Ojos. -26

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"No creo en la magia, debe haber algún truco en tus ojos." 

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Viktor Volkov

Me di vuelta por décima vez en la cama, comenzando a asumir el hecho de que realmente no iba a dormir, cosa que me molestaba demasiado.

Por la ventana solo entraban pequeños hilos de la luz de la luna, que me permitían observar mínimamente la habitación que me rodeaba.

Miré la hora en el reloj colocado con exactitud, hacerlo no provocó más que fastidio en mí, sabía que Conway estaba en una investigación, y decir que me preocupaba que la malla hubiera quedado a cargo de Rodríguez, no era más que una mera mentira, mi falta de sueño no se debía a eso en lo absoluto.

Porque por imaginación lo único que rondaba era la imagen de la chica subida a aquella plataforma, con aquel vestuario que resaltaba cada cosa que me encantaba de ella, y dejaba una vista que era de lo más exquisita para todo hombre dentro de aquel salón.

Traté de no mirar demasiado esa noche, porque sabía que este iba a ser el resultado, insomnio, que curiosamente no era nada extraño en mí.

Pero ella me buscaba con la mirada, y eso era algo para lo que no tenía fuerza, no podía resistirme a eso por su parte.

Enfadado lancé lo más lejos posible la sabana, el calor que me estaba generando todo este alboroto mental me estaba sofocando.

A este punto era ilógico negar que estaba intentando luchar con la erección que me había provocado pensar en ella, y que esperaba que bajara pronto.

Al sentarme en el borde de la cama, y apoyar mi cabeza en mis manos, cerrando los ojos por los segundos suficientes como para sentir cierta calma, entendí que debía hacer algo al respecto.

El celular apoyado en la pequeña mesa de noche comenzó a vibrar y emitir aquel irritante sonido, por lo que con algo de pereza me moví lo suficiente como para llegar a él.

-Diga.

Lo primero que escuché fue la alterada respiración de Conway, y luego el ruido a un auto derrapando.

En ese momento me levanté y comencé a sacarme la única prenda que me cubría, buscando mi ropa.

-Esto salió demasiado mal Volkov, te enviaré mi ubicación constante, alcánzanos.

Para cuando termino de hablar y cortar, yo ya estaba caminando hacia la salida de mi habitación.

Subí al coche, preocupado e intuyendo de que se trataba eso que había salido mal.

Mi mente viajó al reciente entrenamiento del CNP, donde mi vista no podía acabar en otro lugar que no sea su cuerpo.

Porque ese día, ella resaltaba entre todos los idiotas que estaban allí.

Conduje lo más rápido posible, y evitando a toda costa estrellarme, ya que no ayudaría en nada.

Los semáforos en rojo quedaban atrás, y poco me importaban los coches que pitaban ante mi acelerada pasada.

La adrenalina estaba siendo disparada por todo mi cuerpo, en conjunto con todas aquellas preguntas sobre qué tan mal estaba el asunto.

Poco quedaba para llegar a la dirección donde Conway esperaba, y por lo que podía ver, se habían detenido.

Paré un poco lejos, para observar antes la situación, y no alertar a todos con mi llegada.

Lo cual fue la decisión correcta.

Jack y Gustabo apuntaban a unos tres tíos, dos de ellos apuntándolos de vuelta.

Pero no lograba ver que hacia el otro, por lo que me tuve que acercar más, moviéndome hacia un costado.

Mi sangre se heló al ver la imagen de Atenea con un arma en la cabeza, totalmente inconsciente, y siendo manoseada por ese tipo sin ningún tapujo.

La sonrisa en su rostro fue lo que rebasó el vaso, él lo hacía completamente apropósito, y le encantaba el efecto que eso tenía en Jack, ya que él estaba igual o más molesto que yo ahora mismo.

Me puse de cuclillas, sin saber muy bien que hacer, había dos opciones, acercarme un poco más, dispararle a uno, y esperar que los otros disparen al instante.

Claramente las probabilidades de que no le abran un agujero en la cabeza a ella eran muy bajas, por lo que descarté esa posibilidad.

Debía mandarle un aviso a Conway.

¿Pero cómo?

Pensé en las situaciones anteriores en las que estuvimos, todo lo que el sabia, cada código, pero solo había uno que podía funcionar.

Código morse, pero con linterna.

Comencé a correr, poniéndome en una dirección donde mi superior pudiera ver mi aviso sin que los demás lo noten.

Sabía que debía hacerlo lo más entendible posible, y corto, por lo que acortando lo más posible las palabras, comencé.

Con la esperanza de que Conway estuviera viendo mi código, y que lo estuviera descifrando, marcaba los guiones y puntos necesarios.

Luego de algunos minutos, en los que di por sentado que el los había descifrado, corrí con todo el cuidado de no hacer mucho ruido, y posicionándome detrás de la camioneta, apunté a la cabeza de uno de ellos, concretamente, al que parecía menos distraído.

Tres, dos, uno.

Apreté el gatillo, y con toda la rapidez que tenía, apunté al otro, pero no atiné a la cabeza, sino al hombro.

El ruido de un disparo en el medio de todas mis acciones fue lo que me dio a entender que nuevamente había dos opciones.

O había sido Jack hacia el del centro.

O era el del centro que le había disparado a mi amiga.

Mi vista viajó rápidamente, mientras saltaba por encima del automóvil, hacia el centro de aquel desastre.

Gustabo había atajado a la chica en el aire, y sostenía su cabeza, murmurando cosas en su oído.

Fruncí el ceño acercándome a él, agarrando el rostro delicado de ella, viendo como tenía los ojos completamente abiertos, y llorosos.

Coño, ella no estaba dormida.

Mi pecho se oprimió al darme cuenta de la situación, ella había estado consciente todo el tiempo, ella sintió como la tocaban, y la usaban como un simple cuerpo.

¿Ella hizo esto por una investigación?

Le di un vistazo a Conway, procurando que se haya ocupado del otro tío, que efectivamente, tenía un balazo en la cabeza, ahora pálida.

Miré al morboso hombre, si así se le podía llamar, que había estado tocando a Nea, yacía en el suelo, con los ojos muy abiertos, y una bala en el pecho.

El gran charco de sangre que salía de su cuerpo, nos quedaba a solo unos centímetros de distancia.

Notando que la chica no podía mover un solo musculo la levanté, metiéndola en la parte trasera de la patrulla con el que habían llegado los otros dos.

- La llevaré a casa, tu ocúpate de lo legal.- dije en dirección a Conway, mientras encendía las luces de la camioneta de lo que suponía era una mafia.

- Buen truco el código, lo hiciste bien Volkov.

Asentí mientras me giraba hacia el asiento de copiloto.

Al sentarme, entendí que algo debía decirle, ya que no estaba dormida.

Sus ojos ahora se mostraban más tranquilos, pero igual me miraban atentamente.

Suspirando, comencé a hablar.

-Vaya noche llevas, te llevaré a casa, y dormirás un rato.

Ella cerró los ojos, haciéndome entender que estaba cómoda con la idea, por lo que comencé a conducir, dejando a Gustabo y Jack ocuparse de lo de antes.

Atenea | Spainrp Volkov.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora