Capítulo 5: Definitivamente no una hermana

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El gran baile se acercaba y la verdad es que me importaba bastante poco. Mis pesadillas aumentaban así como el estrés de las pruebas del torneo. Ya había tenido suficiente con el berrinche de Ron, los dragones, Rita skeeter y las chapas que los slytherin se habían encargado de hacer. Simplemente sentía que era demasiado.

Un día me encontraste en la biblioteca, agachado en una esquina con las manos en el pecho. Te acercaste dócilmente y me acariciaste el pelo.

- Encontraremos una solución, no te preocupes. Al fin y al cabo, eres el niño que sobrevivió - me dijiste con una sonrisa y guiñándome el ojo.

- No sé Hermione, no lo tengo claro, encima esta este maldito baile, sinceramente no tengo ganas de ir. - tu rostro se apagó al oír esas palabras.

- Pensaba que te gustaba a Cho, ¿no tienes ganas de ir al baile con ella? - Que tú me preguntaras eso fue como una daga. Sentir tu indiferencia me hacía sentir que solo era eso para ti, un amigo.

- Si, ella es guapa y buena en el Quiditch. - Mis palabras eran verdad, no mentí, o al menos no del todo, ya que no era con Cho con quien yo quería ir al baile.

- ¿y tú con quien iras al baile? ¿Es verdad que tienes pareja? - pregunte con miedo y cautela

- Si, pero no quiero hablar de eso, es una sorpresa.

****

Estaba esperando a mi pareja delante de las puertas del gran comedor. Sentía que lo había hecho todo mal des del principio. Me imaginé como seria habértelo pedido, ¿habrías dicho que sí? ¿Habrías dicho que no? ¿Habrímos ensayado en baile juntos? ¿Te habrías burlado de mi petición? Todas esas dudas me hicieron sentir tremenda ente incómodo. Al fin y al cabo eras como una hermana para mí, éramos el trío de oro, no se supone que debería tener este tipo de pensamientos.

Me di cuenta de que varios estudiantes se giraban a mirar las escaleras. Te vi preciosa con el vestido azul, el pelo recogido y una sonrisa tímida.

- Está preciosa - susurro alguien a mi lado, pero yo seguía ensimismado, como si se tratara de un espejismo.

Me dedicaste una sonrisa sincera y me sentí el hombre más afortunada del mundo. Pronto alguien se hizo paso y te sostuvo la mano con delicadeza, te beso con cuidado como si de un tesoro se tratase, te guio hacia el gran salón y te vi tranquila y segura. Por un momento imaginé que podría ser yo esa persona, porque definitivamente no te veía como una hermana. Nunca más.

¡Cien centellas! Eres Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora