Siren 19

65 12 2
                                    

—Estoy yendo por ti, solo quédate donde estás.

—¿Estás aquí? No lo puedo creer—sollozo en mi mente.

—¿Estás a salvo? ¿Puedes permanecer más tiempo ahí?

—Sí, te esperaré y así podremos volver juntas a nuestro hogar.

—Tardaré unos días, pero ahí estaré. No te preocupes y sigue cuidándote.

—Wendy, gracias por venir por mí. Es una forma de disculpa..

—No, gracias por confiar en mi y creerme. Recuerda que entre hermanas no hay resentimientos.

Siento mis mejillas húmedas de nuevo, pero no son lagrimas de tristeza, son de felicidad.

—¿Estás bien? —me dice Sungjae.

—Sí, solo necesito un momento. Mi hermana vendrá por mi—le digo emocionada.

—¿Wendy? Creí que hablabas conmigo cuando gritaste. Hace mucho tiempo no veía a alguien usando un enlace.

—¿Puedo quedarme más tiempo hasta que ella venga? —me preocupo, no quiero ser una molestia, pero tampoco quiero que me eche.

—No.

—¿No?

—Es broma, claro que puedes seguir quedándote aquí—me sonríe.

—Claramente no te quedan las bromas, tu cara es demasiado seria cuando lo haces—me burlo.

—¿Qué dices? Mi segundo nombre es broma.

—¿Qué? No entendí eso—me carcajeo.

...

Así pasé la que creí mi última noche en la tierra. Seguí hablando con Sungjae sobre cosas triviales del pueblo; un poco más tarde Yerin regresó con ropa para mí, creí iba a ser todo negro y de su estilo, pero realmente me gustó lo que trajo para ponerme. Hablamos durante horas y pude sentir como ambos se relajaban conmigo. Gracias a la presencia de aquella bruja, Sungjae fue capaz de abrirse solo un tanto, lo suficiente para considerarlo alguien de confianza.

A media noche me metí a bañar y fui a acostarme.

Ahora sólo sé que volveré al lado de mi hermana y todo volverá a hacer como antes.

—Joy, despierta—escucho una voz. Abro mis ojos, pero no veo a nadie en la habitación, me habla desde la cocina.

—¿Ahora me hablas así? —sonrío sentándome en la cama.

—Ven a comer, el desayuno está listo.

¿Me ha esperado a comer? Inmediatamente me levanto de la cama y voy hacia el baño. Al salir me sirvo y me siento en la mesa.

—Así que has decidido volver a usar tus poderes—digo mientras como. Me agrada esto, hablar mientras comes debería de normalizarse.

—Yerin siempre me dijo que era un desperdicio no usar mi oído a larga distancia y ahora que tú estás aquí creo que vale la pena intentarlo.

—¿No vas al trabajo? Hoy el sol se elevó más de lo habitual.

—Hoy es mi día libre, es fin de semana.

—¿Sábado?

—No, viernes.

—¿El viernes es un fin de semana? No.

—Aquí son 3 días, viernes, sábado y domingo.

—Vaya.. y Yerin ¿Se fue? —miro a mi alrededor como si no lo hubiera visto antes.

SirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora