CAP 34

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Desperté por una melodía amena, la dulce voz de mi nana cantando el cumpleaños feliz. Mientras abría las cortinas de mi habitación. Sonreí, abrí los ojos y ahí estaba la bella mujer bajita con canas que tanto amo. Tenía un pequeño pastel con crema rosa. Me senté en mi cama y ella dejó el pastel en la mesa de noche. Me abrazó como si de eso dependiera nuestra vida.

—Mi niña hermosa, ahora eres una mujercita linda. -susurro dulcemente-. Yo te conocí desde pequeña, te he criado y te he amado desde que ví tus ojitos hermosos. La dulce niña que gritaba y lloraba, ahora es la dulce mujer que escucha y ayuda. Has crecido para bien amor de mi vida.

Comencé a partir en llanto. Amo que Olga me diga estas palabras, pero desde hace tiempo pienso en él "si mamá estuviera" y ahora lo ocupo, ¿Qué me hubiera dicho mamá si estuviera?

—No llores, mejor que tal si leemos la carta de papá. -intento animarme-.

Saco de su mandil una carta. Desde que papá se va de casa siempre manda una carta para mí cumpleaños.

La abrí lentamente y comencé a leer.

Hija mía hoy estás de cumpleaños ¡Increíble!
Recuerdo aún cuando eras una pequeña personita que me decía "Pa", recuerdo a una niña que a sus cuatro años leía libros de forma exacta, recuerdo a una niña que iba al preescolar sin miedos, recuerdo a la niña inteligente que aprendía piano, recuerdo a una niña decidida a aprender italiano, recuerdo a una niña risueña y amable. Recuerdo a una niña fuerte, la dulce niña Harris, ahora hecha toda una mujer elegante, toda una dama.
Una vez leí:
"Hay personas que brillan solas y luego estás tú, que iluminas todo lo que tocas".
Cuando leí esa frase lo primero que tocó mi pensamiento fue tu nombre.
Siempre haces brillar a la gente. Siempre has sido increíble e inigualable.
Aún no creo que mi niña sea toda una mujer. Es totalmente lindo que hayas heredado la belleza de tu madre y sobre todo la astucia de tu padre. Sé que a esta edad tu vida comienza y las aventuras, los amoríos, los estudios, las risas, los llantos y el descubrimiento serán parte de tu día a día, goza cada una de esas experiencias. Eres joven, bella, inteligente e intensamente. Tu vida estará llena de dicha.
"Una historia no tiene comienzo ni fin: arbitrariamente uno elige el momento de la experiencia desde el cual mira hacia atrás o hacia delante". GRAHAM GREENE, El fin del romance.
Tiene razón, recuerda eso: Crea tu historia, una historia memorable e inigualable.

Te amo mas que a mi vida Ana, sé feliz y cuídate mucho.

Con amor:
Tu padre. Andrés Harris.

Estaba llorando, papá siempre sabe qué decir y ahora lo dijo, "Crea una historia memorable". Lo pienso hacer, bueno creo que me adelante. Andar a escondidas con un asesino temido por Gotham, sin duda es memorable. Me limpie las lágrimas, mi nana me abrazó y me dió un beso en la mejilla. Se escucharon golpes en la puerta y ambas volteamos. Vimos a Marcus parado con una bolsita en la mano. Sonreí y me levanté de la cama lo abracé.

—Feliz cumpleaños mi niña. -me abrazo-. Ya eres toda una señorita.

Me separé y me entregó la bolsita. Moví mis hombros con emoción en broma y ambos soltaron una risa.

—¿Qué será? -dije mientras movía mis hombros-.

Lo abrí y eran unos pendientes colgantes con una piedra de color lila. Sonreí y abracé a mi chofer.

—No te hubieras molestado Marcus, son hermosos. -admití feliz-.

Él sonrió, ambos se despidieron y bajaron.

Me puse mi bata y recogí mi cabello.
Baje y nos comimos mi pastel con un café mientras hablamos de que haría en la playa, me recomendaron un lugar que ellos visitaron cuando fuimos hace años. Nuestras platicas siempre son entretenidas. Siempre hay un tema gracioso o alegré, hablar con mi nana y mi chofer es increíble.

Me fui a mi habitación y puse mis maletas. No sabía cuándo llegaría, pero bueno llevo muchas cosas.
Me fui a bañar mientras puse música de Roy Orbison. Bailaba con sus canciones; incluso cantaba y lo hacía muy mal. Salí de la ducha y escogí mi ropa una blusa en escote color beige claro, una falda estilo campana color rosa lila cálido , unos zapatos pump color beige claro y una bolsa estilo hobo color rosa lila cálido. Una gargantilla de oro y los aretes que me obsequió Marcus. Me hice un moño con una trenza a su alrededor, se ve elegante. Me puse un poco de perfume de rosas. Estoy lista.
Bajé y ahí estaban Olga y Marcus. Ambos me vieron y sonrieron.

—Osea no es por presumir, pero ya vieron mis aretes. -me burlé moviendo mi cabeza-.

Ellos soltaron una risita.

—Sabía que se le verían hermosos. -soltó Marcus orgulloso-. Señorita me permite. -me ofreció su brazo-.

Me despedí de Olga, tengo que ir a ver a Bruce.

Después de un viaje con buena música de The beach boys llegamos a mi destino. Baje y Alfred abrió la puerta y me felicitó.

—Ahora sí ¿Dónde está? -pregunte-.

Él me llevó al despacho, ví a Bruce y ya es más alto y guapo. Se veía cansado, como si no hubiera dormido lo suficiente. Sonrió y me dió un leve abrazo. Me recargue en su pecho y rodeé su cintura.

—Feliz cumpleaños Ana. -me abalanzó de un lado a otro-.

—Hubiera sido el mejor si hubieras aceptado ir conmigo a la playa.

—Sabes que sería genial, pero ahora he estado ocupado. -se sonrojo-.

—Lo se, no te preocupes. -dije sin problema-. Tu has lo que sea conveniente para ti.

Él asintió, sonrió y puso una cajita en medio de nuestras caras. Lo mire y acepte el regalo.

—Cielos no te hubieras molestado Bruce. -me sonroje-. Muchas gracias de verdad.

Lo abrí y era una cadenita de oro blanco muy delgada que tenía un corazón pequeño, en el cuál tenía marcada una "A" muy linda.

—Espero que te guste mucho Ana. -dijo orgulloso-.

—Me encanta, ¿Podrías ponerla?

El asintió, me di la vuelta el la puso.

—¿Cómo se ve? -pregunte emocionada-.

—En ti se ve hermosa. -sonrió levemente-. Y tú otro regalo.

Era un sobre, lo abrí y era unos papeles se veían importantes. Vi a Bruce y tenía cierta emoción en la cara. Leí el papel y sonreí.

—Eso que dije no era literal. -me sonroje-.

—Que mal, yo sentí que sí. Ahora es tuyo. -admitió orgulloso-.

—Osea que por mis palabras compraste la heladería. -dije alzando una ceja-.

Asintió emocionado.

Me rei y acepte su otro regalo. No entiendo por qué Bruce está tan ocupado últimamente, pero fue muy triste que no quisiera ir conmigo a mi viaje. Después de hablar con él una gira decidí ir a casa y oír los mensajes de mis primos y tíos lejanos felicitándome. Arriba de mi cama estaba el dibujo de Jerome enmarcado. Solo faltaba esperar a la tarde, a esa hora tenemos que ir al aeropuerto para irnos al viaje. Perdí el tiempo viendo televisión y películas viejas, nadando y ordenando mis discos. Por fin dieron las 6, hora de tomar maletas y salir.
Me despedí de Olga, Marcus me dejó en el aeropuerto donde encontré a mis fieles compañeros.
Hora de ir a la playa.

ONE BAD DAY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora