CAP 37

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Los rayos del sol entraban por el gran ventanal de mi habitación. Sonreí por lo cálido, me levanté de la cama y me asome un poco. El amar era totalmente enorme, me fascina. Lo miré durante un rato, respiré muy profundo. Sonreí mientras mordía mi labio emocionada. Recordé a mi bello novio y sonreí ¿Qué estará pensando ahora mi pelirrojo? Negué con la cabeza. Caminé y me llamaron los recuerdos de anoche, Max, por un momento lo olvidé, ciertamente no sé qué pasó ayer, digo mi cabeza me jugó mal, de pronto se volvió alguien muy interesante para mí. En una noche se volvió muy importante en mis recuerdos. Caminé lentamente a la ducha pensando en él, negué, puse música y tomé una ducha. Mi canción favorita de The kinks sonaba muy fuerte. Decidí ponerme un vestido corto, es color morado. Recogí mi cabello en un moño y me puse unas sandalias planas color morado. Salí de mi cuarto y en recepción esperaban los compañeros.

—¿Qué tal tu fiesta de cumpleaños? —preguntó Jan mientras me abrazaba.

—Fue hermoso, baile, reí, bebí. —Recordé lo de anoche.

—También conoció a alguien, que quede claro era muy guapo. —dijo Diana burlona.

Me sonroje y le pedí que no hablara de eso. Ellos me llevaron a un establecimiento hermoso, se veía lindo y olía muy delicioso. Se llama "Luar". Cuando entramos todos nos saludaron como si nos conociéramos. Que amables son. Nos sentamos en una mesa grande y comenzamos a hablar de lo que haríamos hoy, Jan tiene un itinerario muy divertido, nos pidieron la orden y pidieron un desayuno completo, mientras que uno de mis compañeros coqueteaba con la mesera. Cuando nos llevaron todo, se escuchó como abrieron la puerta y nuevamente todos saludaron, de igual manera lo hicimos pero yo no alcé la cabeza, mis waffles tenían toda mi atención. No solo fueron los saludos, la gente bromeaba con esa persona y se escuchaban risas. Cuando escuché la risa del joven mis oídos la reconocieron y alcé la vista. El reía con una persona mayor, era Max, ahora llevaba unas gafas y un atuendo como el de ayer. Casual, pero elegante. Salió una mujer bajita  pero mayor. Él la abrazó y le dijo mamá. Después un hombre alto, no tanto como él. Le dió la mano y le dijo papá. Sus padres son dueños del Luar. El sonrió y cuando el alboroto de mi amigo sonó junto con la risa de la mesera a la que le coqueteaba él volteó. Me encontró con la mirada y sonrió coquetamente. Alzó una ceja, se acercó y saludó a todos. Cuando llegó a nuestra mesa le pidió a la mesera que él atendería nuestra mesa.

—Gracias Daniela, yo me haré cargo ahora. —la mesera se fue y él sonrió. —Provecho a todos, buen día y bienvenidos al Luar, es la primera vez que los veo aquí.

—Somos turistas, venimos por el cumpleaños de Ana. —dijo Diana mientras me señalaba. —Teníamos hambre y me recomendaron este lugar. Que por cierto es hermoso.

—Se lo agradezco, este lugar es el restaurante de mis padres y procuran siempre tenerlo en armonía para ustedes los clientes. —Dijo con voz suave y amable. —Pero felicidades señorita, les llegará un pastel de mi parte cuando terminen su orden.

—No es necesario. —dijo Jan apenado. —Está bien…

—Es de mi parte, para celebrar el cumpleaños de la señorita y que ahora son nuevos clientes del Luar. —sonrió y se retiró modestamente.

Nos miramos confundidos, yo estaba muy apenada. El lo cumplió, atendía mesas y las meseras le pedían al "Joven Maximiliano" que no lo hiciera. Ellas se ocuparían, él las frenaba y atendía a todos con una sonrisa y les hacía pláticas entretenidas sacando una sonrisa de parte de todos. Se ve que es una persona muy querida. Cuando mis amigos iban a pedir la cuenta llegó la mesera y venía con un pastel de chocolate. Max sonrió y pidió un momento en la mesa de al lado. Se acercó y tomó el pastel, lo puso en medio de la mesa se puso detrás mío, provocando nerviosismo, lo partió y me felicitó con voz susurrante. Me dió un leve apretón de hombros, se acercó y me dió un leve beso en la mejilla. Me puse tan nerviosa que mis manos temblaban. Todos nos veían, me sonrojaba y tenía mi cara caliente, lo sentía. El solo sonreía amablemente. Después una voz ronca lo llamó, él se despidió y salió. Después de burlas de parte de mis compañeros, por qué Max me tiene un aprecio diferente, salimos del Luar.

ONE BAD DAY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora