° CAPÍTULO 8°

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CONECTADA A DOS HOMBRE.


Camine hacia la próxima clase, perdida en mis pensamientos, no había visto a Will en toda la mañana y me sentía extraña (más de lo normal claro) no sé, pero me molestaba algo en el pecho, era una sensación similar a lo que sentí anoche cuando Killian se fue.

Entré al aula y ahí lo vi con sus amigos junto con una chica por sentarse en sus piernas y a él muy sonriente. No sabía cómo sentirme, lo que sí sé es que el dolor, molestia o celos, que se yo comenzó aún más fuerte cuando vi que ella le tomaba el rostro a él y comenzaba a acercarse. Aparte mi mirada de ellos y busqué un asiento, cuando lo encontré pase rápidamente al final del aula y me senté. La silla quedaba justo al lado de la ventana y está me daba una plena vista del bosque.

No escuche que más pasó, pero trate de no mirar en esa dirección.

De mi bolso saqué mis cuadernos y mi libreta de dibujo, más mis lápices. También guardé mi cámara que la tenía colgada en mi cuello, trate de dibujar algo, pero no pude, mire de nuevo cuando mis ojos se desviaron a ellos, dándome cuenta de que estaba solo él, parado frente a sus compañeros, la chica estaba a su lado, pero un poco alejada. De igual manera la rabia comenzó a correr por mi sistema, me froté el rostro con fuerza tratando de quitar un poco la frustración con la que había cargado desde anoche. La observo otra vez y hago una mueca al verla bien, es bonita la verdad, para qué negarlo, es morena, de pelo largo y bonito cuerpo. La chica me vio observándolos y me dedicó una sonrisa para después susurrarle algo a Will y ahora si besarlo. Sentí otra vez el dolor, él no la apartó de inmediato, y odie lo que sentía, parecía multiplicarse todo por ser su Mate o su luna, que se yo, por la estúpida conexión.

No lo soporté más. Cuando la apartó ya era tarde, lo había visto demasiado bien, le dijo algo a la chica con brusquedad y la apartó de su lado haciendo que la cara de la chica se frunciera en enojo. En ese momento nuestras miradas se conectaron y pude ver el pánico en sus ojos azules. Negué con la cabeza.

Me levanté y guarde mis cosas, decidiendo que salir de allí era lo mejor, no quería seguir en un lugar donde estaba él y menos luego de todo lo que había pasado frente a mis narices, luego de todo lo que había sucedido ayer en su casa.

Salí del aula y pase rápidamente por la puerta, tratando de no ver a donde estaba él, por poco chocando con el profesor, sé que me dijo algo, pero no supe qué.

— ¡Mel! — escuche mi nombre salir de su boca, solo quería irme de allí y no verlo, pero aquí estaba. Sentía rabia, mucha la verdad, ¿Pero que le iba a decir? Si después de todo no éramos nada, con qué derecho reclamaba algo, suspire y aleje todos esos pensamientos que me estaban haciendo sentir mal, me enderece y lo enfrenté. Se detuvo en seco cuando negué a que se me acercara. Supongo que entendió mi mirada, porque si, no era muy linda, y retrocedió.

Giré sobre mis talones y continué mi camino, aún había alumnos en el pasillo, pero la mayoría ya se encontraba en sus respectivas aulas.

Salí hacia las afueras del instituto y ví que había un enorme árbol y fui hasta ese lugar.

¿Y qué esperabas Mel? me pregunté con resignación.

Si, qué esperaba. Que de verdad se tomaría en serio todo supongo ¿Tal y como me lo había pedido a mí? Nah, eso no lo haría él, y menos teniendo una chica así a su lado, y no es que me crea menos ni nada, obvio que no, pero igual, una parte de mi me decía que tal vez él era diferente. No sé.

Puse mi cabeza entre mis piernas, mientras trataba que está maldita molestia en mi pecho se fuera.

Maldición.

NUESTRA MELODY ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora