II

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Narra Borja

Último día de clase

[...]
- Lo siento, Borja. Esto se ha acabado. - Las palabras de Raúl rebotaron en mis oídos. "...Esto se ha acabado...". Raúl se fue del banco dejándome solo. Se fue riendo con sus amigos, no se despidió. Se fue.

Cuando le perdí de vista, me levanté y fui con los chicos. Me negaba a llorar. No iba a llorar. Cuando llegué con ellos les hice una señal con la cabeza para irnos.

- ¿Cómo ha ido? - Preguntó Sam.

- Se ha... Se ha acabado. - Susurré.

Actualmente

Estaba de camino a Milán. Tenía que asistir a una boda con mi madrastra, mi padre y el gilipollas de Pablo. Por algún motivo ahora sería mi hermanastro. Bueno, el motivo era fácil: mi padre se folló a la madre de Pablo y surgió el ¿Amor? No.

Eso no era amor.

Embarqué en el avión y me senté en el lugar adjudicado. Tras una larga espera, el avión despegó y nos dirigimos a Milán. Casi dos horas de vuelo por delante, una playlist y mucho que pensar. Me puse los airpods, escogí una lista de Spotify e intenté relajarme. ¿Por qué Raúl no pensó que unas disculpas saldrían de mi? ¿De verdad tenía esa imagen sobre mi? No, no era momento de pensar en eso. Tras hora y pico llegamos. Odiaba Milán. Saqué el móvil y llamé a Sam:

- ¿Has llegado? - Preguntó el nombrado.

- Sí, desgraciadamente sí. No quiero verles la cara a esos capullos. - Dije con asco.

- Relájate. Pasara rápido. Estarás solamente un mes, ¿No? - Dijo Sam con curiosidad.

- Sí, eso creo. No me apetece ver a Pablo la verdad. - Rodé los ojos yendo hacia mi "casa". Eso no era un hogar ni nada.

- Lo entiendo, cualquier cosa llámame. Nos vemos. - Tras despedirme colgamos ambos.

Tras un rato, llegué a casa y entré soltando un vago "hola". Me dirigí a mi habitación y entré dejando la maleta por el suelo. Una muy poca deseada voz hizo acto de presencia:

- Estas en mi cuarto. Lo sabes, ¿No? - Pablo. Pablo estaba en mi cuarto.

- Creo que estás ligeramente equivocado. Esta es mi habitación. Es de mi propiedad y no te quiero aquí. - Le hice una señal para que se fuera.

- El que se equivoca eres tú. Tu padre me ha dado esta habitación. - Dijo con orgullo. - Tus cosas están en cajas, no sé si seguirán o las habrá tirado alguien. - Rió. Salí de la habitación y fui a hablar con mi padre.

- Quiero a Pablo fuera de mi habitación. - Exigí cuando llegué a su despacho.

- Tu habitación es otra. Es un poco más pequeña pero no vives con nosotros. - Respondió firmando unos papeles.

- Y Pablo tampoco vive con vosotros. - Estaba enfadándome.

- Pasa más tiempo que tú. Tus cosas se han guardado en cajas. Todas las fotos las he tirado. - Respondió sin mirarme a la cara.

- ¿Todas? - Repetí sin creerme las palabras que había escuchado.

- Están en una caja, a lo mejor Chiara la ha tirado. Ahora, Borja, deja de comp... - Interrumpí su discurso enfadado. ¿Cómo se atrevía a tirar mis cosas?

- Esas fotos tenían un gran valor sentimental. ¡Eran fotos con mamá y con Raúl! - Alcé mi voz. - ¡ERAN FOTOS ÚNICAS Y SIN COPIA HIJO DE PUTA! - Salí de su despacho enfadado. Rezaba para que las fotos aún estuvieran en casa.

Hace unos meses

- ¿Y si nos sacamos una foto? - Preguntó Raúl yendo hacia uno de los bancos del jardín botánico.

- Me parece bien. - Raúl sonrió satisfecho y me abrazó. - Te quiero, homey. - Le dije en voz baja. Raúl se sonrojó y ocultó su rostro en mi cuello. Aproveché para sacar la foto con la cámara.

- ¡Oye! - Dijo Raúl contra mi cuello. - Eso no vale. - Hizo un pequeño puchero.

- Cuando sales desprevenido sales mejor. Que lo sepas. - Reí y nos sentamos ambos en el banco. Esos pequeños momentos junto a él quedaban grabados en mi memoria. Eran recuerdos creados para ser imborrables. Y esa tarde fue la primera en decirle "Te quiero" al pequeño ángel que me acompañaba.

Actualmente

- ¡Chiara! - Llamé a la pareja de mi padre por toda la casa hasta que di con ella. Me acerqué enfadado.

- Dime, Borja. - Me miró. Tenía un acento italiano muy marcado y, cuando hablaba español se le notaba.

- ¿Has tirado la caja de fotos? - Pregunté inquieto. Deseaba que no fuera así.

- Pablo me dijo que era basura. - Suspiré. - Lo lamento, Borja. No sabía que era importante para ti. - Acarició mi brazo de forma maternal. ¿Cómo una persona como ella podía tener un hijo tan asqueroso? Misterios de la vida.

Notas

Os dejo el segundo capítulo. Necesitaba aclarar el después de Borja tras la conversación con Raúl jaj.
Por otro lado, voy a intentar subir un capítulo por semana alternándome con Promises (si subo Cherry no habrá Promises y viceversa). La actualización de Promises puede tardar.

Y nada, este capítulo creo que sirve para "adentrarse" en el contraste emocional entre Borja y Raúl. No sé, me parece curioso.

¡Nos vemos próximamente!

🍒Cherry🍒 (Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora