La mayoría de las persona comienzan su día disfrutando de una taza de café antes del trabajo o la escuela. Yo soy una de esas personas. Estaba sentado en la mesa de la terraza tomando una taza de café, leyendo unos papeles y disfrutando de un tiempo tranquilo. Como todas las mañana salía a observar y meditar todo lo he que logrado, a base de esfuerzo, tal vez algunos que otros tropiezos pero he salido adelante, jamás me rendiría en algo que quiero y deseo conseguir, no me gusta rendirme tan fácilmente, desde pequeño solía ser caprichoso con las cosas que quería y hoy en día sigo siendo el mismo Anthony, me gusta conseguir lo que quiero.
Volteé la vista hacia abajo en el patio y de repente veo pasar corriendo a Stella. Desde ese lugar donde estaba la seguí con la mirada, iba directamente a la salida. ¿Dónde ira a esta hora? me pregunte, es que acaso a esta chica no la puedo tener quieta por un rato. Inmediatamente tome mi móvil y marque.
— ¿Si señor, Price?
—No dejen salir a Stella. — ordene al portero y colgué.
En los siguientes minutos decidí relajarme y seguir disfrutando de mi café, me hubiera encantado ver la reacción de Stella, al ver que no puede salir de aquí, sé que no tardara en venir a reclamarme. Entonces escuché unos pasos que se acercaban.
Stella se paró delante de mí con una mano apoyada en su cadera. Sabía perfectamente que está molesta.
Ella me mira y, a continuación, suelta: — ¿Se puede saber que tiene que hacer una para que la dejen salir?
—Buenos días, Stella. —dije con calma.
—Tengo que ir a trabajar.
— ya acordamos que no es necesario que trabajes, aquí tienes todo.
Se niega.
—No me puedes tenerme todo el tiempo aquí... aparte acordamos que vamos a seguir con nuestra vida cotidiana, cada quien en lo suyo y este es mi mundo, yo tengo que ir a trabajar.
— Stella, no quiero discutir ahora mismo, es muy temprano. —siseo.
—Exactamente... es muy temprano como para ir a trabajar, no tengo otra cosa que hacer en esta casa.
Levanté la mirada y arrugué mi entrecejo.
—Tienes que ir de compras. Vas a necesitar ropa nueva para la cena de mañana por la noche y después unos cuantos acontecimientos sociales.
—Yo no compro ropa nueva.
— ¿No te compras ropa nueva? —me crucé de brazos.
—Me compro ropa, pero no nueva.
—Déjame adivinar... — llevo mi mano hasta el mentón, y pienso en las palabras adecuada para decir, tampoco quiero llegar a ofenderla. — ¿Dónde? ¿Compras ropa en tiendas de segunda mano? ¿También la ropa interior?
Ella se sonrojo.
— ¡Disculpa! —dijo. Así que pensé que me había equivocado en decir eso ultimo no era momento para hablar de sus bragas. Ella tomó un mechón de su pelo y jugueteó con él. — Ya no recuerdo la última vez que fui a un centro comercial a comprar ropa. Meda vértigo, mareo ir de compras. Aparte de eso no necesito ropa nueva, con la que tengo basta y sobra. La ropa vieja es siempre más cómoda que la nueva. Lo que busco es comodidad. —
Suspire con cansancio y me frote la frente.
—Joder, Stella. Mañana iremos a una ocasión especial, no puedes llevar tu "ropa cómoda" —explicó y me miró pensativa. La observo, ella trae puesto un vestido a los tobillos hecho de diferentes cuadros de tela de colores, como un edredón. Su vestimenta siempre se me hace modesto, no puedo permitir que vaya de esa manera, sería una burla para todos.
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Forced marriage. (+18)
Teen FictionAnthony Prince, un joven millonario que a sus 26 años, no cree en sentimientos, ni en compromisos. La palabra matrimonio y familia, son conceptos que ni siquiera existen en su mundo. A él solo le importa divertirse con las mujeres, solo sexo... 1-07...