Las sombras frente a nosotros al fin tomaron forma, gracias a la poca claridad que nos daba la luna en el cielo pude reconocerlo.
Kwan.
Sonreí de lado al verlo.
— Mira nada más quien apareció — dije con sorna.
Los hombres frente a mí se levantaron luego de hacer esa ridícula inclinación a la vez que Kwan sonreía en mi dirección, pero al ver detrás de mí su ceño se frunció.
— ¿Quién eres tú? — se colocó frente a mí Derek y lo miraba con recelo. Lo tomé de la mano y lo retiré hacia mí lado.
— Chicos, tranquilos, ellos son gente de Aston, mi abuelo — dije seria, tanto Matias como Derek se tensaron al escuchar ese nombre — ¿Él te envió no es cierto? — me gire para ver a Kwan. El susodicho asintió.
— Sí, además de que me dijo que por ningún motivo podía dejarla sola Prinzessin — sonrió y ladeó su cara.
Sus compañeros permanecieron callados, con una actitud despreocupada observando a cada lado del lugar buscando amenazas.
— Aún no se que haces aquí, pero no es momento para estar hablando en medio de este camino, si me van a ayudar bien, si no váyanse por donde vinieron — dije seria. Me crucé de brazos y los mire a cada uno de ellos. Se miraron entre ellos y asintieron viendo a Kwan.
— Bueno princesa, parece que nos tendrá que soportar — dijo dando un paso más hacia mí. Los gruñidos de amenaza de Matias y Derek no se hicieron esperar.
— Perfecto, vámonos — dije dando media vuelta y corrí rápidamente hacia el castillo. Escuché sus pasos seguir los míos, pero ninguno dijo nada. Era mejor así, a Kwan no lo veía hace meses cuando él y sus compañeros casi me dan un paro cardíaco en medio de la carretera, aun así no había olvidado lo sucedido. Me las cobraría en un futuro.
Llegar al castillo fue muy fácil, a decir verdad, demasiado. Al estar más cerca pude ver que estaba totalmente rodeado de vampiros. Me escondí detrás de uno de los tantos árboles que rodeaban la propiedad y esperé a los demás. Agudice mi oído para poder escuchar mejor lo que pasaba en el castillo, pero no se podía oír nada.
— Todo está rodeado — dije en voz baja. Vladimir asintió y se acercó más a mi lado para ver en dirección al castillo.
— Ahora hay más guardias que antes, pero eso no será problema — sonrió. Fruncí el ceño.
— Nos verán, y además sentirán nuestro aroma.
— Tranquila princesa, él ya tiene algo para eso, ¿no es así Vladimir? — expresó en tono socarrón el demonio asiático. Vladimir rodó los ojos y asintió sacando un frasco de su mochila, el olor que esta tenía era dulzón, pero pude ver como él hacía unas muecas en su cara.
— Pónganse un poco detrás de sus orejas y en las muñecas, eso cubrirá su olor a perro — dijo serio y haciendo muecas de desagrado — también servirá para tapar su olor a muerto al menos un tiempo — farfulló en dirección a Kwan.
— ¿No te agrada el olor? — lo pique con sorna. Vladimir me dio una mirada seria al igual que Grace, yo por mi parte sonreí, era hasta divertido verlo molesto por cualquier cosa — tranquilo nada más preguntaba — mencione de forma inocente.
— Bah, ya háganlo, se va el tiempo — asentí de acuerdo.
Todos hicimos lo que el vampiro nos había pedido en silencio, esperamos un momento viendo como los vampiros se ponían cada vez más incómodos.
ESTÁS LEYENDO
NUESTRA MELODY ©
Werewolf📌📝Primera historia de la COLECCIÓN «Mi Luz en la Oscuridad. Mel solo quería tranquilidad y superar su pérdida, avanzar con su vida... pero al mudarse con su madre a un pequeño pueblo perdido en las montañas rodeado de bosques conocerá a dos hombr...