¿De qué tienes ganas? (Jungkook)

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Su felicidad será completa cuando suceda solo una cosa

Narra Beata

Escribía una novela en el cuaderno que me dieron, no tengo la mejor ortografía pero me ayuda a pasar el rato. La historia trata sobre una chica que llega a ser princesa por accidente, o eso intentaba ser, la leía y me gustaba cómo iba creciendo la trama, lo más seguro es que me de vergüenza y la tire a la basura.

Enfermero– Dever.— Elevé la cabeza— Tienes visitas.

Beata– Bien, ya voy.— Me levanté con pesadez de la silla siguiendo al tipo este, seguro es Molly que me cocinó algo a escondidas, vaya a saber, ojalá y me traiga pizza.

Enfermero– Es la persona de allá.— Lo señaló, estaba sentado en una de las mesas del gran comedor.

Me acerqué lentamente muy sorprendida de verlo aquí en el hospital, de seguro me recriminaría muchas cosas, dije un débil hola sentándome al otro lado de la mesa.

Biel– ¿Cómo estás?— El padre de Charlie, hermano de mí madre Frank.

Beata– Diría que bien, pero no es así. 

Biel– Carraspeó— Me costó horrores venir a verte cuando lo supe hace unas semanas.

Beata– ¿Y a qué has venido?

Biel– Por Charlie.

Beata– ¿Quieres que mienta sobre lo que pasó para que la policía lo suelte?

Biel– Vine a pedirte perdón.— Su mirada se inundó. 

Beata– ¿Qué?— Solté sorprendida.

Biel– No lo sabía, ignoraba todo aquello.— Sorbió la nariz intentando retomar la compostura— De haberlo sabido juro que no lo permitía, me come el alma saber que mi hijo es un monstruo, pero más que no pude hacer nada por evitarlo.

Beata– No tienes culpas, tío, solo Nina y Charlie. 

Biel– Estoy divorciándome de Nina. 

Beata– Di un respingo— ¿D-de verdad? Son años y años de matrimonio, digo...— Atónita por la noticia.

Biel– ¿Para qué quiero a mi lado una mujer así? Eres mi sobrina y aún sabiendo lo que Charlie te hizo no fue capaz de advertirme, lo oculto y las cosas siguieron su curso.

Beata– Es cierto.— Dándole la razón.

Biel– Me duele porque tengo una nieta a la que no sé si volveré a ver, un matrimonio y familia que era todo, hoy...— Pestañeó— Me entero que era una enorme mentira feliz a costa de tu dolor.— Se puso un pañuelo en la nariz— También, salí de la iglesia, no sin antes avisar sobre el problema, creí que hacía lo correcto durante estos años allí.

Beata– Lo correcto no lo hace una iglesia, sino la persona, Dios te cobrará factura el día que mueras.

Biel– Entonces espero que no me culpe por la familia que tengo.— Sonrió amargo. 

Beata– ¿Has visto a mi padr...?— Sacudí la cabeza— ¿A Frank?

Biel– Asintió— Es diferente ver a Frank en esta faceta, más no me asombra.