•44•

448 58 15
                                    

Uno de tantos

Narra Beata

Beata– Basta.

Charlie Tú dijiste que te gustaba.

Beata– Le diré a mi mamá.

Charlie ¿Quién te creerá? ¿Eh? Mi tía está internada a punto de morir, en la iglesia todos saben que soy bueno, arruinarás la vida de muchos si hablas, y saben de tu padre.

Beata– ¿Qué saben de él?– Agitada– No me gusta lo que me haces.

Charlie Déjame, prometo que seremos novios.– Me miró dulcemente o yo percibí eso.

Beata– Pero somos primos.

Charlie Lo sé, en el amor hay que arriesgarse como todo para lograr lo que uno desea.





Me callé y comenzó a meterme mano como acostumbraba, su respiración en mi oreja, no me gustaba lo que hacía, pero... ¿Y si arruinaba todo como con mi padre? Por hablar él se fue de casa, ahora sería igual. Pensaba en las infinidades de cosas malas que pasarían si yo decía una gota de todo lo que vivía. 



Nina ¿Qué están haciendo?– Gritó.

Charlie Se apartó de mí– Nada, madre.– Mi tía le dio una bofetada.

Nina Vete a tu cuarto, hoy no comerás.– Él salió corriendo– Y tú ven conmigo, tu madre quiere que vayas a verla al hospital.



Me sentó en una silla, cogió el cepillo para el cabello y antes de peinarme me dio unas cachetadas que me hacían chillar.



Nina Eso está mal, cómo pueden hacer eso– Me tiró un mechón y yo lloraba– Es tu primo, mocosa, ¿Sabes los problemas que podemos tener?– Y ahí me peinó, una media cola alta con un moño blanco, yo estaba colorada por los golpes y el llanto mismo– No llores más. 





Fuimos solo las dos al hospital, ya no lloraba, pero mis ánimos estaban tan rotos que no había forma de reconstruirlos, para mí los hechos malos comenzaban a ser normales.



Nina Llegamos a la puerta de la habitación de mi madre y se agachó a mí oído para susurrar algo– Ni una palabra de lo que pasó a tu madre, no quiero quejas de nada o te las verás conmigo. Además ella no está para recibir malas noticias.– No dije nada, solo escuchaba impotente, se puso derecha y abrió la puerta con una sonrisa asquerosa– Hola cuñada.

Rosi Hola.– Me vio– Oh, qué linda está mi niña.

Nina Quería un peinado lindo para verte.

Rosi– Rompí en llanto y me tiré al regazo de mi madre en la camilla– Princesa, ¿Por qué lloras?

Nina Ah... Es que te extrañaba mucho, le haces falta, Rosi.– Pronunció el nombre de mi madre con confianza.

Rosi Pronto volveré a casa, no tienes que llorar por mí, eres una niña buena y fuerte.




Ese fue uno de los tantos momentos de mierda que pasé, uno de tantos.

Para los diez fue el nivel que Charlie esperó con ansias de mí, el idiota virgen no dudó ante mi sufrimiento y lo hizo, con diecisiete años debutó con su pequeña prima de diez, lloré mucho durante todo el acto porque me dolió, era una niña al fin de cuentas.




¿De qué tienes ganas? (Jungkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora