Capítulo 46

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Pov' Anthony

Lentamente, esforzándome por no despertar a Stella, Salí de la cama y jalé el final de la cobija sobre su hombro. Increíble, pensé mientras me puse de pie por unos segundos observándola. incluso sin el poco maquillaje que ella usa es toda una belleza.

Podría tomar un baño más tarde y cambiarme de ropa. Por ahora todo lo que quería era tener una humeante y caliente taza de café en mis manos. Pero no logré ir tan lejos.

Mientras voy bajando las escaleras, escucho la voz de una mujer que reconozco. Entonces la veo. Ahí, al final de las escaleras con globos y una tarta de cumpleaños.

— ¡Feliz cumpleaños, cariño! — dice Daphne, haciendo un bailecito de cadera.

Pero que estupidez ha hecho Daphne, ella sabe perfectamente que no me gusta celebrar mi cumpleaños, y mucho menos que venga a mi casa sin avisar, no entiendo cómo ha entrado.

—Daphne, ¿Cómo has conseguido burlar las medidas de seguridad?

Ella extendió un brazo para entregarme unas llaves.

—Todavía tengo las llaves y el código de acceso. Recuerda que antes que te casaras, tu y yo teníamos muy buena relación, — ella dibujó una sonrisa pícara en su rostro.

Rodé los ojos y le arrebaté las llaves de la mano.

—Mejor llama, antes de venir.—digo.

— Quise darte una sorpresa única e inolvidable para fortalecer nuestra relación y demostrarte que en verdad me importas.

Me cruzo de brazos y la miro con seriedad. —Sabes que no me gustan las sorpresas.

Ella elevó los hombros y dejó escapar un largo suspiro. —Hoy es tu cumpleaños, tal vez debamos festejar de una manera diferente. — Quiso darme un beso, pero le retiré la mejilla.

—Sabes que no me gusta las sorpresas

—Lo sé, de todas maneras, nunca me ha detenido para darte al menos un abrazo.—ella rodeo su mano por mi cuello y depositó un beso en mi mejilla izquierda. Yo la tomé de la cintura y aparte su cuerpo del mío.—Daphne, gracias, pero ...

— Anthony, me puedes explicar qué hago aquí .... — de pronto escucho la voz de Stella, saliendo de la habitación y caminando por las escaleras.

—¿Qué hace ella aquí?, —pregunta Daphne. La miró de arriba abajo con una sonrisa que rozó en insulto.

Stella me mira, también sorprendida al verla. Yo procuro disimular mi disgusto con esta situación, respiro hondo e intento cambiar mi expresión hasta que consigo tranquilizarme.

Miré a Daphne, — Será mejor que te vaya.

—Yo no me voy a ir a ningún lado, me tienes que explicar que hace Stella en tu casa. No se supone que están divorciados.

— No tengo por qué darte ninguna explicación. Vete antes de llamar a seguridad. —amenazo. Estaba muy enfadado. Ella rodeo los ojos y dejo la tarta en la mesa y salió de la casa.

— ¡Siento haber arruinado tu sorpresa de cumpleaños!—escucho una voz detrás de mí. Volteo a verla y me doy cuenta de que Stella me observa detenidamente.

— Esto tiene una explicación.—digo rápidamente.

—No hay nada que explicar. Lo Mejor será que me vaya —murmuró.—En el estado en el que me trajiste, no debiste hacerlo.—dice.—Es más ni siquiera me hubieras ido a buscar.

—No, espera —alce una mano como si así fuese a retenerla físicamente, aunque no logré tocarla.

Me miró fijamente durante varios segundos antes de hablar. — ¡Felicidades para ti!

Eso fue lo único que dijo antes de tomar el pomo de la puerta y salir.

Solo me quedé allí parado, viendo cómo se iba de mi lado una vez más, todo era demasiado tarde para seguir reflexionando, ambos firmamos ese documentos, y aunque los manuscritos se pierden con el tiempo como aguja en un pajar, los documentos oficiales son un acto gris y dañina para la vida. ¿De qué conviene más deshacerse? ¿Del papeleo o del amor? Siempre se actúa en interés de una sola persona y en cuanto al sentimiento... está de sobra.

Pov' Daphne.

Maldita Stella, por más que intento separar a Anthony, ella está siempre en su vida, la detesto. Odio á muerte a esa mujer, Stella me estorba en el camino, y su felicidad me irrita. No puedo creer que por ella me corriera de su casa. Necesito idear un plan, para acabar con ella, solo que no se me ocurre ninguno en este momento.

—Vine tan pronto como pude. — escucho la voz de Benjamín.

Me levanté y corrí hacia él para abrazarlo. —Te echo mucho de menos.— dije y le di un beso.

—¿Le llegaste de sorpresa a Anthony? — preguntó.

Entorné los ojos. Me senté en la esquina de la cama y me crucé de brazos. — Tu hijo es un estúpido. — respondí. — Al parecer tu hijo pasó la noche con Stella.

—¿Qué has dicho?

— Anthony se sigue viendo con esa mujer. — repetí.

Benjamín se llevó las manos a la cabeza y soltó un taco de groserías. — ¿Qué pasa contigo? Solo tienes una cosa que hacer y seguir seduciendo a Anthony para que él se aleje por completo de aquella mujer.

—Anthony ha perdido la cabeza por ella. Todo se me está yendo de las manos.

— Debes buscar una solución. Ya no quiero que él siga teniendo comunicación con Stella, lo quiero lejos de ella.

Me puse a su altura y rodeé con mis brazos alrededor de su cuello. — Tu y yo buscaremos una solución a eso, mientras tanto tomemos un momento para relajarnos. —Paseé mis manos por su pecho y fui desabotonando su camisa con las manos.

Me tomó las dos manos y me dio un beso en cada una. — Me da coraje compartirte con Anthony.

Sonreí y lo besé. En estos días me di cuenta que lo de Anthony es solo un capricho mío, pero lo que siento por benjamín es algo muy diferente a ese capricho, siempre me ha llamado la atención los hombres mayores, con ellos hay buenos temas de conversación, están nutridos de conocimiento ya sea político, filosófico, creencias y de más cosas. Son hombres inteligentes e interesantes y en la cama, uff, está de más contarlo.

—Hoy soy tuya. — solté.

No me miró a los ojos, solo observó mi cuerpo y gruñó.

—Daphne, ¿Qué es esto?

Trazó el borde de mi sujetador de encaje con su dedo grueso. Lo acarició de un lado a otro y arqueé la espalda para sentir más su toque.

—Mi.... Mi sostén y bragas. —susurré.

Me los había puesto con la intención de seducir a Anthony, pero yo era la que estaba excitada y con ganas. Si deslizaba ese dedo por mis bragas en vez de mi sostén, las encontraría empapadas.

—Nunca he visto nada así.

No le respondí con palabras, sino con acciones.

Después de haber pasado un rato íntimo, y dejando aún lado el estrés que teníamos. Me pego a él y me echó sobre su pecho. Me besa en la cabeza y me acaricia la espalda desnuda.

—Por cierto, traje la solución a nuestro problema. —dice.

Elevé una ceja, eso suena muy interesante. En ese instante me entrega un pequeño frasquito de cristal de color ámbar oscuro tapado con un corcho lacrado.

—¿Y, esto? — cuestiono. Observando el frasquito que tenía en mis manos.

— Será bastante fácil que puedan echar alguna sustancia en la bebida de Anthony.

— ¿Alguna sustancia? ¿Acaso pretendes matarlo? —exclamo con preocupación. Podré hacer de todo, pero matar alguien no es lo mío.

Él soltó un suspiro. —Ya me gustaría, pero no, no es el caso. Tan solo pretendo dormirlo un rato.

—Creo que veo por dónde vas. —respondí.

— Yo te diré en qué momento harás lo que yo ordene.

— ¿Qué pasará con Stella?

Sus manos descienden para tomar mi barbilla. — De eso me encargo yo. Muy pronto estará lejos de nuestros caminos.

Sonreí de oreja a oreja. — Me encanta que seas un hombre ingenioso. — dije, y sintiendo una emoción que nunca antes había sentido en mi vida, me subí encima de él y lo besé con fuerza. No tardó en reaccionar.

Pov' Anthony

— Me estás diciendo que pasaste la noche con Stella. — repite Fred.

Lo miro sin parpadear. —La verdad no sé para qué te cuento las cosas. — digo.

Elevó sus manos y se encogió de hombros. — Es por qué no tienes más amigos y soy el único que te escucha.

— ¡Que patético eres!

—Más patética fue Daphne en querer sorprenderte por tu cumpleaños.

Le saqué el dedo corazón.

— No te entiendo. Un día dices que no te interesa nada absolutamente nada de Stella y al siguiente vas te preocupes por ella y la llevas a casa.

— Cierra la boca. Ya te he dicho un montón de veces, ella no me interesa.

Él soltó una carcajada. Pero qué le pasa a este idiota, no sé por qué sigue siendo mi amigo.

— Si me dieran una moneda por escuchar decirte que no te interesa Stella, Dios, yo sería multimillonario, tendría una mansión en la luna.

Lo fulminé con la mirada, exasperado.

— Es mejor que te largues de mi vista. Antes que te corte las pelotas.

— Me voy por mi bien.

— Cuando salgas avísale inmediatamente a la nueva secretaria que pase, necesito que me ayude a mover unos papeles.

—¡Cómo usted ordene, jefe! —bromea. — ¿Alguna cosa más?

— ¡Lárgate, ya!!—dije.

Estoy ojeando unos papeles cuando suena el teléfono y mi secretaria me pasa una llamada.

—¡¿Señor Prince, necesito hablar con usted?! —oigo que dicen cuando descuelgo.

Es Joey, mi abogado.

—¡¿Pasa algo?!

— Si.

— Bien, Nos vemos en el restaurante del Hotel Prescott en media hora.—dije y colgué la llamada. Me pregunto qué será tan importante, como para pedir hablar conmigo. ¡¿Será algún problema de la empresa?! Si es así tendré que despedir a varios empleados, últimamente tenemos graficas muy bajas en cuanto a las inversiones.

Antes de irme le hago saber a mi secretaria que, para cualquier eventualidad, estaré fuera de la empresa.

Cuando llegué al restaurante, me sorprendí ver al abogado sentado esperándome. En cuanto me vio me saludó. Yo me acerqué a la mesa y me senté.—bien, ¿qué es eso tan importante que quiere decirme?

—Su divorcio no es legal. —dijo sin vacilar.

—¿De qué habla?

— Hubo un pequeño error en los términos del divorcio, así que por lo tanto su divorcio con la señorita Stella no es legal.

Cuando me dio esa noticia quedé asombrado, sentía una emoción que no podría describir en ese momento, es como si la vida me está concediendo una segunda oportunidad. Para redimirme y enmendar un error que había cometido.

— Señor Prince me disculpo por ese gran error, le prometo que tendremos una cita lo más pronto posible con el juez para volver hacer los trámites del divorcio nuevamente.—continúa.—Esta misma tarde hablaré con la señorita Stella para avisarle. —me dice y lo interrumpo. —No le vas a decir nada a nadie.

— Si no lo hago, eso significa que seguirá casado legalmente con la señorita Stella, al menos que eso pretenda usted.

— Señor Joey, es el mejor regalo que me han hecho en mi corta y absurda vida.—sonreí felizmente.—si le pido que no dirá nada, es porque esta noticia nadie, pero absolutamente nadie lo sabrá. Esto quedara entre nosotros.

Simplemente sonrió y aceptó. —Como usted ordene.

Todo a su tiempo, por lo pronto esto lo mantendré en secreto, buscaré el momento preciso e indicado para molestar a Stella y darle la sorpresa de que seguimos casado.

***
¡Holaa!
Gracias por llegar hasta aquí y por seguir apoyando a FM, muchas gracias!❤️
Está claro que todo empezamos a odiar a Daphne y al papá de Anthony, no se puede confiar en ellos. 🤬

Los quiero mucho ❤️ nos vemos en el siguiente capítulo ☺️✨no olviden votar ☺️


Forced marriage. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora