¡CAPÍTULO 29!

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LA MONTAÑA.

Luego de mi flamante escapada y que los chicos me encontraran en el lago, ninguno dijo nada sobre lo sucedido, en mi caso quería saber tantas cosas, pero por el momento decidí mejor callarme, la luna nos acompañó en nuestro regreso alumbrando tenuemente el camino. Will y yo nos volvimos a convertir en lobos y Killian nos acompañó en la carrera que hicimos hasta la casa, riendo y disfrutando el momento que no pudo estar mejor. Me sentía tan feliz y tan libre. Era raro esos momentos donde solo me decía a mi misma que solo disfrutara, sabía que no era fácil. En todo caso me estaba haciendo la tonta y el no hablar sobre cómo estaban mis pensamientos me estaba dejando en un momento donde sabia que mas adelante me arrepentiría, pero también sabía que si no aprovechaba estos minutos de paz con me terminaria arrepintiendo igual o muchisimo mas.

Sin dudas como siempre, la felicidad en mi solo era obtenida por momentos, tan inverosímil que llegaba a ser hasta un pequeño sueño. Al llegar a la casa fue obvia la cara de enojo que puse al ver a la "amiga" de Killian literalmente hacerle una escena del porque se había ido así, etc. Lo estaba esperando afuera, mientras Will y yo nos alejamos un poco para regresar a nuestra formas humanas, cuando ya me encontraba vestida con una remera de Will me acerque a ellos con un claro enojo bullendo dentro de mi. Quería explotar, pero sabía que la única que quedaría mal era yo.

— ... estabas mal Killi, ¿porque has salido así? ¿no ves que me preocupas cariño? — dijo con más calma, aún así la preocupación por el vampiro era palpable. Un leve mohín atrajo mis ojos a su labios, la hacía ver tierna, sin embargo me dieron ganas de arrancarlo con los dientes.

Apreté mis puños y suspiré con fuerza, mientras forzaba una sonrisa.

— Estaba conmigo. — murmure llegando a ellos junto a Will. Ella me miró con la ceja alzada y de arriba abajo escaneando.

— ¿Y tú eres? — pregunto —. Una loba claramente, hasta acá me llega tu olor a perro. —Murmuró con hastío. Solté una carcajada carente de humor, Killian por su parte la fulmino con la mirada al igual que Will, pero antes que ellos hablaran me adelante a ellos y me puse al lado de Killian sonriendo petulante.

— Soy una loba con olor a perro, pero aun así ellos están conmigo. — recalque apuntando con un dedo a los hombres que flanqueaban mis dos lados. — am-bos. — me miré las uñas haciéndome la interesante.

Escuché un bufido por parte de ella que hizo que levantara mi mirada y la enfocara en su rostro contraido.

— ¿Killian eso es cierto?

— Oh claro que es cierto nena. ¿No te lo dijo antes? — le pregunté y me miré en dirección de ellos con una sonrisa, ambos no sabían qué decir, y eso me estaba haciendo enojar aún más, sin embargo no era el momento de hablar con ellos . Mantuve mi sonrisa con falsedad —. Que mal, pero ¿no es así chicos? — los fulmine con la mirada al ver que ninguno decía nada.

¿Qué les pasaba?

Ambos se aclararon la garganta claramente incómodos con la situación. Primero Lara y ahora está. También estaba Vera. ¿Con cuantas más me tendría que encontrar en una situación similar? Ya era hasta estupido.

— Mikeila, ella es nuestra mujer. — aclaro Will tomando posesivamente de mi cintura atrayéndome hacia él. Dejo un pequeño beso en mi sien que hizo que estúpidamente mis mejillas se calentaran. Me gire a ella y la mire con una sonrisa, sin embargo no dije nada. No había necesidad cuando Killian tomó una de mis manos y dejó un pequeño beso en el dorso sonriendo, observando con ojos brillantes mi rostro.

NUESTRA MELODY ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora