Salvador.-31

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"Eventualmente, todo conecta"

...............

Arranqué el pasto de mi lado, comenzando a hacer un nudo con él, descargando allí el nerviosismo que este hombre tan estirado me provocaba.

Hace más de diez minutos habíamos llegado a este pequeño acantilado a lo que yo creía era las afueras de los santos, en cuanto vi el gran espacio por el cual el podía empujarme, casi entre en pánico, creyendo que este era mi patético final.

Por suerte, el hombre solo siguió caminando, sentándose al borde de este, disfrutando de la vista; Inmediatamente pensé en tirarlo, pero habían dos cosas que me detenían, uno, si lo hacía, no sabría por qué me conoce, y dos, seguramente era algo importante para el ruso, por lo tanto no sería prudente por mi parte tirarlo.

Y así de simple es explicar el cómo terminé al borde de un acantilado con una persona que había conocido hace tan solo unas horas.

-Sabes, no duermo hace como 24 horas, tengo tanto sueño que podría caerme sin querer.- susurré mirando hacia abajo.

Al verlo pude notar que mi comentario le entró por un oído y le salió por el otro.

Si no iba a prestarme atención, ¿para qué cojones me había traído?

-La primera vez que te vi no pude creer que una mujer pudiera soportar tanto dolor y seguir con la misma actitud impenetrable.

Fruncí el ceño, volviendo a pensar y repasar por todos mis recuerdos en busca de su cara.

Luego de algunos segundos pensando, me miró.

-Somalia, hace cinco años; me llamaron para acudir a una misión de ayuda a un equipo de militares de estados unidos, según lo que me dijeron habían caído en una trampa, y los habían detenido para sacarles toda la información posible de su equipamiento, lugar en donde se quedaban y tal.

Al nombrar el lugar y el momento, entendí todo, pero aún no lo recordaba.

En Somalia habíamos quedado como completos idiotas, tuvieron que venir a ayudarnos un equipo de otro maldito país porque esa gente, a la que se supone íbamos a proteger, nos capturaron y robaron.

Realmente al principio me lo tomé con calma, pero los días pasaban, y ellos estaban perdiendo la paciencia cada vez más, además de que nuestros cuerpos iban perdiendo sus nutrientes, ya que obviamente no nos daban comida.

Pasamos dos semanas en esa cueva inmunda que estaba completamente húmeda, y para peor, con un constante y fuerte olor a sangre.

-Estuvimos dos días para atravesar las distintas fronteras y llegar ahí, incluso pensamos en que al llegar ya no habría nadie vivo, pero ahí estabas tú.- dijo, completamente perdido en sus pensamientos, como si reviviera cada segundo.- Tuvimos que matar a unas veinticinco personas, algunos adolescentes, otros adultos, para meternos a la cueva.

Asentí, teniendo en claro eso, ya me lo habían comentado.

Sinceramente, debo admitir que casi no me acuerdo de nada a partir de la primera semana, solo las cosas que más sentía, como los olores, o golpes.

-Al entrar, lo primero que sentimos fue el fuerte olor a muerto, nos desanimamos un poco, pero al avanzar un poco, te vimos.

Respire profundo, mientras continuaba haciendo nudos al pequeño pasto.

-Estabas atada de manos y pies, con la cabeza caída, cortes abiertos, sangre seca, y la mitad de la ropa destrozada. – su expresión era de puro asco, no se guardaba nada en este momento.- levanté tu cabeza, para que me confirmaran por la cámara si eras uno de los que buscábamos, pero no me sorprendió para nada que me afirmaran, una persona normal no hubiera aguantado la mitad de lo que tú.

Atenea | Spainrp Volkov.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora