Capítulo 34

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Pov Kylie

Despierto con el cuerpo pesado, me incorporo lentamente en la cama y me quedo desorientada al no identificar el lugar en el que me encuentro, hace muchísimo frío y por más que analizo no logro recordar haber llegado hasta aquí. Me levantó de la cama y unas fuertes ganas de vomitar me atacan, busco con la mirada alguna puerta que tenga indicios de ser el baño, y abro la primera que me encuentro; una puerta negra en el fondo de la habitación, la cuál gracias a Dios sí resultó ser la del baño.

Después de dejar mi estómago en el váter me levantó temblorosa por lo débil que me ha dejado, me apoyo en el lavabo y me miró en el espejo, la versión de mi que se refleja en el espejo me deja descolocada; con lo del embarazo he perdido peso, mi cabello está despeinado y mi rostro se ve cansado, haciendo que unas ojeras enormes surquen mis ojos.

Me humedezco el rostro, e inmediatamente recuerdos de lo sucedido acuden a mi mente, abro los ojos espantada para salir corriendo del baño en busca de Miley, cuando abro la puerta para salir del dormitorio me choco con una pared de acero que me tira al suelo, suelto un grito moviendo mis brazos e intentando recuperar el equilibrio, solo que antes de caer, unos brazos me sujetan de la cintura.

Levanto la vista para encontrarme con los ojos de Razvan e inmediatamente me alejo de él, como si quemara.

-Cuidado, ¿Adonde pensabas ir? -Me pregunta con el ceño fruncido.

-Quiero ver a mi hermana -Le digo intentando pasar por su lado, Razvan intenta tocarme pero yo retrocedo y él me mira de una manera extraña.

-Pronto la veras -Dice intentando tocar mi rostro pero yo retrocedo unos pasos más.

-No me toques -Le digo intentando no sonar asustada.

Lo que he dicho parece enojarle, y la verdad me importa muy poco, yo solo quiero ver a mi hermana.

Lo que en realidad me asusta es lo que puedan hacer ese par de locos, hasta el momento no han intentado pasarse de la raya, o por lo menos Razvan, quien me mira con una intensidad y solo en ese momento me percato de que tengo puesto un pijama de hombre.

-Ya pido que te traigan algo de cenar -Dice saliendo de la habitación y cerrándola con llave.

-¡No puedes dejarme Aquí! ¡Quiero ver a mi hermana! -Le grito enojada.

Pego mi espalda en la puerta y me deslizo por ella hasta que toco el piso, abrazando mis piernas. Después de lo que parecen horas para mí, siento unos pasos por el pasillo, me levanto rápidamente escondiéndome detrás de un mueble de madera.

Una chica entra en la habitación con una bandeja llena de comida y yo me acerco rápidamente a ella.

-¡Por favor! ¡Debes ayudarme! -Digo tomando sus manos desesperada, cuando ella ha dejado la bandeja en una mesita auxiliar -¡Estoy secuestrada con mi hermana debes llamar a la policía!

-No puedo hacer nada por ti -Me dice con pena.

-Claro que puedes… -Me callo abruptamente cuando veo a Razvan apoyado en el marco de la puerta mirándome fijamente.

La chica sale del dormitorio cerrando la puerta en el proceso a la vez que Razvan se acerca velozmente a mí.

-No pierdas tu tiempo, nadie te ayudará -Lo fulmino con la mirada y él sonríe ¿Qué pasa con este tipo? -Debes comer algo, estás pálida -Quita de mi rostro un mechón de cabello que se me había corrido.

-No tengo hambre -Respondo alejándome de él.

-Debes alimentarte bien y más en tu estado -Dice con insistencia.

-¿Desde cuándo acá te importa lo que pueda pasarle a mi hijo? -Le pregunto sin creerme su preocupación.

-Me interesas tú, pero si para tenerte debo aceptarlo a él, lo haré, soy consiente de ello -Dice refiriéndose a mi bebé.

-Lo único que debes aceptar es que ¡Nunca tendré nada contigo!, ya es hora de que lo asimiles de una vez y por todas -El enojo fluye con más intensidad por mi sistema y exploto -¡Me tiene hasta la coronilla que creas que puedes hacer conmigo lo que se te dé la gana!, ¡y no, no puedes!, no sé de qué otra manera humanamente posible, decirte que ¡Estoy enamorada de otro hombre! -Me acercó a él con rabia -¡Llevo el fruto de nuestro amor en mi vientre! ¡Su hijo!

-Sí no eres mía no serás de nadie -Dice tomándome por los brazos con rabia contenida.

-Prefiero morir antes de que me pongas un dedo encima -Digo mirándolo a la cara con asco.

-No sabes lo que dices -Intento zafarme pero él me sujeta con fuerza.

-Estoy más cuerda que tú -Digo retándolo con la mirada, trato de zafarme nuevamente de su agarre pero lo único que logró es que él me sujete con más fuerza, hago una mueca por el dolor -Suéltame, me haces daño.

Eso parece traerlo a la realidad y me suelta, yo me alejo de él hasta el otro extremo de la habitación y me mira con culpa pero inmediatamente una máscara de frialdad se instala en su rostro.

Sale del dormitorio y me echo a llorar, después de unos minutos la puerta se abre y Miley al verme corre a mis brazos, yo la aprieto con fuerza a mi cuerpo.

Después de cerciorarnos de que ambas estamos bien ideamos la manera de salir de este lugar, aunque no nos sentimos del todo confiadas porque las paredes pueden tener oídos y más considerando de que todos en este lugar parecen ser vampiros. Comemos poco de lo que me ha traído la chica cuando un hambre atroz nos ataca, ya que no habíamos probado bocado desde está mañana, pero así cómo comemos devolvemos todo en el váter, que asco.

Por una ventana que hay en el dormitorio pudimos darnos cuánta de que ya ha anocheció ¿Cuánto tiempo llevamos en este lugar? Y lo más importante ¿Dónde estamos?.

-Estoy muy cansada -Me dice recostándose en mi pecho.

-Yo también, vayamos a la cama y descansemos -Le propongo.

SIEMPRE HAS SIDO MÍA (Saga Gemel@s) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora