XLIII

290 51 152
                                    

Narra Borja (importante leer nota del final)

Finalmente había logrado hacer entender las cosas a Raúl.

Había costado, pero no había dormido solo.

Realmente no había dormido. Como de costumbre.

Salí de la cama apartando a Raúl suavemente y me dirigí al armario para ponerme la ropa de deporte y salir a despejarme un rato para pensar. Pensar mucho.

Me puse la camiseta de manga corta y me giré hacia Raúl. Dormía profundamente abrazado a mi almohada, así que decidí no molestarle. Le enviaría un mensaje y cuando se levantara lo leería.

Eran solo las siete y diez de la mañana, aún había mucha oscuridad pero eso no evitó que saliera.

Recogí las llaves y lo necesario y salí de casa cerrando despacio, bajé hasta la puerta y salí a la calle.

Una fría brisa invernal apareció para provocarme un escalofrío. ¿Debería volver para recojer una sudadera? Probablemente sí, pero pasar frío tampoco era algo malo.

Empece a andar sin rumbo fijo, aunque siempre que hacía eso terminaba yendo a visitar a Bibi.

Tras unos pasos, empecé a correr. No iba ni muy rápido ni muy lento, solo llevaba un ritmo más o menos intenso.

Seguí corriendo por las frías calles, viendo como lentamente el cielo se aclaraba y los comercios empezaban a abrir. Cada cierto tiempo, me estremecía por el aire.

Típicos inviernos de Milán.

Como pensaba, me dirigía al cementerio a conversar con Bibi.

Bianca debería haber conocido a Raúl.

Llegué al cementerio y entré dirigiéndome hacia donde estaba mi amiga enterrada.

Llegué a su tumba, me senté delante de ella y esperé, como siempre, una señal para empezar a hablar.

A veces desahogarse en solitario era la mejor opción.

Exhalé un suspiro y revisé el móvil por si Raúl se había despertado ya, pero seguía dormido.

- No quiero empezar una relación con Raúl. - Dije tras un silencio. El viento movió la hierba de delante mío. ¿Era una señal para seguir hablando? - Y no porque no esté cómodo. Estoy genial con él, le quiero mucho pero no me veo capaz. - Suspiré de nuevo.

Como necesitaba a Bibi.

- No soy capaz de tomarme unas pastillas de mierda porque soy débil y tengo miedo de tener una adicción. No quiero pasar por esas mierdas de nuevo. - Me acomodé como pude en el suelo y saqué el mechero. - Y sé que será bueno para mi y esas cosas, pero no soy capaz de hacerlo. Ni soy capaz de dejarle las cosas claras a Raúl ni de no ocultarle cosas. Es todo muy confuso. - Miré hacia el cielo viendo el amanecer.

Saqué un cigarrillo y lo encendí, no soportaba estas situaciones.

- Estoy convencido que desde donde estés te estarás riendo de mi y de lo inseguro y estúpido que soy. "Arriésgate Borja, lo tienes todo" - Dije agudizando la voz y haciendo comillas imaginarias tratando de imitarla. - Estoy seguro de que es lo que estás diciendo.

Solté el humo del tabaco con suavidad, ¿Debía seguir? Sí. Bibi merecía saberlo todo.

- Y aún yo decirte las cosas, tú seguirías con tu optimismo. Me dirías que me apuntara a algún deporte de ricos, que hiciera citas de película con Raúl y que me tomara esas asquerosas películas. Y luego me arrastrarías hasta tu heladería favorita para comprarte helado y hablar sobre cosas que realmente te ilusionaban. - Miré hacia el cielo que ya empezaba a tener tonos anaranjados. El frío no desaparecía, pero no le daba importancia. No ahora. - Y luego organizarías una cena con Raúl para conocerle, le contarías las mil cosas que sabías de mi y luego le ofrecerías aprender italiano. Raúl me miraría dubitativo pero aceptaría. Porque vamos, ¿Quién puede resistirse a Bianca? - Me terminé el cigarro y solté una sarcástica risa mezclada con mis lágrimas. - Y luego, le llevarías a mil sitios. Le harías ser más seguro de si mismo, tal y como hiciste conmigo, y le animarías a irse a París a ser pianista profesional. - Hice una pequeña pausa.

Las inseguridades con Alexandre volvían, bueno, nunca habían desaparecido.

Noté como alguien se acercaba, pero no le di importancia. Cuando esa persona estaba lo suficientemente cerca, pude saber que era Raúl y, este, puso una manta por encima mio.

- Gracias. - Dije sin girarme a verle.

- ¿Bianca? - Preguntó sentándose en mis piernas para luego abrazarle con la manta y mantenerlo pegado a mi.

- Desde que tengo uso de razón he pasado tiempo en Italia. Bianca fue de las pocas amigas que tuve aquí. Se suicidó hace cinco años. - Dije observando la lápida. - Le estaba hablando sobre ti y los planes que hubiera hecho.

- ¿Cuales hubieran sido? - Preguntó Raúl. Sabía que no estaba obligado a responder.

Pero quería hacerlo.

- Probab... - Mi voz se cortó por las lágrimas. - Probablemente hubierais ido a por un helado. A ella le... Gustaban mucho. Hubierais dado vueltas por la ciudad mientras ella te preguntaba cosas sobre ti, tus sueños y ambiciones. Y seguro que te hubiera animado a cumplirlos. Siempre quería ver feliz a la gente. - Raúl asintió. - Seguramente luego planearía una cena para los tres, para que confiaras y la vieras como lo que era: la mejor amiga del mundo. - Terminé el pequeño relato con más lágrimas cayendo por mi mejilla.

- Parecía ser buena persona. - Dijo el pelinegro acariciando mi mano.

- Lo era. Era la mejor del mundo. - Susurré sin apartar la mirada de la tumba.

Notas

A pesar de que Borja como personaje se niegue a tomar la medicación, por favor vosotrxs no lo hagáis. Cumplid siempre lo que el profesional haya recomendado y, cualquier cosa que tengáis comentadla con el profesional adecuado.

Cap cortito, lunes empiezo a trabajar🥰

🍒Cherry🍒 (Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora