Despierto por el aullido de animales, ya está completamente oscuro y sin habitantes. Uso mi oído pero ningún ruido de voces se escucha, ahora uso mi olfato y siento peces, entonces donde hay peces hay océano.
¿Qué tanto me alejé para ahora poder sentirlos?
Camino con miedo siguiendo el aroma, no me toma mucho tiempo llegar al lugar que está completamente vacío. No lo entiendo.
Cierro mis ojos descansando mis manos en mi cintura, inhalo profundamente y exhalo como 6 veces para tratar de tranquilizarme. Siento el miedo recorrer todo mi cuerpo, la adrenalina aumentando. No puedo permitirme estar un minuto más en la tierra, necesito volver al agua, necesito sentirme segura.
Me escabullo entre tantos rectángulos enormes, depósitos creo que se llaman para encontrar a un montón de humanos transportar peces dentro de cajas.
Veo como ríen entre ellos mientras avientan peces vivos dentro de pequeñas cajitas, los pescados tiemblan por no poder respirar, viejos recuerdos aparecen y las ganas de vomitar regresan.
Una, dos arcadas.. Sostengo mi estómago tratando de retener lo que sea que quiere salir, después de unos segundos las ganas se van. Vuelvo a ponerme recta y miro hacía el océano. Las historias sobre el índico son ciertas, el agua es muy tranquila.
Empiezo a caminar hacía la orilla que no está tan lejos, hay vallas en el puente, sin embargo no son tan altas y puedo saltarlas. Tomo una curva para no ser vista por los humanos y me relajo.
Es hora de volver a casa, es hora de volver con Wendy.
—¡Quítate!—me dice una voz, volteo a ver de quién se trata pero una pileta llena de agua con peces me cae encima.
Lo siento en mi olfato, agua de océano. Apenas siento el agua fría sobre mi cuerpo entro en pánico, tardan segundos en que mi gran cola aparezca y me convierta en sirena.
Los dos hombres en frente mío no parecen sorprendidos y se comienzan a reír.
—Mira, tenemos una nueva.
—¿Traes la navaja? Nos darán un buen dinero por las perlas en su cola.
—¡No! ¡No me hagan daño!—grito tratando de alejarme de ellos, pero el camino donde estoy tirada es muy rocoso.
Veo como saca algo con filo y se lo da a su compañero para después sacar la navaja. No tengo la menor idea de que me harán hasta que siento el dolor en mi cola, veo como la navaja es enterrada en mi tratando de sacarme las escamas formadas por perlas de mi cola.
Grito de dolor e incluso muestro mis dientes en signo de defensa, pero ellos no se detienen. Veo la sangre manchar el agua del océano que aún cae de la pileta.
Me revuelco en el suelo, intento con todas mis fuerzas alejarlos, pero me es imposible, intento enfocar mi energía aún cuando el dolor me distrae. No sé cuanto tiempo pasa, pero de pronto dejo de sentir el dolor, miro mi cola toda machacada y llena de rojo, los dos hombres ahora ya no están y lo único que me queda de recuerdo es la pileta que sigue dejando caer agua, el agua que aún me mantiene sirena. Me arrastro lo mas que puedo con mis brazos y siento como mi cola se daña más al contacto con la tierra.
Siento como una persona se para en frente de mí, como si nunca me hubiera visto desde lejos.
No tengo tiempo que perder, le miro directamente a los ojos.
—Ayúdame, por favor—le he hechizado, hechicé a un humano de nuevo.
Lo primero que hace es quitarse la gran chaqueta y empezar a secarme, como si supiera que es el agua la que me mantiene de esta forma, cuando al fin quedo completamente seca me empieza a faltar el aire, me pone la chaqueta encima y se para de nuevo a observar que el proceso se cumpla.
ESTÁS LEYENDO
Siren
Fantasy-Creo que fui embrujada, no... una mejor palabra sería transformada. La vida de Sooyoung cambia drásticamente cuando un científico y su equipo la llevan a la superficie alejándola de su única familia, Wendy. Estando por primera vez en su forma huma...