XLII

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Narra Borja

Raúl dormía plácidamente acurrucado en mi pecho. Acariciaba con lentitud su pelo intentando no molestarle mucho, tampoco quería despertarle.

A pesar de lo bonitos que eran los amaneceres en la ciudad, Raúl tenía que descansar.

Miré la hora en el móvil: las 6 de la mañana.

Suspiré intentando salir de la cama sin molestar mucho al menor que estaba a mi lado. Salí de la habitación yendo hacia la cocina para comer algo. Abrí la nevera y la inspeccioné buscando algo de fruta.

- ¿Problemas con el sueño? - Chasqueé la lengua y cogí un bol con distintas frutas, me giré encarando a Chiara.

La luz del sol asomaba tímidamente por las cortinas mal corridas iluminando el lado izquierdo de mamá. En cambio, a mi, solo me iluminaba la luz de la nevera.

- No. Dormí durante el viaje y ya no tengo más sueño. - Dije con tranquilidad, cogí un tenedor y comí un par de arándanos.

- ¿Raúl sigue dormido? - Asentí masticando otro trozo de fruta.

- Tengo pensado ir a desayunar con él por ahí. Pero quiero que descanse un poco. - Ambos nos quedamos en silencio.

- Borja cariño... - Levanté la mirada, el tono de mamá se había vuelto maternal y cercano. - Sabes que la psicóloga a la que te mandé habla conmigo, ¿No?

- Ehh... ¿Sí? - Respondí tapando de nuevo el bol de frutas y guardándolo.

- ¿Cómo vas con ella? ¿La has ido viendo? - Preguntó yendo a coger algo para comer. Seguí sus movimientos con la mirada.

- Sí bueno, la voy viendo un par de veces a la semana. - Respondí volviendo a abrir la nevera y cogiendo la fruta de nuevo.

- ¿Te ha dado medicación o algo? - Negué mordiendo una fresa. - ¿Ni para el sueño ni nada? - Volví a negar.

- Dijo que no era necesario. Que mientras durmiera un poco podría ir tirando. - Me encogí de hombros. No me gustaba mentir a la gente, pero no iba a tomarme esas pastillas.

- ¿Por qué me mientes? - Preguntó apoyada en la encimera con las galletas en la mano. - No has ido a tus sesiones y no has tomado la medicación.

- No te he mentido, mamá. La psicóloga dijo eso. - Suspiré guardando el bol de nuevo.

- Borja cariño, no voy a enfadarme. Pero si quieres mejorar tienes que decirme la verdad. - Ambos nos quedamos en silencio. - Las pastillas te van a ayudar.

- Si ya sabes la verdad, ¿Para qué me preguntas nada? - Respondí rodando los ojos. Miré la hora en el reloj de la pared. - Voy a volver con Raúl. - Salí de la cocina subiendo hacia mi habitación, entré sin hacer ruido y me tumbé al lado de Raúl.

- ¿Dónde estabas? - Murmuró con la voz dormida pegándose más a mi. - Has desaparecido de repente. - Le acerqué más a mi abrazándole por la cintura y dejando un beso en su cabeza.

- Nada importante, he ido a comer algo. - Raúl asintió, empecé a darle suaves caricias para que se durmiera de nuevo. 

Raúl exhaló un suspiro y se acomodó.

A veces era como un niño pequeño.

[...]

Raúl y yo estábamos en un parque desayunando. Hacía frío, sí, pero cosas de italianos el ir con prisa siempre.

El café calentaba nuestras gargantas y lo agradecíamos eternamente, ambos comíamos en silencio viendo un punto fijo.

- Borja. - Dijo Raúl en algún momento.

- Dime pequeño. - Respondí dando un último trago al café.

- Te quiero mucho. - Sonreí, adoraba que Raúl fuera así de espontáneo.

- Y yo a ti cariño. - Murmuré levantándome para tirar las cosas de ambos a la papelera.

Nos quedamos sentados mirando a la nada, Raúl se acurrucaba en mi para intentar resguardarse del frío y yo le dejaba hacer lo que quisiera.

Esos pequeños momentos de paz que teníamos los disfrutábamos al máximo. No hacía falta hablar, solo con la compañía del otro era más que suficiente.

- Bebé. - Murmuró Raúl apoyando su cabeza en mi hombro. Hice un sonido para que siguiera hablando. - Alexandre me preguntó si queríamos ir unos dí... - Interrumpí a Raúl antes de que siguiera hablando.

- No. - Respondí sin dejarle terminar. - No quiero volver a ver a Alexandre. Seguro que es algo de una exposición de las suyas.

- ¡Pero si no sabes ni que iba a decir! - Se quejó dándome un golpe en las costillas no muy fuerte. - No menosprecies a Alexandre. Iba a decir que si queríamos ir unos días a París, que un amigo mio tiene una exposición de arte.

- Sigo manteniéndome en el no. - Respondí de nuevo de forma firme.

- Vamos... Por favor. - Pidió con un puchero. - Es un amigo mío muy importante, he de apoyarle.

- No. O sea sí tienes que apoyarle, pero no quiero ver a Alexandre. - Respondí de nuevo.

- Con que te quedes al hotel sobra. Puedo ir solo. - Ofreció encogiéndose de hombros.

- ¿Y que Alexandre intente enamorarte? No. - Chasqueé la lengua ya cansado.

- Te celas por nada. - Se levantó Raúl del banco cruzándose de brazos delante mío. 

- No son celos, solo soy precavido. - Rodé los ojos. Raúl bufó y se fue andando hacia casa. - ¡Te vas a perder! - Grité viendo como se alejaba. Raúl solamente me ignoró.

Me lo merecía.

Notas

Hola :)

Estoy triste porque este año no podré estudiar lo que quería, pero no pasa nada.

Vuelvo con capítulo al fin, de relleno pero bueno. No toda la historia podía ser entretenida.

Os tkm <3

🍒Cherry🍒 (Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora