Siren 53

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[Sooyoung]

Giré hacia la ventana cuando sentí a alguien observarme, al ver a Sungjae mirándome detuve el columpio. Ni siquiera escuché cuando llegó, estaba tan metida en mis pensamientos que no supe desde que horas estaba ahí.

Es hora de decirle, es ahora o nunca.

—¿Qué pasa? —pregunté desde donde estaba. Él no respondió hasta después de varios segundos.

—Es...—volvió a detenerse sin saber cómo decir lo que tenía que hablarme. Su cara estaba pálida y su respiración acelerada. Algo no estaba bien. ¿Yerin le habría contado? La preocupación me rodeo como un remolino y miles de escenarios posibles empezaron a formarse dentro de mi cabeza.

—Sungjae dime—dije con voz más elevada levantándome del columpio.

—Es Wendy, intenta enlazarte con tu hermana...

Aun cuando no estaba entendiendo lo que pasaba, nunca se me pasó por la cabeza que Wendy estaría en peligro, ni siquiera por un milisegundo. La recordaba siempre, pero me había vuelto inconsciente que se encontraba sola con el peligro; dejé de pensar en Lissandra y todo lo que representaba cuando otro problema más grande vino a mí: Descubrir mi verdad.

Mi mente se estancó en eso y... solo pensaba como iba a contarle la verdad. Nunca creí que estuviera expuesta a un daño mayor que mis palabras.

—Me voy a teletransportar—le avisé a Sungjae. Esas palabras para mi significaban mucho, significaban una esperanza hacia Wendy y una verdad expuesta hacia Sungjae. Si aceptaba quien soy, si dejaba que esos poderes y esa energía estancada formaran parte de mí, el color de mis ojos cambiaría a un azul inexplicablemente para él. Sungjae no entendería que ese color tan hermoso representa que yo soy un Dios.

—¿No tienes preguntas? —hablé con miedo a su respuesta, lista para revelarle el cambio de mis ojos y todo lo que eso conllevaba. Estaba decidida a contarle todo de una vez por todas, pero su respuesta me dejó en la nada, espere todo menos lo que dijo.

No... no realmente. ¿Dónde estamos? —el corazón se me detuvo por completo. Él simplemente pasó de mí.

—Sungjae, pregúntame por favor—volví a intentar, a casi rogarle que lo hiciera.

—No soy nadie para saber sobre ti—dijo, eso me detuvo.

El corazón se me partió pedazo por pedazo sabiendo que en definitiva esa era la verdad. No era nadie, nunca fuimos nada... Cuando él se entere de todo pensará lo mismo y quizá algo peor de mí. No me verá como alguien que pudo haberle gustado, me recordará como la causa de su sufrimiento. Porque eso es lo que soy y ahora es imposible cambiarlo.

Nos sentimos tan malditamente atraídos el uno al otro por un estúpido hechizo que nos enlaza desde hace más de 15 años... Y la única forma en la que tú seas feliz es si yo estoy en la tierra y tú en el océano... con Wendy, como todo siempre debió de ser...

🧜🏻‍♀️

Dejo salir toda la energía de mi yo sirena para que el cuerpo de Wendy lo reciba. Mi voz que antes estaba en susurro ha aumentado en casi gritos para que todo lo canalizado siga explotando dentro de mí. Todo es pasado a través de nuestras manos enlazadas.

—Por favor, por favor... ¡Que el poder que me otorgaste como un Dios en esta tierra sirva de ayuda para poder darle energía a mi hermana! ¡Que todo lo canalizado dentro de mí, todo lo puro sea transmitido a este cuerpo! ¡Lo hago en mí nombre, en nombre de Pandora, Diosa del Olimpo!

El latido del corazón de Wendy hace que mis ojos se abran en automático, mis manos se alejan de su pecho, yo misma me alejo de ella y los demás hacen los mismo para darle espacio.

SirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora