Capítulo 34

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Pov' Stella

Imbécil, imbécil. primero me trata como él quiere y luego quiere que siga todas sus órdenes, lo odio. A mí no se me olvida la mirada que se lanzaba con Daphne. Ella es una arpía en descaro, sabe perfectamente que Anthony está casado y aun así se traía una guerra de mirada con Anthony de seguro está noche estará con ella haciendo quien sabe qué.

Suspiro. No puedo estar aquí, todos son unos hipócritas. Tomé el ascensor para irme a la habitación. Solo quiero estar sola y olvidarme de todos.

Cuando llegué a mi habitación tenía el corazón a mil, y mi mente obnubilada intentaba procesar lo que estaba pasando. Como mi vida dio un giro de 360° al estar a lado de Anthony. No sabía si estar contenta o triste, las emociones eran contradictorias. En todo caso, no entendía la reacción de Anthony. Me metí en la cama repasando mentalmente toda la escena, y el sopor del vino me venció, caí en un sueño inquieto.

Al día siguiente me levanté con la cabeza un poco pesada y el cuerpo cansado. Me di una larga ducha que me ayudó a recuperarme y, antes de bajar a desayunar, me tomé un té negro en la habitación. Esperaba no toparme con Anthony antes de haber tomado mi café. Estaba cansada, de todo este show que hemos montado.

Recordé que en este hotel hay espacio para ir a entrenar, tiene días que no hago ejercicio creo que es buen día para ir hacer cardio.

Tomé mis cosas y me encaminé. Al entrar vi que había otra persona y no era ni más, ni menos que Anthony, rápidamente me escondí detrás de un espacio donde se encuentran todas las mancuernas, él está haciendo pesas. Tenía unos pantalones de chándal grises y una camiseta blanca que marcaba todos los músculos que tenía, y cabe mencionar que muy bien trabajados. No podía negar que me parecía atractivo, que había algo en él que me gustaba quizás un poco más de la cuenta, pero asumía que era una cuestión física y me apresuraba en sacarlo de mi cabeza antes de que me empezara a enrollar demasiado.

Maldición. Los músculos y las venas se marcaban en sus brazos. Tan solo verlo hacer lo que estaba haciendo me excitaba. Cerré lo ojos un instante, necesito tranquilizarme, lo mejor será salir de este lugar, de pronto siento mucho calor.

Cuando di un paso hacia atrás choque con un disco de pesa, haciendo un gran ruido. Mierda, no vi la hora en salir corriendo y esconderme entre los vestidores, aunque viéndolo bien no era buen lugar para esconderse.

Mi respiración subía y bajaba, a lo lejos puede seguir viendo que Anthony no se dio cuenta, por qué siguió levantando pesas. Suspiré, seguro tiene sus airpods que ni cuenta se dio de mi presencia. No fue buena idea venir aquí, lo mejor será irme.

— ¿Qué hacías espiándome?

Esa voz.

La botella de agua que tengo en las manos se me cae al suelo por el susto. Rápidamente me agachó a recoger la botella, no quiero ni verlo a los ojos. Va a pensar que lo estoy siguiendo.

—¿Por qué estabas espiando?

Inmediatamente me levanto del suelo con la botella de agua en mis manos y digo: —¡Espiando? ¡Yo?

—Sí, tú.

—¡Yo no estaba espiando, no digas tonterías! ¡Soy incapaz! ¡Venía hacer un poco de cardio que tanta falta me hace y escuché ruidos y me asomé, que es distinto! ¡Es más, voy a buscar unas mancuernas, con permiso, no quiero disturbar su intimidad!

Antes de salir, me toma del brazo y me jala hacia él—¿Disfrutaste de la vista? —pregunta—No pienses que no me di cuenta... —añade.

Estaba sudando, mi pecho subía y bajaba con el ritmo alterado de mi respiración.

Forced marriage. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora