Siren 47

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Me mira con esa bella sonrisa que la caracteriza, pero ahora sus ojos muestran unas pequeñas arrugas cuando lo hace.

—¿Por qué no me sorprende que seas tú la que está haciendo todo esto? Vamos Lissandra... Creí que ya habíamos superado esta etapa—ciertamente siento un alivio al observar que es ella quien me tiene de esta manera, puede sonar extraño, pero...ahora puedo relajarme, aunque sea un poco. Pensé que otras personas me habían hecho esto y eso sí me ponía los pelos de punta.

—Porque la he superado es que ahora puedo hacer esto, ya no me importa que te pueda pasar...

—Está bien, te daré mi sangre, pero dejarás en paz a mi hermana y a mí de una buena vez. Lo único que quiero es volver al océano.

—Yo también quiero eso...pero me hace falta algo.

—¿Qué? No te entiendo—sacudo mi cabeza, todo me está empezando a dar vueltas—Desconéctame esto, te daré mi sangre sin protestar.

—Tú sangre ya no es lo que necesito...

—¿Entonces? —pregunto confundida. 

—Tus poderes, necesito llamar a alguien.

—¡Te dije muchas veces que con mi hermana no te metas! —lucho por zafarme los brazos, pero ahora soy consciente de que también estoy atada de la cintura y los pies—¡Con la familia uno no se mete!

—Es por eso que me dejarás hacer esto, por la familia.

—Déjate de estupideces y suéltame...

—Enlázalo—le da ordenes a una persona que jamás había visto. No sé a que se refiere, pero lo siento segundos después. Está tratando de meterse a mi subconsciente.

Aprieto con todas mis fuerzas los ojos para tratar de frenar lo que sea que esa maquina quiere hacer.

—Busca entre su actividad eléctrica el nombre de Sungjae.

¿Sungjae? Mis ojos se abren de repente desconcentrándome, siento como la maquina logra meterse a mi cerebro y todos los recuerdos que viví con Sungjae aparecen ante mi como una película, en segundos se resumen todo.

Mi vista se dirige a la pantalla que también está transmitiendo lo que yo estoy viendo ¿Cómo es eso posible? Me empiezo a sacudir como una loca para tratar de desatarme y terminar esto de una vez por todas. ¿Sungjae? ¿Por qué querría llamarlo a él? ¿Por su sangre real? ¿Sabe que el es el rey del océano?

Una ola de sentimientos de miedo, angustia y preocupación me chocan desprevenida.

—Está-aas vivo—dice ella fascinada observando la pantalla.

—¡SAL DE MI CABEZA! —grito con todas mis fuerzan revolviéndome en la camilla, no logro zafarme, sin embargo, logro que esta se volque de lado haciéndome caer en el suelo. Sacudo mi cabeza y siento como varios discos se despegan de mi piel.

—¡Pero ¿Qué haces?! Incorpórala de nuevo y conéctale los cables. ¡Ahora!

Observo a la persona empezar a caminar hacía mí, no espero a que llegue y cierro mis ojos pensando en Sungjae, haciendo un intento de enlace con él, cuando siento que mi mensaje puede ser recibido, hablo.

—No vengas...—estoy apunto de cortar el enlace, no porque quiera, sino que la energía que tengo ahora es mínima para mantenerlo; pero siento a Sungjae cargar con todo el peso impidiendo que esta se rompa.

Cuando abro los ojos puedo notar que de nuevo la camilla está parada conmigo sobre ella, siento los dedos de alguien ajeno pegar de nuevo los pequeños discos. No me queda mucho tiempo, no podré transmitirle a Sungjae todo lo que está pasando.

SirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora