Epílogo

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Zeus sintió el golpe de la pelirroja en toda la extensión de su pecho, incluso sus pies se hundieron rompiendo el concreto por su gran impacto, volviéndose consciente del gran poder que emanaba de ese pequeño cuerpo con tan solo 18 años.

Intentaba razonar con ella explicándole sus fallas como padre, pero esta no parecía escucharle en absoluto. Ese color de ojos que ambos compartían demostrando que son familia habían cambiado en ella, ya no se veían como ese azul perfecto de océano pacífico, ahora emanaban una fuerte concentración y poder, brillaban con deseo de romper todo, incluso de romper al mismísimo Dios Supremo.

Zeus sacudiéndose la bata blanca se vuelve a incorporar para ir hacia su hija, pero ella en un magnífico acto de magia desaparece de su vista apareciendo detrás de su espalda dándole un toque en su zona lumbar provocando que el hombre se arrodille por el dolor causado. Sin esperar a que este se recupere, vuelve a hacer una aparición espontánea frente a él y toca su pecho, justo donde está latiendo su corazón.

—Hazlo Pandora, hazlo hija mía—se rinde sin bajar la cabeza. Ahora lo sabe, durante toda la batalla la pelirroja usó toda su energía y más, sin embargo, también estaba canalizando la misma para su golpe final: este que apuntaba ahora su corazón latente. ¿Cómo habría de soportar todo ese peso un cuerpo tan delgado como el de ella sin siquiera haber entrenado lo suficiente? La respuesta era simple: La caja de Pandora había sido abierta.

De la boca de Zeus no salieron suplicas y tampoco su cara transmitía eso, era más bien... una sensación de orgullo y felicidad por su pequeña hija, pese a la situación no estaba triste ni enojado, una genuina sonrisa corría por la boca del más grande Dios, ahí arrodillado a punto de morir.

Ya no era el más alto en esa gran cúspide de jerarquía, su hija ahora lo era.

Es cuando sintió ese sentimiento que había permanecido oculto durante miles de años, el mismo sentimiento que Sooyoung desconocía cuando recién llegó a la tierra, del que no había una definición concreta:

El amor.

Durante tantos miles de años Zeus por fin sentía genuinamente lo que era el amor hacía otra persona. ¿Algo triste? No, en lo absoluto. Esto solo demostraba que Zeus seguía creciendo aun cuando ya aprendió, conoció y vivió todo. Un Dios capaz de experimentar el sentimiento del amor es más sabio, incluso se podría decir que más poderoso. Además, el título de "Padre de todos los humanos" al fin parecía tener algo de verdad, sintió al observar a su hija lo que esa mínima palabra significaba.

Pero entonces la pelirroja se desvaneció segundos después antes de darle su ultimátum en la vida cayendo en el frío suelo completamente inconsciente.

Sin magia recorriendo sus venas, sin energía vital de por medio.

—¡¿Dónde está?! ¿Qué le has hecho?—apareció Poseidón mirando a todos de un lado a otro buscando a su preciada pequeña.

—Está en la Cápsula... Vivirá hermano—habló Zeus desde las escaleras.

—¡¿QUÉ PASÓ?!—explotó apuntándole con su tridente.

—Estuvo a punto de matarme, creí que al fin moriría—respondió el otro, pero parecía más hablar consigo mismo y no con el Dios del océano. Poseidón se preguntó de que estaba hablando su hermano. "¿Qué es ese brilló en sus ojos azules?" pensó al observarlo. Lo había mirado durante decenas de años, pero era la primera vez que veía esa clase de ojos.

Ojos... con sentimientos sinceros.

El tiempo pasó y ese incidente que gritaba la separación de todos dentro del Olimpo, logró unir a los Dioses como nunca antes lo habían estado. Al ceder todos su magia para nutrir el cuerpo vacío de Sooyoung, el Olimpo por fin se convirtió en un hogar con personas fieles a la palabra familia, claro, a excepción de Hades, quién volvió a gobernar el inframundo, pero Zeus no le guardó rencor, le agradeció.

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