CAP 43

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—Fue divertido. —Estaba tapada con mi abrigo mientras acariciaba su pecho tapado por su camiseta.

—Genial.

—De hecho traje fotos.

Tomé mi abrigo y me lo puse, aunque no llevaba nada abajo. Tome el álbum del piso.

—Esta es de cuando llegue.

Él la sujetó y la vio fijamente. Una foto donde estoy con mis amigos enfrente del mar. Comencé a cambiarme.

—Aquí en la playa.

—¿No crees que el traje de baño es corto?

—En su momento me pareció divino, pero tienes razón, se ve corto. No te preocupes, nadie me dijo nada.

—Este es el restaurante que frecuentamos. Su bebida y comida es deliciosa.

—Este es el lugar donde fui a bailar.

—¿Con quién bailaste?

—Solo mis amigos.

—Esta es… —Vi la imagen y era con Max—. Está…

La quise apartar rápido. Pero él tomó mi muñeca.

—¿Qué sucede?

—Nada, simplemente no me gusta como salgo.

Me la arrebato, mi estómago se estrujó. Tenía miedo. Él miraba atentamente la foto. No tenía expresión, eso me asustó aún más.

—O… oye Jerome… —me abracé el abdomen.

—¡¿Qué carajos es esto?!

Brinqué por el susto. Me abracé más fuerte.

—¡Contesta!

—Es un amigo.

—¡¿Por eso querías esconderla?!

—Sabía que no te gustaría no recordaba que estaba ahí.

Me quedé en silencio, agaché la mirada aún que tuviera tanta curiosidad de ver su rostro, le tenía miedo. Se levantó agresivamente y se puso enfrente mío. Agarro mis mejillas de forma brusca para que lo mirará a los ojos, era claro que estaba molesto. Apretó su agarre en mis mejillas.

—¡Me engañaste!

Solo pude comenzar a llorar.

—¡Habla, maldita sea! ¡¿Por eso tardaste más tiempo?!

Asustada negué.

—Así no pasó, yo… —susurre entre sollozos—.

—¡Entonces explícame! —soltó mis mejillas y me empujo— estoy esperando.

—Lo conocí y comenzamos a hablar, íbamos a bailar y me agrado. —solloce llena de miedo—.

—¡¿No solo bailabas con tus putos amigos?! ¡Me mientes! —se acercó y tomó mis muñecas jaloneando de ellas— ¡Eres una zorra! ¡Te veías con otro hombre!

Gritaba y apretaba mis muñecas, yo soltaba lágrimas y quejidos.

—¡No fue así! —grité y traté de soltarme—. Te lo juro.

—¿Te follo? —dijo con una tranquilidad muy terrorífica— ¡Obvio que lo hizo! ¡Maldita zorra, confiar en ti fue terrible!

—Suéltame por favor. —susurré— Por favor.

Me empujó al piso.

—¡Y yo que creí que te empezaba a querer!

Mi vista del piso se fue a sus ojos. ¿Qué dijo?

ONE BAD DAY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora