❝𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑❞ ᵃ ᵍᵉᵒʳᵍᵉ ʷᵉᵃˢˡᵉʸ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ ✓

La casa de los Black⁵⁰

Pasó una semana más y aún no teníamos noticias del exterior. Por lo menos se hacía más fácil tener a Harry conmigo, supongo que si hubiésemos estado solos ya nos habríamos vuelto locos.

Ambos teníamos pesadillas todas las noches. Yo me despertaba temblando, repitiendo lo que sucedió en el cementerio. Harry se despertaba llorando y venía a mi cama para ver si estaba bien. Me daba cuenta porque también estaba despierta.

Era frustrante que nadie nos escribiera aún, ni para nuestros cumpleaños.
No era tan difícil escribir "Feliz cumpleaños Harry e Isabella".

—Mirale el lado positivo, capaz me pasen a Gryffindor para no tener que ver a... Malfoy.

—Es cierto, pero no sería diferente teniendo en cuenta que pasas todo el tiempo en nuestra sala común —se rió

—Si tuviera por lo menos un amigo en Slytherin no me molestaría pasar una o dos tardes ahí.

—¿Y Miles?

—Somos amigos de quidditch, no creo que le guste que me siente con su grupito de amigos que lo único que hacen es criticar a todo el mundo, incluyendome.

Vernon abrió la puerta de un golpe y nos miro serios. Iba con un traje elegante y bien peinado.

—Vamos a salir.

—Bueno —dijimos al unísono.

—No saldrán de esta habitación ni bajarán a la cocina.

—Está bien.

—Dejen de tomarme el pelo —levantó un poco la voz porque le irritaba que digamos las cosas al mismo tiempo.

—No lo hacemos.

Cerró la puerta enojado y nosotros reímos tras él.
Oímos el auto arrancar y salir del barrio.

—Apuesto a que Dudley tiene unos dulces escondidos —me levanté y fuí hacia la puerta— ¿Vienes?

—Nah, ve tú.

—No quiero ir sola, esa habitación apesta. Creo que hay una aldea de ratas viviendo en ese despelote.

Un ruido fuerte se escucho en la cocina. Como si hubiesen tirado la puerta abajo.

—Ladrones —Harry se levantó rápido con su varita en la mano y yo volví a mi cama a agarrar la mía.

—¿Que te hace pensar que no son mortifagos?

Abrimos la puerta y sin hacer ruido comenzamos a bajar las escaleras.
Estaba todo muy oscuro y se escuchaban pasos y voces.

—Baja esa cosa muchacho, le puedes sacar un ojo a alguien con la varita en alto.

Ambos nos estremecimos y retrocedimos unos pasos.

—No tengan miedo, somos nosotros —La voz de Remus nos tranquilizó y prendimos nuestras varias para verlos mejor— Hola.

Con Harry nos miramos serios y él fue a prender la luz de la casa.
Tonks, Moody y otros dos magos estaban en la casa también.

—¿Que hacen aquí?

—Venimos a llevarlos.

—Gracias por escribirnos todos los días desde que estamos aquí —le dije seria.

—Isabella, todo tiene una explicación. Pero este no es el momento ni el lugar. Se lo explicaremos cuando estemos en un lugar seguro. Ahora vayan a buscar sus baúles que no tenemos mucho tiempo —dijo con tranquilidad.

Tonks subió con nosotros a nuestra habitación.
Serios y callados comenzamos a empacar nuestras cosas.

—No tienen por que enojarse con nosotros chicos. Dumbledore decía que era mejor que no recibieran noticias del exterior —ninguno le respondió— yo les ayudo con eso ¡Bauleo!