Capítulo 9

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Para las diez de la mañana ya tenía unas cuantas palabras, tal vez no eran las mejores palabras en el mundo pero nunca he sido buena expresando lo que siento, así que fue un gran intento el que hice, Fernando sigue durmiendo y siento unas ojeras gigantes en mis ojos, pero mi cuerpo rechaza totalmente la idea de ir a dormir; no aguantaré un minuto dormida, me levanto del sofá y siento un ligero mareo, al menos necesito comer algo.

Me dirijo a la cocina y tomo un pan sándwich y me preparo un café muy cargado, bebo un poco del café y luego muerdo el sándwich; pero en el momento en que mis papilas gustativas prueban el pan, me da náuseas y no, no es porque esté asqueroso ni nada por el estilo, simplemente mi cuerpo rechaza por completo la comida y el descanso, pero debo comer y tal vez no por mí, ni por mi padre, ni por James; lo debo hacer por Sonia.

Intento comerme todo el pan pero mi estómago me pide que pare, así que decido parar ya que sería peor si vomito o algo por el estilo, de pronto mi celular vibra, nunca lo siento vibrar porque nadie me escribe nunca.

Saco el celular y veo un mensaje de Carlos, "ahora ¿qué quiere? ¿Tutorías de matemática?" pienso sarcásticamente.

Carlos: ¿Por qué tan desconectada, Aguilar?

Yo: ¿Qué jodidos quieres Vargas?

Carlos: Oye tranquila, vengo en paz.

Yo: Ok, ahora dime qué diablos quieres.

Carlos: Que enojada, en fin no quiero nada, solo quería ver si aún estabas con vida, la verdad es que te he visto muy desconectada de tus redes sociales.

Yo: También hay algo que se llama tomar aire libre, es algo que la gente hace para relajarse y esas cosas, pero bueno, que vas a saber tú de eso, de seguro te la pasas viendo una computadora o un celular a toda hora y todos los días.

Carlos: Para tu información, yo también tomo aire fresco, salgo a pasear y todas esas cosas en fin, solo quería ver si estabas viva.

Yo: Bueno ya que ya lo hiciste, puedes largarte.

Carlos: Que gruñona.

Yo: Así soy yo.

Carlos: Me he dado cuenta.

Yo: ¿Ya terminaste de molestar?

Carlos: Pues...

Ruedo los ojos al ver ese mensaje, me harta todo de él.

Ni siquiera lo conoces.

¿Quién te pidió tu opinión?

Soy tú conciencia, aparezco cuando es necesario.

Pues ahorita no es necesario, no me meteré en problemas por no querer conocerlo.

Ojalá sea cierto.

Créeme que lo será.

Carlos: Oye Aguilar.

Yo: ¿Qué quieres ahora Vargas?

Carlos: Solo quiero hacerte una simple pregunta.

Yo: Apúrate que no tengo todo el día, aparte de que mi tiempo es oro y no puedo perder todo el día estando en el celular.

Carlos: ¿Por qué eres así?

Yo: ¿Así cómo?

Carlos: Es decir, eres tan ruda y no te importa todo lo que pasa a tu alrededor, me refiero a que... no piensas en ti; pero tampoco piensas en nadie más, es como que hasta a ti misma te valieras madre.

Al leer ese mensaje me deja sin palabras, es la primera persona que me pregunta el porqué de mi actitud, ni siquiera nos conocemos y aun así no saca una conclusión apresurada. Analizo la respuesta que le voy a dar a esa pregunta ya que no es algo fácil de contestar.

Yo: Simplemente soy así y tienes razón, no mucho me importan los demás y tampoco me preocupo tanto por mí que se diga, pero así soy yo, esa es mi personalidad.

Carlos: Honestidad, otra de las razones...

Yo: ¿A qué te refieres?

Pero Carlos no me contesta, simplemente lo lee y lo deja ahí...

Tú, mi solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora