Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros
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Llevaba durmiendo lo que parecía un puto día entero.
Estaba agotada tanto físicamente como psicológicamente cuando llegué a casa, y lo único a lo que atine a hacer fue tirarme en la puta cama a dormir durante las siguientes 17 horas.
Pero, debía levantarme.Ya que entre siesta y siesta, me había dado cuenta del hecho de que Jack me había enviado un mensaje, así que aquí me encontraba, cambiándome, para hacer el trabajo sucio del superintendente.
No entendía porque lo hacia, pero siempre era igual, mi apoyo incondicional y mi lealtad hacia Conway era algo que ni yo misma podía controlar, era algo mayor a mi.
Hacia un resumen de lo que quería que haga Jack, llegando a la conclusión, de que debía profanar la intimidad de Volkov.
Debía ir a los archivos de los oficiales de el cnp, buscar el de Volkov, y hacer una investigación en torno a el, vigilarlo, día y noche, para saber si el era el topo.
Y a la misma vez, debía hacer lo mismo con Greco, que era la otra persona de la cual Jack dudaba.
Si, espero que me pague de puta madre.
De camino a comisaria frené en un pequeño estacionamiento que se escondía entre los edificios, sabiendo perfectamente el tipo de gente que se juntaba allí.
Cerré las puertas del auto, y caminé hacia aquel chico apoyado en la pared.
Al llegar a el llevé mi mano a mi bolsillo, sacando de ahi 200 pavos.
- Quien eres tú.- preguntó estirando la mano.
Sonreí dejando el dinero en su mano.
- No te importa, dame uno.
Asintió y sacó de su mochila un porro, extendiéndomelo.
Lo agarré para luego darme la vuelta y volver al carro.
Dentro de el, envié un mensaje a la policía, con el aviso de un sujeto vendiendo droga.
Llevaba haciendo esta mierda por mucho tiempo, a veces enviaba avisos, a veces no, dependía mucho de mi humor.
Me estacioné en el pequeño callejón de alado de comisaria, bajé la ventanilla un poco, y prendí el ramo, manteniendo a mi lado el encendedor.
Mi garganta quemaba, pero poco a poco sentía mis nervios bajar.
El humo se estaba concentrando dentro, por lo que volví a bajar la ventanilla un poco mas.
Llevé mi otra mano a mi cabeza, mientras miraba las cámaras de comisaria, asegurándome de que nadie importante esté allí, para poder tener el camino libre hacia la sala de archivos.
Llevé el cigarrillo a mi boca, y le di otra calada, disfrutando del gusto a canela que me dejaba.
Un golpe en en el techo del vehículo me hizo girar la cabeza hacia la ventanilla abierta, mientras que de un rápido movimiento bajaba la otra y tiraba el porrillo.
- Ni te gastes.
Mordí mi labio girando la cabeza hacia delante, ignorando el hecho de que el comisario de la ciudad, me había visto fumar.
- Vete a la mierda Volkov, ni te molestes en mencionarle esto a Jack.
El rodó los ojos e intento abrir la puerta, en vano, porque estaba trancada.
- Abre la puerta ahora Atenea.
Alcé las cejas y sonreí de lado, incrédula por el hecho de que me esté dando ordenes.
- No lo haré, ya arruinaste lo único que me iba a relajar.
Sonrió metiendo la mano por la ventanilla, y abrió la puerta.
Quise golpearme por no haberme dado cuenta de ese detalle tan estúpido, y me acomodé mejor en el asiento, quedando de frente a el.
- ¿Sabes que el consumo de marihuana es ilegal aquí no?
Fruncí los labios y guardé el mechero en la pequeña bandeja de mi lado.
- Debería saber que me da completamente igual eso comisario
Asintió lentamente por unos segundos, mirando hacia fuera.
- Bien, entonces si vas a ponerte en esa tesitura, me encantará hacerte algunas preguntas dentro de comisaria.
Me tensé, dándome cuenta que no había logrado que el se fuera, al contrario.
- No tengo tiempo para tus mierdas, debo hacer un trabajo.
- Debería saber que me da completamente igual eso.- Dijo copiándome.
Se bajó del vehículo, y dio la vuelta hacia mi puerta.
Pensé en la idea de acelerar e irme a la mierda, pero conociendo al ruso, seguramente me pondría una orden de captura, por lo que todo se complicaría aun mas.
- Eres un maldito grano en el culo.- dije bajándome, mientras cerraba el carro.
Me di vuelta, quedando de espaldas a el.
Sentí su mano agarrar mi muñeca, y cuando pensé que las iba a llevar hacia atrás para esposarme, hubo algo que llamó totalmente mi atención
El estaba pasando su mano por todo mi antebrazo delicadamente, causando un escalofrió en mi espalda.
Pegó su cuerpo a mi espalda, quedando sin un centímetro de distancia entre nuestros cuerpos, sus manos seguían subiendo.
Cuando quise darme cuenta, mis pies se estaban moviendo por su culpa, acercándome a la pared, el frio de la misma no tardó en llegar, haciendo que tenga que doblar mi cabeza para poder ver algo.
La posición era la misma, el me había atrapado contra la pared, sosteniendo mis brazos con sus manos.
- Usted si que se buscas todos los problemas.
Trague grueso, y luego sentí como ahora si, me colocaba las esposas.
- Debería saber que retener a una persona así es iegalísimo comisario.
Escuché su risa por lo bajo, y luego sentí su respiración en mi nuca.
- Mne nasrat'.
Cierta electricidad en la parte baja de mi cuerpo al escuchar esas palabras en conjunto con su respiración sobre mi oído.
Seguido de eso, me despegó de la pared, y comenzó a caminar conmigo a rastras hacia comisaria.
Pero no era consciente de todo esto, yo me había quedado plasmada con su acento, la frialdad con la que dijo aquellas palabras, que pronto averiguaría que significaban.
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Mne nasrat'. :
" Me importa una mierda."
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Atenea | Spainrp Volkov.
Teen FictionTan fría e indiferente, pero de mirada de dulce, tan triste e indolente, pero de sentimientos puros. Con tantos misterios a cuestas, te escondes tras una careta, que solo usas para proteger, lo bello que hay en tu ser.