Habían cosas que no sabia,
hasta que me las enseñaste,
no sabía escuchar suspiros,
hasta que conversé con los tuyos,
no sabía hablar con la muecas,
hasta que entendiste las mías,
no sabía columpiarme en el borde de tus labios,
hasta que aquella tarde... me besaste,
no sabía abrazarte, si no lo hacia con mis brazos, hasta que sentí tu calor,
con solo verme en tu mirada,
no sabía escuchar mas allá de las palabras,
pero con tu respiración me llegaban tus mensajes, yo no sabía que se podía tocar el alma,
hasta que tocaste la mía,
ni tampoco sabía que tenía un nido de mariposas que dormían en mi estómago,
pero al calor de tus ¡te amo!
las despertaste todas y ahora revolotean sueltas, locas y todo el tiempo,
no sabía que se podía escuchar una canción,
tan solo al escuchar tus latidos y lo descubrí en tu pecho, el día que sobre él dormía,
no sabía que existían universos tan brillantes y los vi en un espejo luego de una noche a tu lado, tampoco sabía que era posible que dos almas se entrelazaran, pero lo descubrí aquella noche que la luna fue testigo de despertar nuestras emociones, no sabía que tenerte era pertenecer a un instante
y llevarlo todo el día como un recuerdo delirante.
Las letras de mi alma
