piter-G su música me hace sentir que no estoy sola, esta me levanta el ánimo y cuando la escucho con atención me doy cuenta de que tiene razón es sus letras.

No importa si no tienes buenas cartas, debes concentrarte en que también puedes ganar con las peores.

Tienes razón puedo ganar, todo está en mi mente.

-¡El corazón vacila todo al traste, idas y venidas yo solo quiero quedarme! –cantó fuertemente.

Exacto, "idas y venidas yo solo quiero quedarme", expresa muy bien lo que quiero, ya no quiero correr por todos lados sin rumbo, aparte muy pronto caeré al abismo.

Escuchando la música de uno de mis cantantes favoritos voy quedándome dormida poco a poco...

Me despierto y veo mi teléfono, tengo dos llamadas perdidas de Carlos, no entiendo por qué me habrá llamado, luego veo la hora, las seis de la tarde; me pondré un suéter e iré al velorio, pero de pronto mi teléfono interrumpe mis planes, ya que empieza a vibrar y veo que es Carlos, decido descolgar para saber de qué se trata.

-¿Qué necesitas, Vargas? –pregunto al segundo que me pongo el teléfono en la oreja.

-Saber si estás bien –dijo haciendo que frunciera el ceño, ¿a qué se debe tanta preocupación?

-¿Por qué lo preguntas? –digo sorprendida por el motivo de su llamada.

-Porque hoy no viniste al colegio, por cierto mañana tenemos que ir para ponernos de acuerdo en la obra que sacaremos e intentar hacer un corto ensayo –dice naturalmente.

-Lo lamento que te hayas perdido de mi presencia, pero lo tendrás que hacer mañana también ya que tampoco iré –digo sarcásticamente lo primero.

-Sí tu no irás yo tampoco iré, no tiene sentido si tú no irás –dice contento- pero sabes que te castigaran por haber faltado hoy ¿cierto?

-No importa, tengo dos meses sin castigos –digo mirándome las uñas.

-Eso es bueno, desearía poder tener esos dos meses sin castigos también –dice Carlos.

-Si fueras bueno en matemática podrías estar libre de castigos aunque sea por un mes o un poco más –le digo rodando los ojos por lo que le estoy diciendo.

-Qué lástima, tendré que vivir sin hacer bromas –dice y podría apostar que frunció el ceño.

-Bueno Vargas, te debo dejar –digo sonriendo.

-Está bien Aguilar, nos vemos el lunes, espero que te mejores pronto –dice y seguido de eso cuelga.

Si el corazón se mejorara pronto sería muy bueno...

Me pongo el suéter, tomo el cuaderno en el que he escrito las palabras para Sonia y salgo de la casa que ahora tendré que mantener por mi cuenta, aunque no es tan distinto de como era antes, así que eso no me preocupa tanto en este momento, camino rápidamente, no estaba en mis planes llegar tan tarde pero se han presentado esas circunstancias y pues... no me queda de otra, nunca me ha quedado de otra en realidad.

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora