Estaba en sus brazos. Él llegó algo extraño, digo es muy agradable estar con él, pero es algo… ¿Cariñoso?
El es cero amoroso.—Tengo que hacer algo caramelito. -dijo con voz muy calmada-. Un asunto que no terminé hace un año.
—No suena muy convincente. -dije viendo sus ojos-.
—Digamos que no te gustará, ya que involucra a tu noviecito Bruce. -dijo celoso-.
—¿Qué le harás a mi niño? -dije poniéndolo aún más celoso-.
—Si lo sigues llamando, así mucho mucho daño. -dijo molesto-.
—Jerome. -dije más seria-. No le hagas daño a Bruce, el es mi amigo.
—Ouh caramelito que más yo quisiera, pero son asuntos entre Wayne y yo. -dijo con su clásica sonrisa-.
—Dios mío que voy a hacer contigo. -dije rodeando los ojos con una sonrisa-.
—Que tal besarme mucho. -dijo sonriente-.
Tomo bruscamente mis brazos, me recostó en la cama y me besó apasionadamente. Sonreímos mientras nos separamos.
—En realidad es muy importante para mí esto… -dijo algo nervioso-. ¿Quieres ir conmigo?
Me sentí totalmente halagada, sonreí le di un piquito y asentí.
—Yo tengo que ir a visitar a Wayne a su casa, tu arréglate y mandaré a alguien del culto por ti. -dijo sonriendo-. Quiero que te pongas algo sexy Ana.
Asentí, me enrede en la sabana y salí de la cama. Iba caminando cuando sentí un dolor en mi trasero; Jerome me dió un azote, tenía esa típica sonrisa y con esa cicatriz, se veía más. Me acerque y puse mi mano en su hombro aplicando fuerza hacia abajo, el entendió y bajo su cabeza a mi altura. Le di un beso apasionado, mordí su labio muy fuerte, segundos después sentí un sabor metálico. Me separé y le guiñe el ojo. El sonrió, me gire, estaba caminando a mí armario, cuando él me tomo de la cintura y me cargó hasta la cama. Me dejó caer y sonreí. Quitó la sábana que ya solo cubría mis piernas. Vio fijamente mis ojos, bajo su vista a mi cuerpo completo. Lo veía fijamente, me sonroje bastante.
—Jerome… -dije muy apenada-. Se que cambio mi figura, deje de hacer el ejercicio diario cuando me fui a la Jolla.
El seguía viendo mi cuerpo sin decir nada. Se alejó de la cama, solo un paso.
—¿Ya no me veo sexy? -dije triste-. ¿Ya no te gusta mi cuerpo?
—Ana, caramelito me preguntaste eso hace unas horas. -dijo sin desviar la vista de mi abdomen-. Me gusta mucho tu cuerpo, me gustan tus pechos, me gustan tus piernas, tu abdomen, tu cintura, tus caderas. Me gusta cada parte de ti, no solo eso, también me excita. Eres la mujer más sexy que he visto. -dijo eso último viendo mis ojos-. Y si cambio algo tu cuerpo en este año, pero no deja de ser excitante.
Yo veía su cara, veía su sonrisa, veía sus ojos. Vi cada parte de el, ví sus brazos, su pecho, su abdomen, su parte. El es excitante, pero para mí es más lindo y hermoso que otra cosa.
Se acercó a mi oído y susurro:
—Ana amo tu cuello, me encanta succionar hasta dejarlo morado, me encantan tus pechos, son grandes y muy deliciosos. -dijo aún en mi oído, entre susurros-. Me encanta tu abdomen, me encanta dejar marcas en él, me gusta tu cintura, me gusta tomarla y así darte más duro. -dijo aún en mi oreja-. Me encantan tus caderas, y me encanta tenerlas en mi cara. Me encanta tu feminidad, me encanta jugar con ella. Me encanta tu coño me gusta lo apretado que está. -dijo en mi cuello, aún entre susurros-. Me encanta que mi lengua entre a la perfección y poder probar ese dulce y delicioso jugo que sale de ti, me encanta cuando estoy dentro de ti y gritas y gimes. Me encantan esas piernas largas y blancas, me encanta cuando se envuelven en mi para tener mejor acceso a ti. Me encanta tu boca de la que salen gritos y maldiciones cuando te hago mía y me encanta cuando gritas que eres mía, por qué lo eres pequeña, solo mía, mi caramelito el caliente y sexy, caramelito que yo solo puedo probar. Eres mi jodido caramelito, el dulcesito que tengo a mi disposición como una sumisa. Eres mi maldito delirio. Eres mi placer en persona. Eres mi locura en otro cuerpo. Eres mi chica. -Dijo entre susurros besando mi cuello-.
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ONE BAD DAY
أدب الهواةtrata de esa hermosa chica, millonaria y alegre, y ese psicópata, asesino obsesivo.