Siren 50

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[Sooyoung]

—Son valores Joy—se levanta de su silla y desaparece de mi vista.

Dejo caer mi cabeza sobre la mesa cuando escucho la puerta cerrarse.

—Son valores Joy—repito imitando su voz cuando ya está lo suficiente alejado para no escucharme. Valores...si tan solo supiera como actuar de esa forma. Sé que son los valores y como estos son formados, su significado, todo; está ahí almacenado en mi mente, pero nunca los he aplicado, no he tenido la experiencia de aprender a transmitirlo a los demás con mis acciones. Están en mi cabeza porque alguien metió toda esa información ahí privándome de aprender por mí misma. Privándome de vivir.

Cierro mis ojos aun descansando mi cabeza sobre la mesa de madera. La punzada en la nuca que empecé a sentir desde que dejé la casa de Yerin empieza a extenderse por todo mi cuerpo haciéndome sentir pesada y adolorida en solo este minuto. Intento pararme para servirme un vaso de agua y despejar mi mente, pero las piernas me fallan y caigo al suelo de madera oscura.

—Dios mío, me duele...

Intento levantarme con todas mis fuerzas, pero ahora incluso mis brazos han perdido energía, todas mis extremidades se sienten como fideos mojados. Con todo el cuerpo pegado a la madera observo a mi alrededor percatándome de que todas las cosas están borrosas. ¿Esta no es mi realidad?

Cierro mis ojos apretándolos tratando de despertar de lo que sea que es todo esto. El dolor en la sien vuelve a hacerse notable haciendo que me encoja de puritito dolor en todo el largo de mi columna. Me retuerzo en el suelo apretando todas mis extremidades para que pueda soportar la tortura: mis manos en puño, los dedos de mis pies contraídos al igual que mi trasero, apretando los dientes hasta el punto de lastimarme la mandíbula.

Unas imágenes, recuerdos, voces, sonidos y olores me llegan de golpe a la memoria haciendo que grite del impacto que está causando en mi subconsciente. ¿Qué es todo esto?

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —me jalo el pelo tratando de detener lo que está entrando sin permiso a mi memoria. Me ataca como algo ajeno a mí, pero que me pertenece. Algo mío que fue robado y ahora vuelve a mí de una forma tan dolorosa.

Toda esa nueva información se acumula en mi cerebro a la espera de que sea revisada por mi subconsciente, llamándome, casi rogándome que lo vea. Que me vuelva consciente de lo nuevo que ha llegado a mí.

El sudor empieza a recorrerme todo el cuerpo del esfuerzo que estoy haciendo en el suelo, de pronto ese dolor desaparece por una voz familiar.

—¿Estas bien? —dice alzando mi cabeza lentamente. Al abrir mis ojos puedo notar que estoy sentada en la silla justo como estaba cuando él recién se fue. ¿Qué está pasando? ¿Esta es mi realidad o estoy de nuevo en un bucle? Niego con la cabeza rápidamente para saber si esto es de verdad, Sungjae permanece mirándome inmerso en sus propios pensamientos.

—Perdón, sé que estuvo mal de mi parte preguntarte eso—me disculpo apenada por mi comportamiento. Un tanto cohibida por todo lo que recién experimenté.

—No tienes porque, creo que yo no me expliqué bien—deja de acariciarme el cabello y casi le ruego con la mirada para que no se despegue de mi—¿Por qué me hiciste esa clase de pregunta? ¿Algo te incomoda? —vuelve a hablarme después de jalar una silla y sentarse frente a mí.

—No—respondo sin pensarlo—Simplemente se me fue... Tomé y probé muchas cosas en la casa de Yerin. Estoy demasiado casada, iré a dormir —me levanto rápidamente rumbo a mi dormitorio.

Cuando cierro la puerta, un leve suspiro sale dentro de mí que no sabía estaba reteniendo. Mis manos se mantienen sudadas del nervio y la ansiedad de solo recordar todo lo que me sucedió mentalmente, ahora solo puedo pensar en revisar la nueva información almacenada en mí para saber qué fue lo que me ocasionó tanto dolor, aunque haya sido algo mental, se sintió tan real que el miedo se apoderó de mí.

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