Capítulo 4

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A la mañana siguiente, tras una interesante tarde con la señorita Stella, al levantarme decido avisarle al abogado que hoy tenga listo el contrato. Motivado le mando un mensaje a la señorita Stella:

Recuerda: a la una, tienes una cita pendiente en mi oficina.

Estoy mirando al frente cuando mi móvil suena, y leo:

No pienso ir.

Boquiabierto, observo el mensaje. ¡Joder! Pero, como nunca me han dejado plantado, respondo:

No te estoy preguntando, te estoy dando una orden.

Imaginarme su expresión al leerlo me subleva. Cuando lo envío, dejo el móvil sobre la mesa para firmar unos papeles y éste vuelve a sonar:

Señor Anthony, le pido que cancele sus planes, que no estoy de acuerdo con usted.

Eso sí que no lo permito, y escribo:

Señorita Stella, última oportunidad, la espero hoy a la una, sin ningún pretexto, de lo contrario absténgase a las consecuencias.

Esta vez no suelto el teléfono. Esa morena me está haciendo enfadar y no quiero llegar a ese grado, no ahora. No tarda en llegar su respuesta:

Lo que quiero es que se olvide de mí. Consiga otra persona que si este dispuesta a todo.

Esta chica sí que está consiguiendo enfadarme. Vaya que lo ha logrado. Captado por completo mi atención, le contesto:

Tienes dos opciones. La primera, es ir a mi oficina. Y la segunda, Yo mismo iré hasta tu lugar de trabajo y armare un escándalo. Tú decides.

En cuanto lo envió soy consciente de mis palabras. Ella hace que me enfade. Jamás, pero ninguna chica me ha cancelado algo, pero veo que a Stella le gusta llevarme la contraría y eso no lo voy a permitir. Stella me hace estar pendiente del teléfono y, al ver que no responde, le envío un par de mensajes, hasta que al final recibo uno de ella que dice: Nos vemos a la una.

Excelente. Eso era lo que buscaba, y, ahora que me he salido con la mía, me dispongo a poner todo el orden en la empresa.

*********

Las horas pasan y me veo mirando el reloj deseando que llegue la una. De pronto tocan la puerta y anuncio que pase. Mi corazón empezó a latir pues pensaba que era Stella, y, no. Era Lucy, ella traía una cara de enfado, me sorprendió al verla de ese humor, ella siempre entraba con una sonrisa pícara.

— ¿Por qué no me habías dichos que te vas a casar?— Lucy cruzo los brazos a la altura de su pecho. Ella se encontraba parada enfrente de mi escritorio, dejándome disfrutar del hermoso cuerpo que tiene.

La observo por unos segundos y continuó revisando las estadísticas financieras de la empresa. — ¿importa?

—se te olvida que el abogado que has contratado, es mi padres. — Lucy me avienta una carpeta en el escritorio.

Suspiro. —Lucy no estoy de humor para tu berrinche, te pido que te retires.

frunció el ceño y se retiró. Ella es muy buena en la cama al igual que una excelente mujer, tal vez el motivo de su enfado es porque me voy a casar con otra y no con ella, pero temía que se enamorara de mi ella me había insinuado su deseo de tener hijos un gran sueño que sellara su relación. Si tenía algo claro con respecto al matrimonio, era que las emociones acabarían por arruinarlo.

De pronto empezó a sonar mi móvil.

— ¿Madre?— contesto.

— Anthony, soy yo. Sophie.

Forced marriage. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora