La madriguera²⁷

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La última semana pasó y ya me encontraba otra vez en la aburrida casa de los Dursley. Por suerte Remus y Tonks me prestaron unos libros de su librería para que lea en el verano y me dijeron que cuando les devuelva estos, ellos me enviarían otros.

Era de casi de medianoche y ambos estabamos leyendo nuestros libros alumbrandonos con la varita de cada uno, Harry leía uno sobre Quidditch y yo uno sobre Artes oscuras en los distintos continentes.
Me empezaron a arder los ojos y me fijo en el despertador la hora, 12:32.

—Harry —lo llamé— Feliz cumpleaños.

Él levantó la mirada perdido.

—Ya? —miro su reloj para comprobarlo— Feliz cumpleaños Isa.

Los dos nos abrazamos y sonreímos.
Nuestro primer cumpleaños juntos.

La mañana siguiente fue normal para los Dursley, que no recordaban nuestros cumpleaños, hasta que llegó una carta de la señora Weasley con miles de estampillas en ella.
Vernon se puso colorado haciendo que sus mejillas parezcan dos grandes tomates. Se negó, miles de veces mientras nos maldecia a Harry y a mí.

—¿Y por qué solo pregunta por el permiso de Harry? ¿Tú no irás? —me preguntó enojado.

—Mi padrino ya me dió permiso, no necesito el tuyo.

Comenzó a temblar de la rabia, parecía una tetera que estaba hirviendo.
Terminó cediendo cuando Harry nombro a su padrino, que para los Dursley, era un criminal mago muy buscado por todos lados. Como le tenía terror a que venga en persona y lo convierta en una pelota de goma, le dijo a Harry que podría ir pero que no iba a llevarlo. Luego me tiró una mirada de disgusto para ir enojado a donde estaba Petunia para contarle todo.

—Sabía que si le nombrabas a Sirius iba a ceder —le dije riéndo.

Harry fue a escribirle de inmediato a Ron para darle la noticia de que al cabo de una semana podrían ir juntos a ver el partido.
Para su suerte llegó Pig, la lechuza de Ron, junto a otra lechuza, con bolsas y cajas.
La de Ron traía cuatro deliciosas tartas, dos de chocolate y nuez, mis favoritas, y las otras dos de moras y frutos rojos, las favoritas de Harry. Venían junto a una carta de él de felicitaciones de parte de toda la familia.
La otra era una caja de parte de Hermione, que adentro tenía dos libros. El nuevo tomo de "Quidditch en la actualidad" para Harry y a mi un libro de literatura Francesa, ya que ella estaba de vacaciones ahí.
Más tarde llegó una carta de Luna dándonos las felicidades y una de Remus y Tonks con un collar del equipo de Irlanda para Harry y un cuaderno tipo diario revestido en cuero marrón.
Pasamos el día felices leyendo nuestros libros, comiendo nuestras tartas a escondidas y riéndonos de los berrinches de Dudley que quería comer.

Para nuestra suerte el transcurso de la semana fue bastante rápido, tratábamos de ignorar a Tío Vernon que nos miraba amenazante todo el tiempo y a Tía Petunia que siempre murmuraba cosas cuando pasábamos cerca. El único que no molestaba era Dudley que solo se concentraba en ver si algo había sobrado de nuestros platos.
Solo Ron y Arthur vinieron a buscarnos, pasaron por la chimenea de los Dursley lo cual los dejó muy asustados ya que le tenían terror a cualquier tipo de magia en la casa y tanto que llegamos a la madriguera riéndonos de sus caras.
Llegué y era una casa muy linda y acogedora, nos recibió Molly con una sonrisa y un abrazo.

—Niños, es un gusto que hayan venido. Afuera está Hermione, llegó hace un rato también. Vayan vayan que en un rato es el almuerzo.

Salimos y nos encontramos con otros dos pelirrojos que no conocía jugando al quidditch 2 contra 2 con los gemelos.

—¡Harry, Isabella! Llegaron —vino Hermione con una sonrisa— ¿Que les pareció mi regalo?

—muy lindos, gracias Hermione. Harry no se despegó del libro en toda la semana y yo ya terminé el mío, los franceses tienen una linda literatura pero son muy dramaticos.

❝𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑❞  ᵃ ᵍᵉᵒʳᵍᵉ ʷᵉᵃˢˡᵉʸ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora