Callejón Diagon⁴

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Me desperté temprano porque la cortina de mi habitación está rota y la luz entraba a montones, comienzaba a hacer calor y me puse remera con mangas cortas. Me quedé un rato acostada sin saber que hacer porque el libro que me había regalado mi profesora me lo devore en muy pocos días, decidí bajar y ver si Lupin se encontraba ya ahí. Afortunadamente estaba leyendo el diario asi que lo saludé para sentarme junto a él.

─¿Escapó un prisionero de Azkaban? Pero, ¿No está rodeada de dementores? ─le dije intrigada por la noticias.

─Al parecer si, habrá que tener cuidado. ─me dijo mientras bajaba lentamente el periódico para tomar un sorbo de café. Pero algo lo detuvo, fijó su mirada en mi antebrazo izquierdo y lo agarró con fuerza para verlo mejorlo, luego lo tapó con la mano. Miró para todos lados mientras se sacaba el saco. Tenía una expresión de susto y sorpresa inimaginable.─ ¡¿Qué es eso del brazo?! ¡¿Como te lo hiciste?! ¡¿Quien te lo hizo?!

Me dio rápidamente su saco y me dije que me lo ponga y asi se tapaba mi brazo, estaba muy exaltado que hasta era preocupante, yo lo miré desconcertada.

─¿Esto? ─señalé la marca.─ No se que es, la tengo desde siempre creo, pensé que era normal, una marca de familia o algo por el estilo ¿Es malo ─pregunté preocupada.

─Isabella, esa es la marca tenebrosa, la marca que llevan todos los aliados de tu-sabes-quien ¿No les enseñaron eso en Historia de la Magia?

─Emm nop, nos enfocamos en como afectó la guerra mágica a nuestro continente pero nunca había oido hablar de eso... ¿No me la puedes sacar de alguna forma? Sería una pena que la gente piense que soy aliada o algo así y me tengan miedo, seria molesto.

─Le preguntaremos a Dumbledore cuando vayamos el lunes, mientras tanto intenta no mostrar tu brazo a nadie porque no serás bien vista. ─asentí y continuamos nuestro desayuno.

Llegó la tarde y Remus me llevó al Callejón Diagon, es un lugar con muchas tiendas donde van los magos y brujas a comprar cosas. Ví muchos chicos de Hogwarts con sus uniformes y sus colores representados cargando cosas, lechuzas, libros.

─Bueno veamos lo que necesitas, varita evidentemente tenés. ─dijo titubeante.

─Correcto. ─le muestro mi varita de un color negro con unos detalles en verde brillante que forman hojas y flores en toda la varita. Él siguió viendo la lista.

─Veo que marcaste lo que ya tenías de la otra escuela, no son muchas cosas.

─Ah no, es que muchas cosas ya te las daba la escuela como las escobas para jugar al quidditch y algunos libros y cosas extras. ─dije mientras observo los alrededores.

─¿Jugabas al Quidditch? ─preguntó curioso.

─Si, en mi escuela era Cazadora.

─¿Piensas presentarte para jugar en el equipo de la escuela?

─No lo había pensado la verdad, pero estaría bueno. Soy buena en los deportes y muy competitiva. ─él se rió y me dijo que le hice acordar a James, mi padre, con ese comentario.

Antes de comprar todo fuimos a Gringotts a sacar algo dinero de lo que me heredaron mis padres. Nunca me imaginé ver tanto dinero en mi vida, tenía tanto como para dentro de siete años más. Felizmente salimos del banco y decidimos separarnos para comprar las cosas y volver más rápido. Remus fue a buscar los libros y yo el resto de las cosas, sin embargo entro a la tienda equivocada.

─Bienvenida a Ollivanders señorita Potter, es un gusto por fin conocerla y saber que está a salvo. ─me saludó un anciano. ¿Y éste como me conoció?─ Por lo que veo ya tienes una varita propia, a ver dejame verla. ─le alcancé la varita y él la comienza a tocar y oler.─ ya veo.. madera de acebo 28 cm, como la de tu gemelo pero tiene distinto núcleo a ver... fibras de corazón de dragón, impresionante, y esos detalles son espléndidos, sin duda es la varita indicada para ti señorita Potter. ─dijo mientras me la devolvía.

─Gracias señor, pero ¿Puede decirme Isabella? Aún no estoy acostumbrada a que me llamen por mi verdadero apellido, como sea ¿Cómo supo quién era? ¿Cómo me reconoció tan rápido?

─Señorita Isabella, es como ver en un espejo a su madre, es imposible que pases desapercibida. ─me regaló una sonrisa, yo de la devolví mientras salía de la tienda.

Una vez que compré todo lo que necesitaba, salgo a buscar a Lupin, lo ví mirando una vidriera, ya tenía varios libros así que supuse que también había terminado de comprar todo. Corrí a su lado y me di cuenta que estaba viendo la nueva escoba que habían sacado hace meses.

─Es hermosa, ¿verdad? ─me miró.

─¿Hermosa? Es perfecta, en Brasil dijeron que ese modelo no llegaría hasta el año que viene y acá si está, es impresionante ¿Sabes lo rápido que podría andar con ella? Es un sueño.

─Pues, vamos a comprarla. ─y me arrastró a la tienda. Salí abrazada a la escoba con una sonrisa tal de un niño que le regalaron una bicicleta para navidad.─ Es regalo de cumpleaños, se fue hace un mes pero espero que cuente.─me dijo con una sonrisa.

Le agradecí y luego nos sentamos para verificar que esté todo lo de la lista.

─Si, al parecer hicimos las cosas bien. Espera, ¿No tienes mascota?

─Tenía una ranita, pero la dejé en la escuela porque no podía vivir en un lugar con tan poco verde. ─dije medio triste, agachando la cabeza.

─En el negocio de ahí hay mascotas, sería bueno que tengas una, por compañía más que nada.

Le hice caso y fuí a la tienda. Había demasiados animales, no sabía elegir, todos me parecían muy bonitos y tiernos. Sin embargo, uno en especial me llamó la atención, era una lechuza negra, la única así en la tienda, aún era chiquita y se ocultaba de la gente pero era muy bonita. Decidí llevarmela, salí del negocio contenta y satisfecha por mi elección, le mostré al señor Lupin la belleza de mi nueva mascotita cuando llegué y él estuvo de acuerdo conmigo de que era muy bonita.

Cuando nos levantamos decididos a volver, Lupin me dice que se acordó de que tiene que hacer algo y me dejó el carrito con todas las cosas. Me dijo que lo espere en la puerta de un negocio para luego se vaya. Mientras iba caminando un chico pelirrojo alto chocó contra mi y mi carrito y casi tiró a mi lechuza, volteo enojada a verlo, mi mascota chillaba asustada por el movimiento y su ruido era insoportable.

─Ey! ¡¿Que mierda te pasa?! Fíjate por donde carajo pasas idiota. ─volví la vista a mi mascota para ver si estaba bien y ver si podía tranquilizarla.─No pasó nada Lee, tranquilo, está todo bien.

─Discúlpame no estaba prestando atención a donde iba, ¿Está todo bien? ─logré ver mejor la cara del pelirrojo, era apuesto pero eso no le sacaba lo idiota por lo que seguía enojada.

─Bien las pelotas, casi tiras a mi lechuza. ─ apareció otro pelirrojo igual al que me chocó y le dijo:

─Ey George, ¿Está todo bien? ¿Que pasó? Uuuuuhh mirá que tenemos aquí ¿Eres nueva mi cielo? No te había visto por aquí antes. ─se me acercó y lo retengo con mi varita por lo cuál retrocede.

─Me vuelves a decir mi cielo una vez más y ahí es donde vas a terminar de la patada en el culo que te voy a dar imbecil. ─y ahí volvió el carácter de la Isabella con confianza y sin amigos, muy bien siga así.

Él se rió.
─Bueno, tampoco te pongas así.

─Ya déjala Fred, creo que la hice enojar bastante cuando la choque.

Él cree que me hizo enojar, CREE, definitivamente les voy a partir la madre.
Me contuve las ganas de golpearlo y pego media vuelta para evitar mirarlo, seguí mi camino hacía donde estaba Lupin pero escuché que uno de los pelirrojos me gritó.

─¡Nos veremos otra vez y te lo compensaré! ¡Verás que me perdonarás! ─dijo entre risas, yo le muestré el dedo del medio y sigo mi caminando.

❝𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑❞  ᵃ ᵍᵉᵒʳᵍᵉ ʷᵉᵃˢˡᵉʸ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora