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¿Sí? ¿A quién busca?

Narra Beata





Desde mis ocho años dejé de jugar con juguetes, no me importaba lo que a otras niñas de mi edad sí, mis gustos, mis etapas fueron quemadas en un dos por tres, y me culpaba por tenerme lástima en vez que salir a flote, ¡Qué jodido es poder salir!

Perdí mi infancia en manos de las personas incorrectas.






Chico Hola muñeca.

Beata– Hola.– Con una sonrisa soberbia.





En la escuela me volví muy popular con los varones, Charlie no estaba y me volvía loca sin alguien que callara mi calor, así que mi trastorno emergió con fuerza luego de su ida. Para los quince había salido con chicos de la secundaria, siempre mayores, nunca con profesores o eso me delataría, jamás fui tan tonta para escoger, tampoco para quedar embarazada.

Nada me satisfacía sexualmente y eso me estaba volviendo loca, llegué a pensar que lo que tenía era una enfermedad y en pedirle ayuda a mi madre, pero hablar implicaba problemas y yo huía de ellos, para los dieciséis era una experta en lo que al sexo me refiero, no es un orgullo decirlo porque ciertamente no lo es. 

A los dieciocho me gradué como pude, zafando y estudiando, me independicé, alquilé un pequeño departamento lejos de mi madre al centro de la ciudad, mis planes eran irme de la provincia en sí. Hice cursos para entrar a empresas pero el dinero no me alcanzaba, y ya que tenía un trastorno debía darle el uso indicado, asistía a bares con ropa... provocativa, ahí ejercí la prostitución para costear mi vida, tuve la suerte de Dios o eso creo de no contraer enfermedades o aparecer muerta por ahí, le agradecía por eso todas las noches al acostarme. 

Una noche llegué a la barra del bar, había un chico de cabello castaño claro muy perturbado bebiendo una cerveza, tenía los ojos enrojecidos, delgado.





Beata– Dame lo mismo de siempre.– El hombre asintió– ¿Y a ti qué te pasa? ¿Cuál es tu nombre?– Me miró y siguió tomando– ¿No me vas a decir?

Chico No requiero de tus servicios.

Beata– Mejor dame dos, Jack.– El barman asintió otra ve– ¿Cómo te llamas?

Chico– D-Darrell. 

Beata– Lindo nombre, ¿Qué anda haciendo un chico como tú por estos lados?

Darrell ¿No parezco de aquí?

Beata– Definitivamente no.

Darrell– Tuve una mala noche.

Beata– ¿Una de tantas?

Darrell Sí.– Soltó bajo.

Beata– Estás hablando con alguien que las tiene desde que era una mocosa.– Reí– Gracias.- Recibí las bebidas– Toma.

Darrell Gracias.

Beata– ¿Quieres ir a mi casa luego? Así conversamos, me hace falta una amistad.

Darrell No soy el tipo de chico que llevas a casa.

Beata– Lo sé.





Le mostré mi departamento y le conté que era bailarina por unas clases que tomé con mi profesor cuarentón, él parecía más suelto.





¿De qué tienes ganas? (Jungkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora