°CAPÍTULO 7°

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¿QUIEN ERES?


Por mi ventana podía ver claramente una silueta justo al comienzo del bosque, a la distancia pude ver que era bastante alto. Lo que me dio más miedo fue ver que comenzaba a acercarse. Quedé paralizada en mi lugar, la luz de la luna no era mucha, por lo que no lograba distinguir quien mierda era. Solo podía estar ahí, mirando como se acercaba cada vez más.

Al verlo mucho más cerca, comienzo a tener ansiedad y miedo, con rapidez al fin cierro la ventana y de paso las cortinas. Corro a mi cama y me meto en ella tapando completamente mi cuerpo.

No sé en qué momento comencé a temblar. No soy ninguna miedosa, pero esto es algo que me supera.

Mi cuerpo se tensa completamente al sentir que una parte de mí cama se hunde junto a mis pies.

Cierro fuertemente mis ojos al sentir unas caricias en mis pies y me pongo en posición fetal alejándome del contacto frío. Como si eso me fuera a defender.

¿Cómo pudo abrir la ventana desde afuera? ¿Entró por otro lugar? ¿Pero tan rápido?

Mi respiración se agita al sentir un suspiro de su parte.

— No te haré daño pequeña. — aclara en voz baja y ronca. Abro mis ojos al escuchar la profunda voz. Siento que la respiración se me corta y mis latidos aumentan.

Aprieto con fuerza las cobijas y después de unos minutos tomó valentía.

Lentamente bajo mis mantas de la cara y veo a la persona junto a mí.

Lo primero que veo son sus ojos. Unos hermosos ojos azules oscurecidos, que me escudriñan sin descaro.

Tiene el pelo castaño oscuro, aunque no alcanzó a ver muchos detalles de él ya que la luz está apagada y solo se ve apenas. Él al darse cuenta que lo estoy literalmente comiendo con la mirada me sonríe.

— ¿Quién eres? — susurro, me siento en la cama, y coloco mis piernas contra mi pecho. Ahora no siento tanto miedo, pero sí mucha curiosidad.

— Soy Killian, pequeña. — se presenta y otra vez ese apodo, me pone la piel de gallina. Él comienza a acercarse un poco más, y yo comienzo a retroceder todo lo que puedo. Eso parece que no le gusta nada y veo que su sonrisa desaparece y se pone serio. Respiro hondo y lo suelto lentamente, pero parece que ni eso logra tranquilizarme. Su cercanía me pone los pelos de punta.

— ¿Qué haces aquí? — lo enfrento. Luego de juntar un poco de valentía, ya que no habla.

— Vine a verte. — responde resuelto y sonríe otra vez.
— no me tengas miedo, no te haré daño. — dice al ver que no me muevo. Suspiro.

Bajo de la cama lentamente, mi valentía comienza a hacerse más fuerte. Esa que logre hacerme hace unos años atrás comienza a regresar.

— ¿A verme? — pregunto alejándome de mi cama y poniéndome un poco más alejada. — ¿Y porque no viniste como una persona normal? —  veo mi ventana entre abierta, hago una mueca — Por la puerta. — expresó con una leve molestia y un tanto ofuscada. Lo miro. Él sigue sentado con las piernas cruzadas.

— Vaya, pero si no eres nada tímida. — sonríe burlón. — Me gusta. — declara, se levanta rápidamente y se acerca a una velocidad increíble. 

— ¿Eres... eres... un vampiro no? — tartamudeo mirándolo incrédula, mientras retrocedo un paso, su sonrisa crece.

— Me sorprendes pequeña —  susurra cerca de mi rostro, su aroma me llega y es el mismo que sentí ayer a la noche, es muy parecido al de Will, pero con una diferencia que no logró entender del todo. — Y sí, soy un vampiro. — me tomó de la cintura y hundió su rostro en mi cuello, siento como aspira mi aroma. Su tacto y aliento me producen escalofríos y me pone la piel de gallina, mi respiración se vuelve errática y agitada. — Hueles tan endemoniadamente bien pequeña. —  susurra con la voz enronquecida, y su aliento choca en mi cuello, cierro los ojos. Su presencia me nubla los sentidos. No entiendo porque no siento ese rechazo que siempre sentí con los demás. Mi cuerpo se controla solo y termino poniendo mis manos en su espalda, mis manos están tan apretadas que siento como me clavo mis uñas.

Maldito y sexi vampiro.

Después de lo que me parecieron segundos se aleja rápidamente de mí y veo en su rostro que está frunciendo el ceño. Me encojo en mi lugar por su repentino cambio.

— ¿Por qué hueles a perro? ¿mejor dicho... —pregunta y suspira pesadamente cerrando los ojos. —  hueles a Will?

¿Will? ¿Huelo a él? pero ¿Como?

— ¿Perdón? — respondo cuando recupero un poco de control. Mi ceño se frunce y me cruzo de brazos. —  Primero, ¿a ti qué te importa si huelo a un perro o a Will en cualquier caso? Y segundo, no termino de entender aún ¿Qué mierda haces aquí? —  señalo a mi alrededor con mi dedo índice. Él me observa como si estuviera captando lentamente lo que le dije.

Sus ojos cambian rápidamente de color y se vuelven rojos. Otra cosa que me confirma lo de antes. Otra vez me toma por la cintura, pero esta vez es en forma brusca.

— ¡Contesta! — demanda. Me comienza a asustar, trato de empujarlo, pero solo logré que su agarre se vuelva más fuerte. Me hace daño, me duele. Me retuerzo en sus brazos tratando de safarme, pero no logro nada.

—  ¡Suéltame, me haces daño! — gimoteo con dolor. Siento como mis ojos se llenan de lágrimas y tengo que levantar mi mirada porque él es mucho más alto que yo. — ¡SUÉLTAME! — Vuelvo a exigir, no quiero que nadie venga y me vea así con él, no sabía siquiera si mi madre o mi tío lo habían oído, pero no quería problemas. Él parece darse cuenta de lo que dije y me suelta. Retrocedo y chocó con mi sillón, cayendo en él y subo mis piernas a mi pecho hundiendo mi rostro entre ellos. Trato de respirar y calmar, mi ansiedad quiere hacerme hundir nuevamente, pero trato y trato de calmarme. No es momento de caer.

Suspiró entrecortadamente y murmuro cosas que me alivian. El ataque de pánico comienza a desvanecerse de un momento a otro y puedo respirar bien luego de unos minutos que se me antojan eternos. 

— Lo siento pequeña, lo siento. — dice el vampiro y me toca la mano. La apartó bruscamente a la vez que retrocedo mirándolo con enojo.

— ¡Alejate, VETE, VETE! — Grito esta vez, no importando si me escuchan los demás. Siento las lágrimas caer por mis mejillas de nuevo.

Lo veo delante de mí asustado, denotando preocupación. Sus ojos ya están normales, pero veo dolor en ellos y su cara está totalmente roja y seria. Siento que me duele el pecho.

Bajo la mirada y solo siento una brisa. Vuelvo a levantarla y veo que ya no está, que se fue. Suspiro y me levanto de mi lugar, y yendo a trompicones cierro la ventana y me tiró otra vez en la cama. Observo el techo de mi cuarto como si fuera lo más interesante del mundo. Las lágrimas siguen bajando por mi cara.

¿Cómo demonios es que me pasan estas cosas a mí?
QUÉ FRUSTRANTE ES TODO ESTO.

Me quedo observando aquel pulcro techo hasta que no puedo más y me quedo dormida.

El despertador suena y mi nuevo día comienza, solo espero que hoy sea más normal y no como ayer. Demasiadas emociones para un solo día.

Siento mis ojos hinchados y una pequeña molestia en mí cintura.

Voy hacia el baño y confirmo mis sospechas.
Ojeras, ojos rojos y el cabello todo enredado es lo que veo en mí espejo.

Levanto mi blusa y veo una leve marca de dedos de color rojo, sin embargo se nota poco. Aspiro aire con fuerza.

GENIAL. MÁS QUE ESO.

 MÁS QUE ESO

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