🍒Cherry🍒 (Luzuplay)

XXV

Narra Raúl (aviso, mención a la pedofilia)

- ¿No vendrá? - Hice una mueca triste. - Tenía ganas de verle... - Murmuré.

- No te preocupes. Las clases empiezan en un par de semanas. - Asentí. Alex intentaba consolarme vagamente. - Dijo que no iba a ir porque no quería escucharte hablar de Alexandre.

- No iba a hablar de él. Respeto lo suficiente a Borja para saber que eso le hubiera incomodado mucho. - Exhalé el aire que quedaba en mis pulmones. ¿Qué sentido tenía hacer una cena de reencuentro si Borja no iría?

- ¿Ya sabes que te pondrás? - Negué delante del vestidor. - Pongas lo que te pongas irás bien vestido. - Reí.

- No... Eso no es cierto. - Reí más. - No debería ser tan difícil escoger algo sencillo.

- Ponte algo que no te moleste mucho en esos mordiscos, arañazos y demás. - Me sonrojé demasiado rápido.

- ¡Alex! - Me tapé con la toalla lo más rápido que pude.

- Algun dia te pasará algo. - Rió Alex. - Tu sexo es muy bruto. - Él sonó falsamente preocupado.

- ¡Pero cállate! - Exigí lanzándole un cojín y soltando una carcajada.

[...]

Llegué al restaurante junto a Alex. El trayecto se amenizó gracias a las historias, risas y música.

Alex y Frank no viajaron juntos. Iban a ir separados por temas de tiempo y cosas así.

Algo no iba bien.

Aparqué y salí junto a Alex. Nos dirigimos al restaurante, entramos y pedimos la mesa reservada. Un atractivo camarero nos guió hasta la mesa donde ya estaban Sam, Rubén, David y Guille.
Los abrazos y muestras de afecto no faltaron. Les recriminé a Sam y Guille la falta de contacto durante mis vacaciones en París y, luego, más o menos nos fuimos poniendo al día esperando a que llegara Frank.

- Fue gracioso mantener una conversación en francés apenas recordando el idio... - Frank carraspeó y levanté la mirada.

Y, afortunadamente, no estaba solo.

Entré en mi pequeña burbuja de enamoramiento: Borja estaba ahí, con un bonito traje color camel a conjunto con el mío (maldito Alex) y unos preciosos zapatos negros.
No había cambiado físicamente apenas. Solo unas ojeras ligeramente marcadas, pero seguía siendo el tipo de persona por la cual me enamoraría y arriesgaría todo mil y una veces.

Y sí, parecía una adolescente enamorada del típico actor de películas.

Pero eso solo lo hacía todo aún más poético.

Borja puso su mano delante mía y se la estreché con cierta timidez.

Vamos Raúl, ¿Has pasado el límite del sexo fetichista por él y ahora no eres capaz de darle la mano?

- Cómo... ¿Cómo estás? - Murmuré siguiendo sus pasos con la mirada. - Pensé que no vendrías.

- Bueno, me han terminado convenciendo. - Se encogió de hombros y sonrió levemente. - ¿Cómo has estado? - Y sí, en ese preciso momento me di cuenta de que ambos habíamos entrado en nuestra burbuja.