Capítulo 31: Leones

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Lemon 

Sentía su cuerpo arder, y de alguna manera era reconfortante sentir nuestras pieles, sentir que no había nada que nos detuviera. Era íntimo y embriagador como cada centímetro de su piel se estremecía en mi contacto. Me coloqué entre sus piernas, y dejé un reguero de caricias y besos a mi paso. Notaba su pequeño cuerpo jadeante, vibrando bajo el peso del mío, y sus ojos capturando cada movimiento que yo hacía.

-Te prometo que iremos poco a poco, tú dime si ves que te hago daño. - Le dije tranquilizándola - Mírame, solo somos tú y yo. Nada más importa. - Besé sus mejillas y fui bajando por su cuello, recreándome en esos puntos que había empezado a descubrir.

Mis manos acariciaban su vientre, y recorrían su cadera, poco a poco fui acariciando su zona intima, bajando poco a poco, y trazando una línea, como si de un mapa se tratara fui abriéndome camino. La descubrí receptiva, pero aun contraída. Saber que estaba mojada para mí me hizo sentir más excitado que nunca. Me coloqué en su entrada, introduciéndome poco a poco, mientras Hermione agarraba las sabanas con fuerzas.

- ¿Estás bien? - Dije ahora preocupado

- Sí, dame unos segundos, necesito acostumbrarme. -Dijo dedicándome una sonrisa y besándome.

Poco a poco fue cediendo, y pude entrar con más libertad y cuidado.

- Harry, creo que ya puedes moverte. ¡Dios mío! Pensé, me estaba volviendo loco, pero tenía que hacer un esfuerzo por recordar que era la primera vez, que no podía hacerle daño.

Intenté coger el ritmo, me dejé guiar por sus gemidos, así encontré la fuerza perfecta. Sentir como esa parte de mí estaba dentro me hizo sentir posesivo y caliente. Éramos uno. Yo era suyo y ella era mía. Como dos piezas que encajan a la perfección. Sentí sus uñas clavándose en mi piel, y eso me encendió más. Poco a poco nos fuimos liberando y empezó una lucha de poder. En algún momento me dejó ir una sonrisa juguetona, para hacerme sentir que estaba bien. Sentí un tirón que se hacía más y más grande en mí, y separándome con cuidado me dejé caer a su lado. Ella me miraba curiosa.

Se tapó con las sabanas, tímida y sin saber qué hacer. Era un momento importante para ella y me lo había entregado. No había nada que pudiera equipararse al honor que sentía.

- ¡Dios Hermione! - Dije situándome detrás de ella y colocándola entre mis piernas - Eres una leona muy mala - Besé su frente. ¿Cómo te sientes?

- Bien. Ha sido mágico y especial. - Dijo mirándome con los ojos brillantes - Me siento diferente, extraña, como si algo hubiera cambiado en mí.

- Gracias por dedicarme tu primera vez. Espero no haberte hecho daño.

- Has sido muy cuidadoso. Gracias por contenerte. - Ella respira ahora tranquila, con su espalda apoyada en mi pecho. 

***

El calor en la tienda se había hecho insoportable. Decidimos ir al lago a limpiarnos y refrescarnos. Hermione recorrió el camino abrazada a mí, de alguna manera nos sentíamos más conectados, más unidos. Al llegar imágenes de Hermione en el lago me inundaron, y pesé lo que acabábamos de hacer, me sentía tremendamente avergonzado.

-¡Vamos Harry! Creo que la otra vez tenías ganas de unirte al baño, ¿No es así? - Me dijo con picardía.

- Eres muy mala - Dije mientras jugaba con ella, la abrace haciéndole cosquillas - Te gusta torturarme con tus encantos.

- Pobre Harry - Dijo haciendo un puchero - Entonces sería muy cruel por mi parte que siguiera jugando contigo? - Dijo esto mientras se iba sacando la camiseta.

- De lo peor - Dije sacándome mi jersey con urgencia.

-Creo que me gusta ser mala - Se fue sacando la ropa con elegancia y destreza, mientras yo me iba sacando la ropa de manera torpe y urgente.

En cuestión de segundos nos encontrábamos en el agua. Ella me abrazaba, mientras yo la rodeaba para mantenerla a flote. Con sus manos acaricio mi rostro, besó mi cicatriz y mordió mi labio. Mi atención estaba toda en la erección que tenía en las piernas, y esta hacía fricción con la parte intima de Hermione. Esta se percató del roce, y con osadía se fue restregando a él. La recogí con mis manos puestas en la parte baja de su espalda y la coloqué encima de mi erección. Fue sorprendentemente fácil colocarnos, y Hermione dejo ir un grito sorprendido. Nos fuimos moviendo con más fuera, como si ambos intentáramos pelear con el agua. Esta vez no iba a contenerme, esta vez necesitaba liberarme.

Salimos del agua y nos aparecimos en la habitación otra vez. Hermione seguía enredada a mí, mientras ponía una manta en el suelo. Esta vez ella se puso encima mío, fue moviendo sus caderas mientras me cogía las manos. Podía ver su hermosa cabellera despeinada, y sus ojos totalmente dilatados. Mi leona. Pensé.

Parecía que no nos agotábamos, o quizás no nos dábamos cuenta. Teníamos ganar de exploranos, de conocernos, de jugar. En ese momento no había guerra, no había misión, solo existíamos ella y yo. Sabíamos que al parar volveríamos a todas esas preocupaciones, esas responsabilidades, pero ahora no.

-Harry... - Dijo gimiendo - Eres mío y yo soy tuya - Dijo con urgencia. En ese momento noté como se contraía, y esa sensación se me hacía gloriosa. Noté como espasmos salían de su interior y como ejercía fuerza en mí. Hermione se liberó en su primer orgasmo mientras yo le seguía pocos segundos después.

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Me ha encantado escribir la primera vez de Harry y Hermione. ¿Qué os parece?

A partir de ahora nos centraremos más en la historia, pero tranquilos, volveremos a tener Lemon. 

¡Cien centellas! Eres Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora