Ansias. - 40

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"A veces es necesario olvidar el plan y seguir tus instintos."

.............

Me desperté gracias al sol entrando por las pequeñas ventanas de la carpa.

Era molesto, pero a la misma vez el calor que comenzaba a sentirse hacia que todo se sienta extremadamente bien.

Me gire hacia un lado, en busca del ruso, pero para mi sorpresa no estaba.

En cuanto me erguí para sacar la cabeza hacia fuera, una bandeja con una variedad de dulces se apareció frente a mí.

Y seguido de eso, la sonrisa de Volkov.

Si este tipo seguía haciendo cosas tan bonitas, tendría que currármelo demasiado para su cumpleaños, que si no me equivocaba, era en algunas semanas.

Cuando quise abrir la boca para gastarle una broma, sentí como si estuviera a punto de vomitar.

Llevé una mano a mi boca, mientras me levantaba y salía a las apuradas hacia el interior del departamento, en busca del baño.

Al llegar al mismo caí de rodillas frente al inodoro, lanzando la poca comida de ayer.

Joder.

Relamí mis labios, sin saber cómo salir de esta situación.

La mano del chico seguía en mi cintura sin ningún tapujo, como si no hubiera unos veinte oficiales apuntándole únicamente por tenerme de rehén.

-Venga ya Conway, denos al chico y le doy a la chica, que esto no tiene que ser tan difícil.

Dejé escapar una risita, esto era tan surreal que no podía evitarlo, gracias a eso, llamé la atención de todos los hombres aquí presentes.

-Parece que ella solo le causa gracia esto, ¿deberíamos averiguar si después de un poco de dolor se seguirá riendo?

Miré directo al chico que dijo esa tontería, y pude notar de inmediato cuál era su rol en la banda.

-Venga, tócame un pelo.- dije moviendo lentamente mi cabeza hacia un costado, con una sonrisa de lado.- pero no te sorprendas cuando te llenen de agujeros el cuerpo.

Volví mi mirada hacia delante con una sonrisa, sintiendo nuevamente la pesadez del ambiente, frente a mi estaban todos los oficiales de turno, quienes, tras decir eso, me miraron alarmados, pero sin dejar de apuntar directamente a los chicos detrás de mí.

Mis piernas comenzaban a sentirse pesadas, me estaba cansando demasiado, y esto no parecía ir a ningún lado.

El apretó su puño, comenzando a caminar hacia mí.

-No des un jodido paso más idiota.

Y exactamente como me lo esperaba, el chico que me tenía de rehén habló, él era el líder, eso se notó desde que puso un maldito pie aquí.

Sonreí aún más viendo como el chico se iba hacia los carros, golpeando un muro de paso.

-No podemos dejar a el procesado libre, tenemos las pruebas suficientes para meterlo de por vida para que le den por culo.- largó Jack, con un tono más formal, intentando, sin resultados, reprimir la oleada de insultos.

Se notaba de lejos que esto estaba acabando con su paciencia, el sudor se empezaba a colar por su frente, y la vena de su frente parecía estar a punto de estallar.

Él no estaba apuntando a nadie, simplemente sostenía su radio con fuerza, descargando de cierta manera su rabia allí, de todas formas, el más afectado aquí era el ruso, que se mantenía a un lado del anterior, con el dedo en el gatillo del arma como si su vida dependiera de ello, sin dejar de apuntar al chico a mi espalda.

Confiaba en él, sabía que sin importar nada, si el idiota que me tenía intentaba siquiera darme un pequeño corte en el cuello, un agujero en toda la frente se le abriría al instante, Volkov tenía una de las mejores punterías que había visto en mi vida, y el hecho de que sea yo quien este en esta posición era lo que lo ponía tan nervioso.

Sin embargo, al que recuerdo se apodaba Tokio, no le temblaba el brazo que sostenía el cuchillo en mi garganta.

Suspiré rodando los ojos.

-Venga, que se me cansan las piernas, ya sabes que no van a soltar a tu amigo, cortarme la garganta o déjame libre.

Todo esto estaba siendo demasiado para un día, se suponía que todo debía ser tranquilidad, pero en está jodida ciudad no hay un día libre.

-¿No tienes ni un poco de miedo?

-El miedo es algo que dejé de tener hace un tiempo, pero lo que si tengo son ganas de ir al baño.- dije cambiando el peso hacia la otra pierna.

Volví mi mirada hacia delante, viendo como algunos oficiales susurraban cosas.

-Conway, ¿no podemos hacer un trato? la chica me cae bien, no me gustaría lastimarla.

Escuché como uno de los de la banda murmuraba algo, pero no le presté atención alguna.

El dolor en mi barriga no me dejaba pensar mucho, y esa era la principal razón de que estuviese largando palabras sin pensar mucho.

-Venga, que si quieres te lo saco yo de la comisaria, pero déjame ir al jodido baño.

Algunos rieron ante mi comentario.

Poco a poco el ambiente se iba relajando, realmente entendía a estos chicos, simplemente creían que podían hacer algo por su amigo.

Una idea loca pasó por mi cabeza, y no pude evitar pensar que si podía suceder.

Probablemente en este momento la más beneficiada seria yo, ya que si esto se alargaba una media hora más, caería de rodillas frente a todos.

-Propongo una tregua. – Dije alzando la voz, llamando nuevamente la atención de todos.- Soltamos al chico, con la condición de que ustedes como banda, hagan su obra de buena caridad, y semanalmente hagan un par de horas de servicio comunitario, así olvidamos todo este problema, y ustedes nos dan algo de tranquilidad.

El silencio que se estableció fue mortal, por un momento hasta me arrepentí de haberlo dicho, pero luego, la risa del chico a mis espaldas, me calmó.

-Venga, podemos con eso.

Jack, frente a mí, parecía pensárselo, estaba segura que por su mente estaban pasando todas las leyes, buscando de alguna forma amparar esto.

Estaba claro que no había alguna regla sobre hacer treguas con una banda de mafiosos, pero era obvio que ellos no cometían grandes crímenes, además esto nos beneficiaba un poco.

-Está bien cojones, pero suéltala.

Suspiré de alivio al sentir el brazo relajarse, y alejarse de mi cuello.

El chico me giró, y por fin pude ver su cara.

Sus rasgos asiáticos se me quedaron grabados en la mente, era joven, más de lo que creía, y tenía su oscuro cabello largo atado en una coleta.

-Muchas gracias.- dijo con una sonrisa, mientras se separaba de mí.- sería un gusto salir a por unos tragos algún día.

Asentí con una sonrisa, a la par que me daba la vuelta.

Corrí hacia los escalones de comisaria, y me detuve frente al ruso.

-Para la próxima calma esos nervios cojones, que seguro hasta te hiciste en los pantalones.

Con una sonrisa aún más amplia que la de antes, dejé un beso en la comisura de sus labios, y seguí corriendo hacia dentro.

Hoy de mañana con los vómitos, y ahora con las ganas de ir al baño.

Estaba claro que algo estaba fuera de lo normal en mi cuerpo.

Creo que mis planes del día cambiaron.

Atenea | Spainrp Volkov.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora