¡CAPÍTULO 21!

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ATENCIÓN: CONTENIENDO SENSIBLE. LEER BAJO SU RESPONSABILIDAD. SE TOCAN TEMAS DE ABORTO, ENTRE OTRAS COSAS.

El ataque…

Segunda parte…

Llegamos a la biblioteca y nos sentamos, ellos quedaron frente a mi. Antes de entrar me fui al baño, no podia estar en calma y necesitaba calmarme. Aproveché para pensar en como decirles esto, esto que desde hace tres años me atormenta.

Suspire y mire mis manos tomando valor. ¿Era necesario contarlo?

Quizás no, pero si se llegaban a enterar más adelante por otra persona no sé qué consecuencias traería esto. Y ellos quieren… descendencia. Al menos Will…

— Bien… quiero… — regresé mi mirada a ambos chicos los cuales me observaban en silencio. Ambos con alguna bebida en sus manos. — quiero contarles algo muy importante, algo que sé que desde el principio ambos debieron saber, pero que por muchos motivos no me sentía lista para hablarlo, ahora solo… necesito que lo sepan, para dejarlo más claro, si fuera por mí, nunca nadie lo sabría. — me mordí una parte de mí mejilla en un intento de parar mí retahíla. — necesito que no me interrumpan, entenderé si luego de que sepan la verdad no quieran estar más conmigo y me…  rechacen. — ambos se pusieron tensos al escucharme decir lo último y Will solo gruñó antes de asentir. Sus ojos estaban más oscuros, pero sin dudas me miraban con cariño.

— Esta bien peque. Pero espero que entiendas que no es necesario que nos los digas si no quieres. Al menos ahora, si no te sientes lista, entenderemos. — Contestó Killian, con seguridad. Me dio una sonrisa tranquila mientras alcanzaba una de mis frías manos sobre la mesa.

— Te escuchamos mi Luna, pero ten presente lo que dijo Killian, si en algún momento quieres dar un paso atrás hazlo. — asenti.

Suspiro profundamente. Esta iba a ser la primera vez que hablaría de todo esto. Era ahora o nunca.

— Esto pasó hace tres años. — aclaro antes de nada. Las imágenes de ese día no se me borran, a pesar que ha pasado el tiempo, dudo que alguna vez se me olvide—. Para empezar solo tenía quince y hasta ese momento nunca había estado con nadie. Franco, el chico más influyente de mi colegio en ese momento, me empezó a invitar a salir y a coquetear conmigo, de la nada. Pero no le tome importancia ya que desde siempre me había llamado la atención y me ilusioné con lo que me decía. — mire hacia otro lado mientras mí cabeza solo evoca sus palabras —. era muy atento, cariñoso y muy alegre o al menos lo era de vez en cuando— me levanté y les di la espalda mirando por la ventana — me enamore, como una tonta. Creí en cada una de sus palabras. El tiempo pasó y con tan solo medio año de novios… — apreté mis labios en una fina línea y mis lágrimas aparecieron. Hice un gran esfuerzo en tenerlas. Suspiro hondo y me gire de nuevo. Ambos me miraban serios y sus miradas más oscuras cada vez. —  Me entregue a él. — Murmuré en voz baja y bajé la mirada. Escuché un fuerte golpe que me sorprendió haciendo que mí cuerpo se estremeciera. Levanté mi mirada y vi que la mesa tenía un hueco. Supongo que fue Will.

— Continua. — Demandado con voz grave y fría, sin mirarme.

Me dolió la forma en la que me habló, pero no pude hacer nada, una parte de mí entendía que era su lobo. Sin embargo no dejaba de doler, las lágrimas estaban, pero no las dejé salir, las retuve en mis ojos lo más que pude.

— Fueron en repetidas ocasiones , las que no nos cuidamos y bueno… quede… — trague el nudo que se estaba formando en mi garganta por estar aguantando mis lágrimas —. Quedé embarazada, por irresponsabilidad, estaba feliz, como nunca antes… — las lágrimas salieron. Aspire aire con brusquedad y las limpié con una una sonrisa irónica deslizandose por mis labios. — cuando lo confirme, luego de un par de semanas, fui a mi instituto para contarle la sorpresa y fue ahí cuando me enteré de que todo ese tiempo había sido parte de una apuesta, en la entrada del colegio había muchos alumnos riendo y no sabia el porque hasta que lo vi. Él estaba abrazando a una de las chicas. Fui hasta ellos y los enfrente. Quise decirle a solas  lo que había pasado, pero él solo dijo que hablara y ya, lo hice… Se rieron de mí cuando le conté que estaba embarazada. Me dijo que ese hijo no era de él, me insultó y afirmó que ese hijo seguramente era de otro. — me mordí el labio. Ambos me miraban con su ceño fruncido y ambas manos en forma de puño. Los ojos de ambos no tenían el color azul que tanto me gustaba. — no se como salí de allí, corrí con desespero, pensando en que mí mamá no estaba en la casa ese día. Que estaba completamente sola.

NUESTRA MELODY ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora