Siren 5

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Dicen que tardamos 7 minutos en dormirnos y que en los primeros 6 minutos y 59 segundos, nuestra cabeza automáticamente, reproduce todos y cada uno de los momentos vividos a lo largo de ese día; y en el último segundo, aparece la persona que te ha hecho feliz hoy. Finalmente, el cerebro se queda con lo más importante, con lo que más le ha gustado y lo transmite en forma de película, una película llamada "Sueños".

Mis ojos lo ven a él, al rubio de barbilla en forma de V abrir sus ojos negros en signo de asombro, por lo que no le toma siquiera segundos para reaccionar a mi petición; camina hacía mí en zancadas largas y me jala a la esquina de la pecera, toma mi cintura entre sus brazos y me levanta dejándome caer lentamente en el frío piso del barco.

Mi cola al dejar de tocar el agua dentro de la pecera me da aviso que la conexión con la ballena acaba de romperse y es cuando al fin puedo respirar por un milisegundo para después sentir el ardor extendiéndose por toda mi caja torácica mandando señales de que no puedo respirar, acto seguido mi cuerpo empieza involuntariamente a convulsionar por falta de oxígeno.

—¿Es adecuado volver al agua?—me habla aún en sus brazos. Es tan pequeño. Asiento repetidas veces al ritmo de las convulsiones, habla a los demás y entre todos me levantan para devolverme a la pecera dónde inhalo profundamente aliviada.

—¿Han oído eso?—dice un externo asustado—Ella puede hablar nuestro idioma, puede entendernos...

Sonrío de medio lado por un momento, pero una voz me devuelve a la realidad.

—Kaeun, cambia el agua.

—Entendido jefe.

—Respecto al animal muerto... Saben que eso fue algo completamente innecesario y por sus jueguitos estúpidos Joy resultó herida—se expresa con autoridad—Y por eso, entrarán en esa ballena y sacarán toda la grasa posible, en los baúles del sótano lo depositarán; además, cuando lleguemos al puerto la venderán y todo el maldito dinero ganado ni siquiera lo tocarán.

¿Entrar dentro de una ballena sin vida? Es una profanación... Su voz suena tan indiferente que me recuerda el por qué estoy aquí, cuál es mi propósito... entonces, ¿Por qué le he pedido ayuda? ¿Por qué le he mostrado que puedo hablar? Por un momento esos ojos sin fin me han engañado, me han dejado ciega.

Lo observo alejarse hacia la puerta donde siempre desaparece sin siquiera mirarme, al parecer y dada su reacción de no sorpresa, él sabe que podía hablar desde que me metió en esta pecera. Dios mío ¿Por qué yo? ¿Para qué me tiene aquí dentro? Mis pensamientos dan tantas vueltas que cuando vuelvo en sí mi agua está completamente limpia.

Veo como los demás externos están trabajando en lo que su jefe les encargó, sacar toda la grasa de esa pobre ballena, escucho como se quejan, hacen muecas y francamente puedo entenderlo, el olor de la ballena me llega hasta aquí y no es nada agradable, teniendo este olfato tan desarrollado me está afectando que ya me empiezo a marear.

Cierro mis ojos tratando de dormir.

—Wendy, vamos, tienes que contarme de lo que todos hablan—le ruego.

—Sabes que son insignificantes chismes—me dice mientras recolecta conchas y demás en el fondo.

—No puede ser un chisme, he escuchado a las Nereidas decirlo —aseguro—Y si ellas lo mencionan, es por algo.

—Sooyoung—me llama con un tono de voz que me ha dejado callada. Sé cuán sensible puede llegar a ser cuando se enoja y su expresión de ahora está en el nivel de que podría enviarme al Índico con tan solo un golpe de su cola.

Abro mis ojos rápidamente al recordar mis pensamientos de aquella vez, estoy siendo llevada a otra parte del océano ¡Al Índico! No lo conozco, pero si que he escuchado sobre el lugar: suficiente alimento, corrientes pacíficas, sin peligro de tsunamis, agua fresca alejada de humanos y limpia, un lugar en perfectas condiciones para vivir. ¿Acaso estoy siendo llevada para una mejor vida? ¿Estos externos quieren ayudarme?

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