Capítulo 30 (parte 2)

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Pov' Stella

Luego de unos quince minutos, llegamos al club. El lugar era una locura. La música resonaba a todo volumen, las personas se mecían al ritmo de la música, los cuerpos sudorosos chocándose entre sí, el aroma a alcohol y cigarrillo. Era mi propio déjà vu, una parte de mí extrañaba esto. Extrañaba la locura del club, el servir bebidas y enloquecer al ritmo de la música. Esa etapa había quedado atrás, no podía regresar nuevamente a ese tiempo.

— Señora, si necesita algo, no dude en llamarme.

La voz de Blend me hizo regresar a tierra.

—Por favor no me digas señora. Dime Stella.

Asintió con la cabeza.

Miré a mi alrededor, el club estaba abarrotado, mayoritariamente con hombres, pero también había unas cuantas mujeres. Tuve que admitir que el lugar era algo impresionante, con las luces estroboscópicas, muebles de piel negra y blanca, mesas de cristal, y un largo bar. Era la actividad indecente que ocurría dentro, sin embargo, lo que me hizo detenerme. Mujeres desnudas bailando lujuriosamente sobre el escenario mientras otras recorrían las mesas, flirteando y enseñando sus partes.

Cerré los ojos y pensando me sonreí. Estar por estos lugares te lleva hacer cosas indebidas.

Miré por encima de mi hombro para asegurarme de que Blend me había dejado sola.

A los pocos minutos de haber llegado, un mesonero se acercó a mí con un cóctel, dejándolo sobre la mesa. Me sorprendí, tal vez se había confundido.

— Disculpe, pero yo no he ordenado nada. — dije buscando su mirada.

— Lo sé señorita, lo envía aquel caballero. — dijo el mesonero señalando discretamente a un hombre joven que me observaba con una sonrisa.

Lo miré con curiosidad, no conocía aquel hombre, por lo tanto, no podría aceptar bebidas de un extraño.

— No voy a aceptarlo. —dije haciendo un gesto con una mano indicándole al mesonero que se lo llevara.

— Cómo usted ordené. — y se retiró llevándose con él, el cóctel, para llevarlo a quien lo había ordenado.

Aquel hombre no le hizo gracia el rechazo que le hice, tomó la copa y él mismo se dispuso a traérmela hasta la mesa donde estaba sentada. Esto definitivamente había sido error venir a este lugar sola y vestida de esta manera.

— Buenas noches, hermosa.

— Buenas noches. — respondí, Intenté poner una cara de desagrado.

— Esto es para ti. — dijo poniendo la copa frente a mí, sonriendo seductoramente.

— Gracias, pero dije que no iba a aceptarlo.

— No seas así hermosa...

— Estoy esperando a mi esposo. —mentí esperando que la mención de un acompañante lo alejara.

— ¿Está usted casada? ¡No mientas!

— No estoy mintiendo. — busqué a Blend con la mirada, pero no lo vi por ningún lado. Genial, en este momento te necesito y no estás a mi lado.

Sonrió; pasó su mano por la barba negra. Llevaba una camiseta de manga corta dejando al descubierto los tatuajes que formaban raros e intrincados dibujos. Aquello era muy extraño.

Busco el cigarrillo en la mesa que tenía al lado. — Pero tú ahora estás sola así que yo te voy a hacer compañía esta noche. — dijo inclinándose hacia mí. Me entró el asco en cuanto el aroma a alcohol que despedía de él.

Forced marriage. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora