¡CAPÍTULO 40!

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* — ¿Homi?

No obtuve ninguna respuesta y eso me asustó a niveles estratosféricos. ¿Qué le pasaba? ¿Dónde estaba?

Respire profundamente tratando de calmar mi ataque de desesperación, no quería alertar a los chicos, sin embargo luego de salir del trance era obvio que Will ya se había dado cuenta que algo no andaba bien, solo me abrazo muy fuerte y comenzó a susurrar palabras de aliento en mi oído. De verdad quería desmoronarme allí mismo, pero no me lo permiti. No quería sentirme así, con un enorme vacío tanto en mi propia cabeza como en mi cuerpo. No me sentía cansada físicamente, pero tampoco me sentía... bien.

Después de calmarme un poco fuimos a ver a mi mamá que casi se cae de espaldas al verme entrar en su despacho, ella estaba igual o peor que los hombres a mi lado, mi tío Jere no estaba aun y ya casi era la hora de cenar, y no tardaría en llegar de su trabajo.

Me quedé un largo momento a solas en los brazos de mi madre, la cual sollozaba feliz de tenerme entre sus brazos. Sabía y sentía que algo más la preocupaba, pero por ahora solo me concentré en estar rodeada por sus brazos y sentir su perfume, el aroma de mi mamá, tan único, solo de ella. Sonreí como niña pequeña.

— Mamá – murmuré después de unos minutos en silencio. Mamá me soltó y vi una enorme sonrisa aparecer en ese bello rostro — ¿cómo estás? — preguntó preocupada al ver su estado.

Estaba más delgada y su cabello lo tenía más opaco y sin brillo. Nos sentamos en los sillones frente a su escritorio y la mire fijamente, tenía unas grandes ojeras y los labios resecos. Fruncí el ceño y tomé sus frías manos en las mías.

— Mi amor, estoy bien, realmente ahora que te puedo ver me siento mucho mejor hija mía — me sonrió, pero su sonrisa fue más una mueca. Entre cerré mis ojos y la observé atentamente.

— Mamá, te conozco ¿qué pasa? – pregunte preocupada y asustada. Tomé sus manos entre las mías y las sentí muy frías. Me asuste.

— Solo... solo te extrañe demasiado hija — expresó con dolor y sus ojos verdes cristalizados. La abracé con fuerza a mí sintiendo como su cuerpo soltaba un suspiro de alivio — no estoy bien hija – murmuró triste luego de unos minutos así.

— ¿Qué pasa? — cuestione observando sus ojos los cuales me esquivaban. Se levantó alejándose de mí y fue hacia la ventana que estaba detrás de su escritorio. La luna estaba apareciendo en el fondo de aquel bosque, el cual ya estaba casi en penumbras. La escuché soltar un gran suspiro y se dio vuelta enfrentándome con su mirada triste. Me levanté y fui a su encuentro — cuéntame mami — susurre.

— Hija — me tomó por los hombros y me enfrentó con su mirada — hable con tu abuelo y... me dijo algo que ya presentía — dijo y vi como algunas lágrimas caían por su rostro. Las limpié con mis dedos lentamente — tu papá... — dijo en un murmullo. Me tense. No estaba preparada para escuchar algo de él, pero mamá necesitaba desahogarse, es su Mate después de todo — tu papá... está desaparecido hija, hace mucho que tu abuelo no sabe nada de él — me mordí el labio esperando que terminara de hablar – y... hace unos días me siento un poco enferma... no se que es lo que me pasa, pero... creo que algo le pasó a él cariño — dijo en un susurro y la abracé fuerte, no permití que mis sentimientos salieran, no era el momento.

— Shhh, tranquila mami, ya estoy aquí, desahógate todo lo que quieras – la alenté.

Sus sollozos se intensificaron y duro en mis brazos mucho tiempo hasta que se calmó. La hora de la cena llegó y también lo hizo mi tío que se sorprendió muchísimo al verme, tanto que no me quería soltar de sus brazos, sonreí, no pensé que se encariñaría tanto conmigo. Después de nuestro dulce y emotivo encuentro nos fuimos a cenar. La hermosa Carmen nos había preparado un exquisito asado de pollo con diferentes ensaladas. Comimos envueltos en una alegre y amena charla, observe a mis chicos y sonreían satisfechos al encontrar que los estaba mirando, es que no lo podía evitar, eran unos hombres increíblemente guapos y endemoniadamente atentos y cariños conmigo, de reojo miraba a mi madre y aunque sé que estaba feliz por mi, sabia que estaba totalmente destruida por dentro, qué más quisiera que mi padre volviera, no por mi si no por esa maravillosa mujer que me crió, la admiraba tanto por haberme criado sin su compañero a su lado, nunca me percate de su gran tristeza, nunca me imagine saber que era muy triste estar por tanto tiempo alejado de tu Mate, la tristeza y la soledad se intensifican aún más por el vínculo, yo no me imagino estar por tanto tiempo sin mis chicos ahora.

NUESTRA MELODY ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora