—Verdeeeeee, ya despierta. Tenemos que ir a comprar—le habla una chica de tez blanca, cabello rizado de color negro azabache. La empieza a mover sin miedo a ser regañada por aquella otra durmiendo.
—Andra, ya entendí. Te he escuchado desde que te despertaste—dice sentándose en su lugar.
—Aquí en la tierra hay responsabilidades, levanta, levanta—se avienta sobre ella dando vueltas. Ambas se empiezan a carcajear.
Después de juguetear por un rato se incorporan. La pelinegra espera a que Verde quede lista con la ropa que le consiguió en el pequeño tianguis de Plaka. Andra se toma su tiempo para trenzar el cabello rubio de Verde, los mechones cafés los deja sueltos formándole ondas con sus dedos.
—Estás lista ¡Let's go!—la empuja hasta la puerta.
—No entiendo porque tanta emoción de tu parte, es demasiado temprano—se queja la rubia.
—¡Es navidad! Tenemos que ir por el árbol, las luces, las esferas, todo—le explica mientras caminan hacia el centro.
—Estás gastando energía de más.
—Y tú estás siendo muy negativa. Quedamos en que disfrutaríamos nuestra juventud. Yo me olvidaría de que mis padres me abandonaron aquí y que tu perdiste a tu amor.
—Al menos a ti te dejaron demasiado dinero, yo...
—Tu tienes a tu hermanita y a tu padre. Familia.
—Lo siento Andra, no quería... Positivismo activado. ¡Vamos por el árbol!
—De esto estaba hablando—cruza su brazo sobre los hombros de Verde.
Al llegar al centro de la ciudad, las reciben personas de todos los puestos, llamándolas para que ahí hagan sus compras.
Andra ve un hermoso árbol blanco y ahí es donde se dirige. El puesto llamado "Lefkí sezón"
—¿Qué te parece?—le pregunta a la rubia.
—Creí que los árboles de navidad eran verdes—responde confundida mirando los otros puestos—Como ese—señala un árbol tradicional.
—Sí, sí, pero nosotras somos diferentes—le codea—Tú mas.
Ambas sonríen como adolescentes compartiendo secretos íntimos.
—Entonces que este sea.
—Señor, llévelo a la pequeña casa sin rejas en el exterior—le da la dirección en un papel y se ponen en marcha para seguir comprando.
El señor les asegura que llevará el árbol en cuanto la multitud de su tienda baje, Andra se lo agradece y le da dinero por adelantado. "Cuando el árbol esté en nuestra casa, le daremos lo demás" finalizó despidiéndose.
Ambas caminan por la larga carretera mientras hablan de la remodelación de la casa, aunque no sin dejar de observar las tiendas a cada extremo. Aún les falta comprar adornos y esferas para terminar de decorar todo.
—Quiero tener una mansión—suelta Andra mordiendo su paleta helada.
—Personalmente creo que lo puedes lograr—le roba un mordisco a su dulce.
—Una mansión con arcos en forma de u y grandes soportes, con ventanales enormes, unas escaleras que se curven perfectamente amoldándose a la sala, un sótano enorme, un cuarto secreto donde solo yo tenga acceso y un gran jardín lleno de flores.
Lo explica con ese brillo en los ojos, ese empoderamiento que todos los jóvenes de 24 años tienen.
—Te aseguro que lo lograré. —Yo confío en tí Lissandra.
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Siren
Fantasy-Creo que fui embrujada, no... una mejor palabra sería transformada. La vida de Sooyoung cambia drásticamente cuando un científico y su equipo la llevan a la superficie alejándola de su única familia, Wendy. Estando por primera vez en su forma huma...