¿De qué tienes ganas? (Jungkook)

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¿De qué tienes ganas?

Narra Jungkook

Beata– Y creo que eso abarca más o menos lo que he vivido hasta hoy, más malas que buenas, luego ya sabes, Mateo, tú, esto.– Señaló todo con las manos.

Jungkook– Es tan horrible.– No encontraba las palabras indicadas para contestar a tanta información.

Beata– Eso le conté a los médicos, me dijeron que investigarían a Charlie Dever.– Rió– Lo metí en líos.

Jungkook– ¿Y yo?

Beata– Tú qué.

Jungkook– Yo también hice algo malo contigo, no puedes negarlo.

Beata– Lo que pasó fue mi...– Terminé la oración.

Jungkook– Culpa, sí, lo dijiste muchas veces, ¿Pero por qué hundir a un violador y excusar al otro? No merezco beneficio alguno, debería estar bajo la lupa de la justicia también.

Beata– Su expresión cambió a una poco normal, loca diría y enojada– Lo que pasó, fue porque yo quería que sucediera así, fui la única mujer que caminaba a esa hora por el puto lugar...– Elevó la voz– Yo quería que alguien me hiciera daño y lo encontré, ¿Qué parte no entiendes?

Jungkook– No quería alterarla– Pero es que...– Dije bajo.

Beata– Pero es que nada, ¿Por qué arruinas todo? Vienes aquí para ayudarme pero también quieres irte, entonces vete.– Me empujó lagrimeando– Eres igual que ellos, eres igual.

Jungkook– La agarré– Te vas a lastimar las muñecas.

Beata– ¡Cállate!– Por la puerta vi a unos enfermeros y la abracé.

Jungkook– Por favor, cálmate.

Enfermero– ¿Qué pasa señorita Dever?

Beata– Váyanse al demonio ustedes también.

Enfermera– No querrás que te durmamos de nuevo, ¿O sí?

Beata– Se soltó de mí bajándose de la cama– No les tengo miedo, muéranse todos.

Enfermero 3– Tranquila, ya pedimos que no te alteres, los otros pacientes son sensibles a los ruidos.

Beata– Te romperé la maldita nariz en donde me claves una aguja en cualquier lado del cuerpo.

Doctor– Permiso.

Jungkook– Beata.– La llamé para calmarla.

Beata– Tanta gente...– Rió– Debo ser muy peligrosa.

Enfermero– Siéntate.

Beata– No.

Jungkook– Hazlo.

Beata– Cierra la boca tú.– No sonaba a ella, ahora es más agresiva continuamente.

Enfermero 3– Vamos a sentarnos.– La agarró despacio del brazo.

Beata– No me toques.– Me dio un codazo que agradecí no haberlo recibido yo– ¡Suéltenme!

Entre los tres la redujeron, el doctor saco una jeringa que ya venía preparada y se la inyectó en el forcejeo y los gritos de ella, la tuvieron un rato así.