CAP 18

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Hace unos días se cumplió un año de la muerte de Jerome, estuve triste, pero no sola. Regrese a la escuela y ahora Diana conoce a Mario y Bruce también aún que se sorprendió. Claro me fui diez meses y regrese con el, a quien no sorprendería. Me sorprende que Jerome cumpliera su sueño y dejo una marca en la ciudad. Su culto. Estoy feliz. Si el estuviera sería aún más feliz.
Me enteré que una persona loca está causando apagones pero bueno no me importa. Ya es algo tarde y me enteré de que hay un atentado en un programa de televisión. No lo estoy viendo ya que es una transmisión en vivo. Pero ahora me importa ver a Lee. Mientras caminaba a la comisaría. Todos y cada uno de los policías mencionaba a Jerome, el que tiene que ver, de tan solo mencionar su nombre me ponía nerviosa, me adelante más rápido y ví lo más horrible que pensé ver en televisión. Una persona tenía el rostro de Jerome como máscara. Me sentí tan asqueada y triste. Lee me dijo que estaba bien y que… Jerome está vivo. Casi me desmayo. Me sentí tan mal. Esto es una maldita broma absurda. Salí al paso más lento que pude, literalmente me sentía mal. Mario me vio y corrio a mi auxilio.

—Ana estás bien cariño? -dijo poniendo su mano en mi brazo y otra en mi cintura-. ¿Te llevo a casa?.

Asentí viendo sus ojos. El sonrió y me dió un beso en la frente. Subimos a su auto. El me veía algunas veces.
Cuando llegamos encendí la televisión sin hablar ni nada.
Pronto ví una transmisión en vivo. Era el, dios mío era el. Estaba vivo, en televisión. Ahí sonriendo. Pronto dió un largo discurso que no pude escuchar, creo que me quedé sorda o algo así. Solo lo veía no reaccionaba.

—Ana… ¡Ana! -dijo Mario alzando la voz-. ¿Estás bien cariño?

—Emmm… si… voy a mi cuarto. -subi a mi habitación-.

Cuando llegué me acosté en la cama. Feliz por qué la persona que más quiero está viva. Se apagaron las luces y me quedé atónita. Alguien abrió la puerta de mi cuarto. Era Mario con una vela.

—Ese de la televisión dijo que esto pasaría, que todos seríamos libres y esas cosas. Así que nos dejó sin luz, bueno Ana mía, tengo que salir a ver a Wayne. Te dejo. Te quiero. -dijo y dejo la vela en mi mesita-. Si algo sucede pequeña llámame sin importar que, ¿Okey? Te quiero cuídate y estoy cuando quieras

Me recosté en la cama al menos una hora sin asimilar nada. No puede ser el está vivo en serio vivo. Esto es tan confuso. Está vivo. Wow. Casi cierro los ojos hasta que alguien tocó mi ventana. Dios mío será un loco o dios mío.

La abrí temerosa con una lámpara en la otra mano. Le iba a dar en la cabeza pero la luz de luna me detuvo. Vi ese cabello rojizo por el cual lloré. Deje caer la lámpara. El volteó. Sus ojos, esos ojos, las cicatrices de su cara.
Me deje caer en sus brazos. Aspire su aroma. Mi chico, mi chico está aquí. Lo extrañe durante un año. El rodeo mi cintura con sus brazos. Y recargo su barbilla en mi cabeza.

—Caramelito… -dijo y lo interrumpí-.

—Te extrañe tanto Jerome. Un año sin verte. -dije entre lágrimas-. Te quiero.

—Yo… yo… también Ana. -dijo confundido-.

Lo ví a los ojos, el me veía directamente los ojos. Lo bese, lo necesitaba. El beso que le di fue como a él le gustan. No quería que tuviera un segundo primer beso como el que le di hace un año.
El siguió el beso igual de necesitado. Camino hasta la cama. Me dejó abajo y siguió besando. Desabrochó mi suéter, y yo sostuve sus brazos. No quería dejarlo ir otra vez. Lo extrañe. El bajo sus besos a mi cuello. Yo solté un gemido. Quite mi saco y desabroché esa camisa de oficial. El bajo sus besos dejando una marca. Bajo aún más sus besos a mis pechos. Quitó mi sujetador. Y se llevó uno a la boca. Yo hice lo cabeza para atrás por el placer. Pero después decidí verlo. La luz de la luna entraba por mi ventana alumbrando el cabello pelirrojo, el estaba pegado a mi pecho. Sujete su cabello y lo atraje más. Cerré los ojos y sentí su respiración mi pecho izquierdo. Mis ojos se llenaron de lágrimas, aún no encuentro una palabra para describir el dolor que sentí cuando lo ví morir y aún no encuentro la palabra para describir la felicidad que siento por qué regreso aquí. Atraje su cabeza y lo bese. Jamás sentí la necesidad de besar a alguien. El me besó y por primera vez no fue un beso brusco, pero no fue dulce. Fue un beso lleno de emociones. En un beso quiero entregarle mi cariño, en este beso quiero que sepa cuánto lo extrañe y en este beso quiero que sepa cuánto lo cuidare. Enrede mis piernas a su cintura. El se levantó y me pegó a la pared. Sin despegar nuestros labios, el tomo mi falda y me la quito, hizo lo mismo con mis bragas. Yo desabroché sus pantalones. Cayeron, el los pateó con las piernas dejándolos atrás. La pared era fría, pero yo sentía calor. El me beso mientras tocaba mi trasero, después su mano fue hasta mi zona donde abrió mis labios y con su dedo tocó mi clítoris. Lo meneó yo solté un gemido en medio del beso. El bajo sus besos a mi cuello. Y lo aspiro. Yo tenía una mano en su cabello y la otra en su hombro. El metió un dedo en mi entrada y lo movió. Yo gemi, metió otro y grite. Me besó otra vez y se detuvo. Saco su dedo y me bajo. Busco en el pantalón que se quitó minutos atrás.

ONE BAD DAY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora