Castigos ⁵⁷

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Recién habíamos salido del salón de Snape y Angelina me seguía por detrás.

—¿Capitana con tu corta edad? Sorprendente, ¿verdad?

—No tengo tiempo para vos, Angelina. Borrate —mi tono de voz no le gustó para nada.

—No seas así, solo quiero ser tu amiga. ¿Sabes que tenemos mucho en común? Bueno... ambas besamos a George ¡Que coincidencia! —me paro en seco y la miro. Sonreía, la estúpida sonreía.

Intento mantener la calma, no podía perder el control y ganarme otra semana de castigo. Corría el riesgo que me quiten la capitanía y no lo iba a permitir.

—No me interesa lo que hizo George antes de estar conmigo, como a él no le interesa lo que yo hice antes de estar con él. Está junto a mi y no contigo por una razón, deberías aceptarlo de una vez.

Sigo caminando dejándola detrás y hace una especie de gruñido. Da media vuelta ofendida y la pierdo de vista.

Era decepcionante que luego de que me deshacía de una cara asquerosa debia encontrarme con otra al otro lado de la puerta.

—Pase querida y siéntate en un banco. Saca una hoja que vas a escribir algunas cosas para mí —le le hizo caso sin decir una palabra— Nono, no usarás tu pluma. Toma, usarás la mía. Ahora escribe "no voy a decir más mentiras".

—se olvidó de darme tinta.

—no, no lo hice. Ahora hazlo.

Agarro la pluma y cuando comienzo a escribir recibo una punzada en la mano. Una tinta roja baja por la pluma y mancha la hoja. La suelto y doy un pequeño grito.

—Duele, ¿verdad? Así aprenderás. Ahora sigue escribiendo hasta que crea justo que debes irte —me sonreía.

Agarré orgullosa la pluma y sigo escribiendo. Dolía, mi sangre era la tinta de esa pluma. ¿Era legal que una profesora de este tipo de castigos?

No debo decir mentiras, no debo decir mentiras.

No me dejó salir para cenar y mi estómago comenzaba a sonar. Me sentía Ron en cualquier momento del día.

No debo decir mentiras, no debo decir mentiras.

Me dejó salir recién a medianoche. Miró mis manos que tenían marcas y se rió.

—Parece que no fue suficiente... mañana ven más temprano, a la hora que deberías haber venido hoy. Puedes irte.

Salí y volví a las mazmorras acariciandome la mano derecha lastimada. Maldita cara de sapo, no me va a hacer esto una segunda vez.
Tal vez pueda encantar alguna de las mías para que largue tinta roja sola.

Choco con algo duro y ambos caemos al piso.

—¡Carajo! ¿Que mierda haces en esta hora aquí maldita mudblood? Mira, argh me lastimaste.

Draco estaba agarrándose la muñeca adelante mío. Se había lastimado con una Roca que había dejado pevees en el camino cuando cayó.

—Dejame ver —le agarro la muñeca pero él la saca— dale Draco no seas estúpido, dame la mano que te ayudo.

Me da con desconfianza la mano y yo sacó mi collar.

—¿Q...que es eso?

—Solo agua, en unos segundos ya no vas a tener la herida —me sentía angustiada, tal vez porque tenía hambre o por lo injusto que había sido el castigo. Seguro por eso me dispuse a ayudar a un Malfoy.

Paso el agua por su muñeca y luego la acaricio con la yema de mis dedos. Al ratito ya no tenía más nada. Saca la mano y ve que solo tenía una pequeña cicatriz.

❝𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑❞  ᵃ ᵍᵉᵒʳᵍᵉ ʷᵉᵃˢˡᵉʸ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora