Compañía. -41

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Olvidémonos de todo lo existente, ven y toma mi mano

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Mi pierna no paraba de temblar, simplemente los nervios estaban consumiendo cada parte de mí, sentada en el inodoro, mirando la prueba de embarazo como si mi vida dependiera de ello.

Las gotas de sudor atravesaban mi espalda como si de un tobogán se tratase, contrastando con lo caliente de mi cuerpo, apostaba que incluso estaba comenzando a sentirme mal ante todo esta presión

Frente a mí, Jack sostenía la taza de café con los mismos nervios que yo, llevábamos ya varias horas en su apartamento, decidiéndonos, o convenciéndome, mejor dicho, de hacer la prueba.

Golpee la puerta de su oficina con delicadeza, viendo por la pequeña ventanilla como estaba el solo, acomodando algunos papeles; levantó la vista, y nuestras miradas se conectaron por un segundo, lo suficiente como para dejarme ver la preocupación posarse en su rostro.

Asintió, indicándome que pasara.

A paso lento me adentré a la oficina, cerrando la puerta en el proceso.

Él sabía que había algo extraño en mí.

Y yo sabía que él lo sabía.

Se levantó, y en silencio se acercó a mí, apoyando su mano en mi hombro.

-¿Quieres contarme que pasa?

Asentí, a la par que me dejaba abrazar por él, sintiendo como mi corazón se estrujaba.

-Jack, creo que algo está pasando, algo que no se si quiero.

Comenzó a dejar pequeñas caricias en mi cabeza, relajándome.

Cerré los ojos, dejándome llevar por algunos minutos, dejando de lado todo lo que había estado sucediendo estos días.

-Tomaste una buena decisión por la mañana, algo que nadie más que tú hubiera logrado hacer.

Sonreí, mientras me alejaba lo suficiente como para poder verlo.

-Esa siempre fue nuestra diferencia, tú te tensas en ese tipo de situaciones, y yo las disfruto.

Negó con la cabeza, mientras me dejaba un pequeño beso en la frente.

Se dio la vuelta, agarró la llave, su billetera, y me sostuvo la mano.

-¿A dónde vamos?

Dejé caer mi cabeza entre mis manos, esta situación estaba agotando mi paciencia, como ninguna lo había hecho.

Probablemente solo sea algo del ciclo, tal vez incluso algún atracón.

Había tantas probabilidades, que hacer esto de primeras, era incluso innecesario.

-Sea cual sea el resultado, iremos al hospital, eso tenlo claro.

Asentí, era obvio que si daba negativo, algo más estaba pasando en mí.

Miré el reloj por cuarta vez en el mismo minuto, y el condenado seguía sin cambiar.

El sudor frio seguía corriendo por mi espalda, a la vez que mi trasero se entumecía.

Luego de salir de comisaria, pasamos por la farmacia más cercana, y compramos varias pruebas de embarazo, para luego encaminarnos aquí.

Me levanté del inodoro, para pasarme al suelo, definitivamente el usar el inodoro como banco no estaba funcionando.

Algunos segundos pasaron, donde lo único que se escuchaba eran los golpes de sus pies contra el suelo, él no podía parar de moverlos, estaba tan ansioso como yo, sonriendo pasé mis manos alrededor de mis piernas, apoyando mi cabeza en mis rodillas.

-El resultado debería estar en un minuto.

Trague grueso, mientras comenzaba a pensar en las miles de situaciones futuras a las que me iba a tener que enfrentar, pero mi colapso se vio interrumpido por la cara de Jack, obstruyendo mi vista hacia la nada, se había puesto en cuclillas, dejando a la par pequeñas caricias en mis manos, en signo de apoyo, combinándolas con sonrisas reconfortantes.

-No entendía por qué todos te tenían tanto respeto.- murmuró, captando mi atención. – pero no pasó mucho tiempo para que tú misma me lo demostraras.

...- Eres empática, sabes manejar mejor que nadie las situaciones, incluso cuando tu vida está colgada de un hilo, sigues aferrándote al plan, trabajaste duro y conseguiste todo lo que querías, por eso hoy en día, eres la persona a la que más respeto le tengo.

Sonreí, mientras el secaba una lagrima que se me había escapado, vivir esto acompañada de él era lo mejor que me podía pasar, definitivamente no había otra persona en el mundo capaz para sostenerme en este estado.

-Puedes con todo, y lo digo literalmente, sea lo que sea que diga ese resultado, podrás con ello.

Respiré hondo, mientras asentía, estiró una de sus manos en mi dirección, y yo la agarré, levantándonos así ambos a la vez, a la par, nuestras miradas se dirigieron al pequeño aparato, que ya mostraba el resultado.

Y mi cuerpo se congeló.

Había dos líneas.

No supe que hacer, todo estaba en silencio, solo se escuchaban nuestras agitadas respiraciones.

-Podemos con esto.- susurró a mi lado, agarrando la prueba.

Lo miré a los ojos, por primera vez en mi vida, pude ver como los ojos de Jack Conway se iluminaban, y una lágrima recorría su mejilla.

Sin darme cuenta, él estaba teniendo la misma imagen de mí.

Unos segundos después, estábamos abrazándonos.

Mi mano se dirigió a mi estómago, por primera vez en mi vida, sentía cierta felicidad ante esto.

Sea lo que sea que pase, puedo con esto.

Podemos con esto.

Las horas parecían pasar con tal lentitud aquí, que se sentía como si hubiéramos llegado a esta playa hace años.

Jack hace un rato se había ido a buscar algo de comer, al igual que los últimos tres días, era la misma rutina, venir a la playa, hablar, y comer algo, él sorprendentemente mantenía siempre una actitud positiva, al contrario de mí, que me mantenía sentada en la orilla del mar, sintiendo las olas chocar contra mis pies, mientras mis pensamientos se iban volando, dejándolo hablar solo.

Él estaba siendo realmente paciente y comprensivo, cada que podía sacaba el tema, para mantenerse al tanto de cuales eran mis decisiones.

Porque si, había pasado una semana desde que Jack y yo escapamos a esta casa como si fuéramos dos críos sin saber cómo afrontar una situación.

Mi mirada no se despegaba del horizonte, creo que jamás me había replanteado mi vida como en este momento; simplemente mi cabeza parecía ir a mil por hora, buscando alguna solución para mi situación actual, mientras que intentaba a la par, no verme arrollada por todos estos sentimientos.

Según mis escasos cálculos, quedé embarazada en una de las primeras veces que sucedió, probablemente incluso la primera vez, suspirando pesadamente, dejé caer mi cabeza.

Las palabras para describir el cómo me siento no parecían aparecer, lo que me dejaba sin saber qué hacer, y eso era preocupante, ya que no es como que pueda desaparecer simplemente por una semana y volver sin palabra alguna.

Volkov llamaba cuatro veces al día, sin falta, pero mi respuesta sigue siendo la misma, rechazar las llamadas, o apagar el celular, no hay forma de que yo le hable y el no descubra que algo sucede.

Me levanté, y comencé a caminar hacia la casa, habiendo por fin tomado una decisión.

Al llegar, allí estaba mi amigo esperándome con unos churros sobre la mesa, por lo que no pude evitar sonreír.

-Nos vamos en la mañana, que ya se nota que estas harto de mí.

El fingió indignación, pero con una risa me alcanzó los bocadillos.

-Te daría de palos, pero ya no puedo.

Atenea | Spainrp Volkov.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora